𝙲𝚘𝚗𝚎𝚓𝚘 𝚢 𝚎𝚕 𝚕𝚘𝚋𝚘

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Inuyasha y Bankotsu seguían discutiendo, incluso olvidaron que yo seguía sentada bajo el sol.

-Se olvidaron de ti. —Jakotsu miro sus uñas. —Mejor vete.

Me levante con una pequeña sonrisa y corrí adentro de la escuela, al menos para ir por mis cosas e irme de aquí. Camine cantando a mi aula, tratando de olvidarme lo que sucedió hace unos momentos y recordarme que no debo involucrarme más Inuyasha y sus enemigos.

Entre al salón, agarre mi mochila y salí de allí. Tan sólo un poco más y podría dormir en mi cama.

-¡Disculpa!—Una voz me detuvo de mi caminata. Mire sobre mi hombro, un chico de piel morena y ojos azules me llamaba. — ¡Espere!

Me detuvo y me gire, prestándole total atención al desconocido. Nunca lo había visto en la escuela.

-¿Puedo ayudarte?—Sonreí.

-¿Ah?—Sus mejillas se tiñeron de un leve rosa. —Y-Yo...Busco la oficina del director.

-¡Claro!—Acomode mi mochila en mis hombros. —Puedo llevarte si quieres.

El chico asintió varias veces con la cabeza, se colocó a mi lado y espero que yo comenzara a caminar. Volví a sonreír, le dije que me siguiera y comenzamos a dirigirnos a la oficina del director. Por el trayecto de nuestro destino, hablamos un poco y supe su nombre: Koga Konno.

Le gusta el baloncesto, comer fideos en los días soleados y cocina muy bien—o eso dice—Pero lo más importante, es un nuevo estudiante de nuestra escuela.

-Genial, espero que no me olvides y comer alguna vez juntos. —Nos detuvimos unos centímetros de la puerta de la dirección. —Me encantaría hablar contigo de nuevo.

-Por supuesto. —Sonrió. —Mañana nos vemos.

-Sí.

-¡¿Qué?!

Los dos dimos un pequeño salto y volteamos a nuestra derecha. Inuyasha se encontraba a unos metros de nosotros, se notaba todo el sudor en su camisa y frente.

-¡¿Qué haces junto a nuestra conejita, lobo?!

-¿Lobo?—Preguntamos en unísono.

-Ajá. —Inuyasha le restó importancia. —Aléjate.

-¡Taisho!—El director salió de su oficina y a punto a Inuyasha. — ¡No molestes y vete!

-¡Director, me están tratando de robar un conejo!

Sentí mis mejillas arder. Me despedí de Koga y camine rápido lejos de la escena que estaba montando el cara de perro. Mi nuevo amigo pensara que me junto con los raros.

Escuche los llamados de Inuyasha, pero los ignore y corrí a la salida.

Maldito pepino.

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