La escuela es tu segunda casa. lo sabes, tu mamá lo sabe y el mundo entero lo sabe. Sin embargo, también es tu campo de guerra y donde sufres la mayoria de tus cicatrices...¡No es tan malo! Siempre tendras la opción de quedarte en una esquina y obse...
Le dije cosas tan hirientes que me hicieron odiarme, de verme y darme asco por la persona que me convertí en segundos, se supone que yo nunca sería un chico celoso y posesivo pero en cuanto la vi con Naraku todo se fue a la basura. La trate horrible, incluso en mi mente la acusaba de serme infiel con él, cuando solamente estaba hablando y se encontraba preocupada porque no entendía mi comportamiento.
Miroku trato de solucionar el problema pero Sango no se lo permitió y por ello terminaron peleados, lo cual mi amigo se sintió triste y trataba de no pensar en la chica que le ha gustado por mucho tiempo. Me siento culpable, más cuando me comento que hace poco comenzaron a tener citas.
Guarde mi celular en el bolsillo trasero de mi pantalón y camine por los pasillos de la escuela, ya se había esparcido el rumor de mi separación haciendo que ojos curiosos trataran de obtener una respuesta por parte mía, aunque trataba de que eso no ocurriera. Debo mantener mis expresiones neutrales, es lo menos que le debo a Kagome.
-¡Kagome, ven acá!—Escuche el grito de Sango, estaba corriendo con una toalla en sus manos, atrás de ella se encontraba Koga con una gran sonrisa. —Lo digo en serio, debes secarte.
-¡No, vete conejo!
Higurashi dio un pequeño vistazo a su mejor amiga y negó con la cabeza con una pequeña sonrisa, su pequeño cuerpo lucia increíble con las ropas mojadas, su cabello brillaba con las gotas de agua y sus mejillas rosadas le daban un aspecto inocente. Los tres corrían contentos, como si todo lo malo estuviera lejos de ellos y solo vivian el ahora. Y me alegro, no soportaba saber que mi lindo conejo lloraba cuando nadie la ve, que poco a poco comenzaba a romperse y yo me encontraba lejos. Kagome dio la vuelta en la esquina de un salón, Sango negó divertida y corrió más rápido, mientras que el moreno se detuvo y trato de normalizar su respiración.
-¿Tan fácil lo olvido?—Unas chicas que pasaban comenzaron a hablar. —Vaya, seguro tiene a otro. Es una zorra.
-Solo se hace la inocente pero es una completa perra, ¿verdad?
Las dos rieron y caminaron hacia un salón para entrar, no pude reclamarles, haciendo que me sintiera peor.
-¿Qué sucede conmigo?—Suspire con cansancio. Camine a la salida al patio y una vez que me encontraba rodeado de los árboles, me acerque a uno para sentarme. Nadie vendría, todos estaban en sus clases.
Soy tan patético, le digo a Kagome que no llore y comience a superar lo de nosotros, que no se rompa más y confíe en sus amigos pero... Yo me siento tan mierda, duele abrir los ojos y recordar las palabras que le dije aquel día, pensar en el engaño de Kikyo y compararla con mi bonita conejita para luego sentirme peor y solo desear que me abracen.
¿Cuánto tiempo podre pretender?
¿Por cuánto tiempo no correré a sus brazos y besare sus labios despacio?
No lo sé, sin embargo deseo que pronto todo acabe.
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