𝙽𝚊𝚛𝚊𝚔𝚞 𝚟𝚞𝚎𝚕𝚟𝚎

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Bankotsu bostezo y me miro con su expresión aburrida, sus brazos se cruzaron a la altura de su pecho, haciendo que se viera más intimidante. Me hice bolita en mi esquina, mientras que Sango y Sesshomaru explicaban el plan que íbamos a seguir en el resto de la semana.

Bankotsu se inclinó un poco hacia adelante y miro serio a los explicaban todo el proceso.

-¿Están mal de la cabeza?—Negó con la cabeza. —No quiero morir hoy, gracias.

Sango se cruzó de brazos. —Nada te parece bien.

-Ah. —El chico se levantó y camino de un lado a otro mientras que explicaba. —No pienso besar a la chica que le gusta a Inuyasha Taisho, estoy feliz respirando.

-Ajá. —La castaña sonrió. —Pensé que eras más fuerte que él, que decepción.

Sesshomaru asentó con la cabeza, Koga y yo nos miramos con miedo. Bankotsu rodo los ojos.

-¿Por qué no lo hace Sesshomaru?—Apunto al nombrado, haciendo que diera un pequeño salto en su lugar. —Inuyasha se pondría más celoso.

El hermano de Taisho se quedó viendo al chico, quien no se intimido por ello y solo alzo los hombros. Los dos tenían esa pelea de miradas intimidantes y aunque trataba de no correr lejos, preferí llamar la atención de los dos y decirles que el plan sí es complicado, pues yo tampoco quería los labios de Bankotsu o Sesshomaru sobre los míos. No, en definitiva eso me formaría un trauma.

-Coneja tiene razón. —Bankotsu suspiro. —Es un plan que debe tener su aprobación.

-Lo siento. —Sango me sonrió. —Debí pedirte tu opinión desde el principio, entonces ¿Sesshomaru o Bankotsu?

Los dos se miraron, ninguno quería ser el objetivo del gran jefe de los perros. El peli plateado desvió la mirada y tosió, haciendo que Bankotsu negara de inmediato.

-¡Sesshomaru es mejor!—Señalo al mayor. —Es mejor una pelea de hermanos a una mascare conmigo.

-¿Disculpa?—Movió las manos en negación. —Inuyasha me odia, me matara en cuanto tenga la oportunidad.

-¡Yo fui quien le dijo a coneja que fuera con Naraku! Es obvio saber quién está en peligro.

Deje de escuchar cuando Taisho le dio un golpe en la mejilla a Bankotsu y empezaron a pelearse. Sango rodo los ojos, guardo el pizarrón donde explicaron el plan y nos jalo a Koga y a mí fuera de la casa del moreno, porque esto se iba a poner feo y ella no quería estar cerca. Lo último que escuchamos fue el grito de guerra de los chicos y un jarrón roto.

Mi mejor amiga suspiro, ya afuera de la casa sonrió diciendo que tenía un plan que no incluía a esos babosos. Koga trago saliva nervioso.

...

Al día siguiente, Koga vino a mi casa para irnos juntos a la escuela, reemplazando a Sango pues ella estaba muy ocupada con algo y lo mando para que no me sintiera sola. Le agradecí, el chico vive un poco más lejos de nosotras y sé que tardo al menos hora en llegar a mi casa.

Caminamos hablando de las clases y los exámenes que se acercaban poco a poco, acordando que haríamos un grupo de estudio. Koga sonrió, los dos compartimos un auricular en cada oreja y cuando empezó una canción que nos gusta a los dos, empezamos a bailar, muy cerca, para que no se jalara el aparato, riendo por los movimientos ridículos pero disfrutando el momento. Agarre la mano de mi amigo, entrelace nuestros dedos, para que pudiéramos hacer un paso pero el moreno se quedó muy quieto en su lugar y puedo jurar que empezó a temblar, veía un punto en específico. Fruncí el ceño y mire hacia esa dirección, encontrándome a Inuyasha observándonos, sus manos se encontraba hechas puño.

Quise apartar la mano del chico, pero entonces pensé ¿por qué? No estoy haciendo nada malo, Inuyasha quiso alejarme y romper nuestra relación, entonces no tengo nada que ocultar. Levante mi mano libre y lo salude, el peli plateado bufo y dio la media vuelta para regresar por donde vino.

-Pensé que estaba muerto. —Murmuro Koga.

Levante los hombros y seguí bailando.

Ah, conejo.

Al llegar a la escuela, Koga se despidió y se dirigió a su salón de prisa. Pobre chico, aun tenia el temor de encontrarse con el líder de la banda de los perros.

También me dirigí a mi salón, topándome con miradas muy feas e incomodas, trate de ignorarlas, camine más de prisa y en cuanto visualice el aula, literal corrí para entrar pero me arrepentí al segundo de pisar dentro.

-Oh, Kagome. —Bankotsu sonrió. —Mira, mira. —Señalo el ramo de rosas, he traído esto.

Me di una palmada en la frente.

Sango apareció también con una caja de chocolates, los dos tenían una sonrisa malvada en sus labios. Di unos pasos hacia atrás, no quería ser parte de su plan feo.

-Kagome~

-¿Cariño?—Bankotsu avanzo unos pasos más cerca. —No te preocupes, solo vine a dejarte esto, ya me voy.

Mis compañeros empezaron a susurrar entre ellos, cerré los ojos con miedo. Claro que quiero volver con Inuyasha, pero esto se está poniendo muy ridículo y el peli plateado no tiene la intención de actuar aunque su enemigo este coqueteándome, ¿acaso ya no le gusto?

Narrado por Inuyasha.

Miroku me detuvo, negó con la cabeza y agarro mi brazo para alejarme del salón de Kagome. Quería golpear a Bankotsu y Koga, quería dejarles claro que ella no está disponible y que dejen de tratar de conquistarla pero... Soy un cobarde que se queda viendo lo que está sucediendo sin actuar.

¿Sigo mereciendo el amor de Kagome?

Kagome.

Tome el ramo con una pequeña sonrisa, no quería ser maleducada rechazando el gesto del moreno, que aunque se muera del miedo, sigue ayudando.

-Gracias...

Mis ojos se enfocaron en el chico de la puerta, mis manos temblaron y el nudo en la garganta se formo. Bankotsu reacciono a los segundos y se posiciono delante de mí, mientras que Sango camino hasta Naraku, quien solo sonría.

-¿Qué haces aquí?—Exigió saber mi mejor amiga.

-Vine a hablar con Higurashi, por supuesto. —Contestó.

Este plan se acaba de arruinar. 

promise of the windDonde viven las historias. Descúbrelo ahora