-¡Conejita!—Koga alzo sus manos y me saludo con entusiasmo. Sango venía detrás de él y también sonreía.
Todo podría ser bonito...Sino fuera porque Inuyasha estaba a punto de matar a alguien. Desde aquí veo la vena de su frente.
-¿Conejita? —Volteo a verme. — ¿Te dijo conejita? ¡Ese baboso no te puede llamar así!
Koga dio unos pasos hacia atrás al escucharlo, tal vez estaba preparándose para correr por su vida. Sonreí y le reste importancia al berrinche de Taisho.
-Bueno. —Deje mi jugo en la mesa de la cafetería. — ¿Qué sucede?
Inuyasha aparto su mirada del moreno, me observó como si estuviera loca.
-¿En serio?—Alzo las manos al cielo. —Estoy indignado.
Quise calmarlo, pero Kikyo llego y comenzó a hablar con Inuyasha, el cual, sólo la apartaba y seguía esperando mi respuesta. Me aleje de ellos y camine hacia Koga y Sango, quienes comenzaron a comer.
-Hola~—Me senté en medio de ellos y recargue mi cabeza en la mesa.
-¿Quieres una paleta?—Sango acaricio mi cabello. —Es de fresa.
-Claro. —Abrí mi boca y mire a Sango.
La castaña negó con la cabeza divertida, le quito el plástico a la paleta y la dirigió a mi boca, la recibí feliz, moviendo mis pies de un lado a otro. Koga empezó a reír por nuestra acción.
-¡Que no, carajo!—El grito de Inuyasha me hizo levantarme rápido, voltee a su dirección. Se encontraba caminando lejos de Kikyo.
El chico agarro mi mano e hizo que me levantara por completo del asiento, Sango trato de impedir su paso, pero sólo basto un empujón para que me sacara de la cafetería y me condujera hasta el patio.
No voy a mentir, su expresión me causa miedo y mis pensamientos empezaron a generarse en mi mente. No sabía que pasaría.
-I-Inuyasha. —Trate de apartar su agarre, me estaba empezando a doler. — M-Me... Duele.
Y como si quemara, alejo su mano de la mía y dio unos pasos hacia atrás, sus ojos representaban el temor puro.
-Lo siento...Lo siento.
-Está bien. —Sonreí. —Supongo que sólo querías salir de allá.
-Yo...No sé. —suspiro. — Kikyo empezó a hablar sobre nuestra relación pasada y que deberíamos intentarlo de nuevo.
Mi corazón se aceleró.
-Pero lo único que podía pensar era en ti y en Koga. —Rió. — En como él te decía conejita y tú sonreías, mientras que conmigo siempre muestras una mueca incomoda.
Ah. Pensé que no lo notaba.
-Y puta madre, me duele.
-¡Santa papaya!—Grite y alce las manos. — Di eso en vez de groserías.
Inuyasha alzo sus cejas. — ¿Por qué eres tan rara?
-Rara tu abuela. —Baje mis manos u voltee a otro lado. —Sólo no me gusta esas palabras.
-Bien, entonces no las diré. Lo prometo.
Sonreí, lo mire de nuevo y levante mi mano derecha. —¿Promesa?
Mi meñique fue el único levantado, Inuyasha alzo también el suyo y los entrelazo.
-Promesa, conejita.
Por primera vez, sonreí por su apodo y sentí mis mejillas calentarse.
Entonces, Inuyasha separo nuestros meñiques y tomo mis mejillas con sus manos.
-Tan bonita. —Sonrió.
-¿Eh?
Se agachó a mi altura y junto nuestros labios. Tan suave y delicado. Tan cortó como un aleteo de una mariposa.
Pero, tan cálido como un abrazo en días de invierno.
ESTÁS LEYENDO
promise of the wind
Fiksi PenggemarLa escuela es tu segunda casa. lo sabes, tu mamá lo sabe y el mundo entero lo sabe. Sin embargo, también es tu campo de guerra y donde sufres la mayoria de tus cicatrices...¡No es tan malo! Siempre tendras la opción de quedarte en una esquina y obse...