─¿Y acaso los maestros nunca mencionan su nombre? ─cuestioné una vez terminada la clase, caminando hacia nuestros casilleros, al lado de Alice. Aún no podía creerme que sólo lo conocieran como “Silencio”, era algo poco creíble, pero al parecer así era. Alice rodó los ojos en diversión.
─Cristo, de haber sabido que serías tan preguntona ni me hubiera dignado a hablarte ─bromeó soltando una risa aniñada. Ouch, ¿tan “grano en el culo” era? Pese a que Alice parecía estar bromeando, sentí como si algo en mí se estrellara. Como un vaso al hacerse añicos contra el piso. “Basta, Ellie. Deja de tomarte las cosas tan a pecho.” me regañé mentalmente y continué con mis preguntas.
─¿Y por qué tengo que alejarme de él? ─le preguntó como quien no quiere la cosa, y a ella parece recorrerle un escalofrío por toda la piel.
Hace una mueca y se acerca a mí susurrándome cerca del oído ─: La gente habla cosas… Tú sabes… Cosas malas.
─¿Qué es lo que dicen? ─curiosidad floreciendo cada vez más potente en mí. Aquí hay algo raro. Ella toma un mechón de su cabello y comienza a morderlo, cosa que me hace pensar que está nerviosa. Tal vez así sea.
─Cosas malas, Ellie. Deja ya de preguntar ─me bufa, parece molesta, pero en seguida recobra su semblante y me da una sonrisa amable ─. ¿Cuál es tu siguiente clase?
Observó mi horario. ─Historia ─le digo haciendo una mueca. Jodida materia, siempre la he odiado. Ella me mira con compasión, y me hace pensar que la maestra es tan maldita como la de Minnesota.
─Me toca Física. ¿Desayunas conmigo más tarde? ─me pregunta con una sonrisa, y se la devuelvo porque de verdad quiero sonreírle.
─Seguro.
Ella me toma del brazo y me guía al salón que supongo será el de Historia, y me deja en la puerta. Antes de entrar, mira detrás de mí y se acerca a mi oreja.
─Silencio te mira. Ten cuidado. ─y se aleja corriendo con sus diminutas piernas hacia su siguiente clase. Inclino mi cabeza hacia un costado, y por el rabillo del ojo logro verlo. Él me sonríe, y siento la necesidad de devolverle la sonrisa; vacilante pero tranquila, sonrío en su dirección y me interno al aula.
Me senté a la mitad del salón, con la intención de prestar más atención a la materia en la que siempre reprobaba. Pero en ningún momento pude quitarme esa sensación de encima… De alguien observando mi espalda. Y era él, de eso estaba segura.
─*─
En cuanto había sonado el timbre de salida, yo ya estaba algo incomodada por la mirada intensa de aquel chico rizado. Claro, hay veces en las que una chica se siente incluso ofendida cuando un chico “feo” (por muy seco que suene el término, así pasa) la mira, pero cuando es un chico guapo… Bueno, es distinto. Pero tener su mirada verdosa todo el día sobre tu espalda, sería algo incómodo para cualquiera.
Alice se había despedido de mí en cuanto un auto deportivo rojo se había estacionado frente la escuela: el auto de su hermana. Observé la masa de alumnos despedirse con besos sonoros y algunos chicos dándose el típico saludo de hombres.
Entonces sentí la ausencia de mi gorrito y me tomé la cabeza intentando impedir que mis cabellos volaran con el viento. Me giré buscando quién me habría quitado mi gorrito, y ahí estaba. Él.
─Eh, ¿hola? ─balbuceé, no muy segura de cómo reaccionar. En todo el día me había estado observando como si fuese Jesús viniendo a la Tierra o algo así, ¿y ahora se acercaba a mí? Extraño…
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Silencio.
RandomNadie sabe su nombre, nadie lo ve venir, camina como la muerte y lo hacen llamar "Silencio". La nueva en la ciudad, la única al que él parece notar. Ella, quien no sabe si hundirse o nadar, ¿se atreverá a adentrarse en los oscuros mares del amar?