El auto daba brincos y frenaba cada dos por tres, lanzándome hacia adelante y haciéndome rebotar en el asiento. Me golpeé un buen par de veces la cabeza que no me dejaba de palpitar, y aunque me sentía agotada como si hubiese corrido un maratón y mis músculos se sintieran tensos, continué manejando.
Era la peor conductora de toda la vida.
Intentaba ubicarme en mi memoria, en el momento en que Harry me llevó a aquel lugar que sin duda podría ser mi lugar favorito del mundo. También intentaba concentrarme en lo que iba a hacer ahí. Tenía que tener la mente clara y tranquila para saber exactamente qué diría y dejar de meter la pata cada maldito segundo.
Miraba a todas partes intentando ubicarme pero solo encontraba árboles, árboles, árboles... ¡Oh! ¿Qué es eso de ahí? ÁRBOLES.
Comenzaba a desesperarme y finalmente divisé algo a lo lejos que llamó mi atención. Parecían... Flores. ¡Flores!
Detuve el coche orillándome bajo la sombra de un árbol. Por no decir que casi me estrello contra la jodida planta.
Con la respiración entre cortada debido al susto de saberme casi muerta (por segunda vez en menos de una semana), bajé del auto cerrando la puerta de un portazo. Qué bueno que Matt no veía como estaba tratando a su bebé o la vida de mis tetas correría peligro.
¡Concéntrate, Ellie!
Caminé un par de pasos y traté de buscar con la vista las flores que había visto segundos antes. Me adentré en el bosque, pasando por unos árboles y moviendo algunas ramas. No recordaba que fuese así el lugar. Diablos, si me perdía tendría que tener la peor jodida suerte de cualquier ser humano en la faz de la tierra.
Inhala, exhala. También me dolía un poco respirar. Jodida vida, ¿por qué hasta ahorita me empieza a doler todo? Me hubieran dejado anestesia permanente en el hospital.
¡Concéntrate!
Apartando unas cuantas ramas más quedó a mi vista un hermoso lago, claro y que reflejaba la luz del sol.
Me quedé ahí contemplando aquel lago, y me pregunté cómo es que el mundo esconde tantos lugares preciosos en lugares tan completamente remotos.
Avancé y al estar a orillas del lago, miré mi reflejo en el agua. ¿Quién era esa persona?
Mi reflejo se veía borroso, pero sentía que no era lo único borroso en mí. Como si la persona que estuviera viendo se estuviera desvaneciendo, como si ya no fuera más yo.
Suspiré ante mis aires filosóficos y decidí sentarme en una roca enorme que sobresalía y que tenía el espacio suficiente para mi trasero y para el de otra persona. Aunque no veía la necesidad de alguien más debido a que... Bueno, pues estaba en medio de la nada. Absolutamente sola.
─¿Qué diablos ocurre con este mundo? ─susurré a media voz mirando hacia el cielo. ¿Por qué precisamente llegaba el sol después de tantos días de mierda? Y no exactamente "días de mierda" porque el clima estuviera horrible, sino por los acontecimientos obvios recientes. Estúpido sol.
─El mundo sigue siendo el mismo, la única que ha cambiado eres tú.Me giré en redondo ante el sonido de aquella voz y casi me caigo de la roca a no ser porque sus níveas manos tomaron mi cintura evitando mi caída. Respiré profundo un par de veces, y fijé mi vista en sus manos en mi cintura, para después fijarla en sus ojos esmeraldas. Nos quedamos mirándonos por un rato, su mirada parecía algo perdida, dolida casi, pero aún había una chispa. Eso era lo que necesitaba.
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Silencio.
RandomNadie sabe su nombre, nadie lo ve venir, camina como la muerte y lo hacen llamar "Silencio". La nueva en la ciudad, la única al que él parece notar. Ella, quien no sabe si hundirse o nadar, ¿se atreverá a adentrarse en los oscuros mares del amar?