Apenas podía pensar, pero lo primero que hice al terminar la llamada fue correr hacia el sofá donde dormía Harry y despertarlo a sacudidas. Le espeté que se pusiera algo de ropa, al tiempo que yo volvía a la habitación y me ponía frenéticamente unos pantalones. Fui al baño y me empapé la cara con agua helada para espabilarme. Me tomé dos segundos en regresar y colocarme una chaqueta para el frío y un gorro de lana tejido. Cuando regresé a la sala, Harry ya estaba vestido y me miraba con ojos inyectados en sangre, su cabello alborotado, pero al verme fue como si le hubiesen dado una bofetada porque espabiló inmediatamente.
-¿Qué ocurre? ¿Sismo? –preguntó rodeando el sofá, mientras yo tomaba su chaqueta tirada al lado de éste y se la tiraba a la cara. Él la tomó al vuelo.
-Auto. Escuela. Joe en problemas. ¿Debo decir más? –dije medio histérica al tiempo que pasaba de él y me dirigía a la puerta. No lo esperé, pero sabía que venía detrás de mí, el sonido de las llaves al rebotar delatándolo.
-¿Quién demonios es Joe? –preguntó con un dejo de celos y casi me dieron ganas de rodar los ojos y gritarle que no estaba para escenitas. Pero me contuve, porque necesitaba estar tranquila. Lo miré al tiempo que él desactivaba la alarma del coche y yo abría la puerta del copiloto.-El conserje de la escuela, es mi amigo y está en problemas. Debemos ayudarlo.
Entré al auto y Harry repitió mi acción, y como en modo automático, encendió el auto y arrancó rumbo a la escuela.
Estaba nerviosa, inquieta, ¡aterrada! Y no sabía qué hacer para controlarme, así que empecé a morderme las uñas frenéticamente. Maldita sea, ya había dejado ese hábito y otra vez volvía a mí.
Harry tomó mi hombro y salté bruscamente porque estaba tan alterada que incluso había olvidado que él seguía aquí en el auto.
-Ellie, ¿qué demonios ocurrió? –exigió él con los ojos fijos en la carretera. Yo intenté respirar adecuadamente y, a la fuerza, quité mis uñas de mi boca para responderle con claridad.
-He recibido una llamada de Alice hace cinco minutos –respondí, mirando a un punto a lo lejos, en el infinito. Las palabras me salieron como si estuviese en modo automático. – Ha dicho que tienen a Joe, está en la escuela, y X está detrás de eso.Apreté los puños al tiempo que el rostro del bastardo de X se me venía a la cabeza. Los nudillos se me pusieron blancos. Bruscamente me fui hacia adelante al momento en que Harry frenó de súbito. Mi primera reacción fue enloquecer.
-¿¡QUÉ DEMONIOS FUE ESO?! ¿INTENTO DE HOMICIDIO? –grité a todo pulmón, respirando agitadamente y mirándolo con el ceño fruncido. Él tenía igualmente el ceño fruncido, pero en lugar de enojado, enloquecido, furioso y desesperado (como yo), parecía más bien confundido. Se relamió los labios antes de mirarme y preguntar en un susurro.
-¿Cómo es que Alice sabe de X?Eso me frenó en seco.
Harry tenía razón. ¿Cómo era que Alice sabía de X?
Parpadeé un par de veces, intentando despejar mi mente.
-No-no lo sé. –respondí ahora también confundida. Me dejé caer en el asiento y miré al frente, a la noche nevada. La carretera desolada. Daba un poco de miedo, pero no me preocupaba que ahora viniese un lobo y nos atacara. Me preocupaba Joe y el hecho de que Alice no encajara en la ecuación.
-¿Y cómo es que ella sabe que tienen a tu amigo, y precisamente en el instituto? –volvió a cuestionar él, interrumpiendo mis pensamientos, y yo me volví a quedar en blanco.
-No-no lo sé, Harry. No tengo idea.Nada tenía sentido, yo no entendía nada. Pero de algo si estaba completamente segura.
-Pero, Harry, si tienen a Joe, tenemos que ayudarlo. Es mi amigo, por favor, no quiero que le hagan nada. –rogué con los ojos llorosos. Maldita sea, era una llorona, ¿pero qué demonios haría alguien en mi situación sino entrar en pánico? Harry me echó una mirada, a mis ojos a punto de brotar lágrimas y seguidamente recargó su cabeza sobre el volante, suspirando.
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Silencio.
RandomNadie sabe su nombre, nadie lo ve venir, camina como la muerte y lo hacen llamar "Silencio". La nueva en la ciudad, la única al que él parece notar. Ella, quien no sabe si hundirse o nadar, ¿se atreverá a adentrarse en los oscuros mares del amar?