Capítulo 8.

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*Una semana después*

¿Dónde estará?, ¿por qué no ha venido?, ¿por qué todos parecen seguir con la normalidad y yo siento que soy la única que nota que no está?

¿Cómo me pide primeramente que sea su amiga si nunca viene?, ¿cómo se supone que me comunique con él?, ¿hacerme estas preguntas significa que en verdad quiero ser su amiga, que estoy preocupada por él, o que…?

Sacudí mi cabeza, volviendo a la clase del profesor Sheldon. Por andar perdida en mis pensamientos reprobaba matemática en el instituto anterior. No me extraña que me pase lo mismo acá.

Por fin se escuchó la tan deseada campana y todos los alumnos se dirigieron a la cafetería, corriendo, vitoreando, hablando sobre los planes de fin de semana. ¿Yo qué haría el fin de semana? Ah sí, leer y soportar a mi hermano. ¿Por qué coño no ha regresado a la universidad?

Me detuve abruptamente al sentir un cuerpo chocar contra el mío, o tal vez al revés. Y me encontré con unos ojos verde─azules bastante familiares. ¿Dónde los he visto antes?
─Hey, hola ─me dijo con una sonrisa encantadora que haría que cualquier chica se derritiera, menos yo. Estaba bueno, debo admitir, pero no era como si lo quisiera besar o algo, o tal vez… ─. ¿Cómo has estado?, ¿mejor?
La pregunta me confundió. ¿Ya había hablado antes con él? ─Eh, supongo ─balbuceé, no sabiendo exactamente que responder. Él alzó una ceja, todavía con esa sonrisa pegada en el rostro. Dios, eso era sexy. ¡Santa mierda, Ellie, contrólate!
─No recuerdo haberte preguntado tu nombre ─comentó casualmente, supongo que estaba pidiendo que le dijera mi nombre, pero no sabía quién era él. ¿Cómo es que está tan relajado hablando de ese modo conmigo?
─Ni yo tampoco recuerdo haberte preguntado el tuyo ─medité en voz alta. Recordaba su rostro, de una forma lejana, como de algún sueño cuando era niña. Él rió.
─Ya veo, no me recuerdas. Soy Alex ─me tendió su mano, la cual estreché vacilante ─, chocaste conmigo un día al salir del baño. Parecías algo borracha.
Y entonces lo recordé. Los baños, Alex, Silencio… Silencio.
─¡Ya lo recuerdo! ─exclamé, y asentí confiando en decirle mi nombre ─. Soy Ellie.
─Encantado ─todavía tenía mi mano entre la suya, así que la acerco a sus labios dando un beso en el dorso. Me sonrojé un poco ante tal acto, y jalé mi mano para rascarme la nuca con esta como si nada hubiese pasado. Su sonrisa se amplió al ver el efecto que causó en mí y yo le devolví la sonrisa algo tímida. Aunque seguramente logré hacer alguna mueca grotesca en vez de una sonrisa.
─¿Almuerzas conmigo? ─me preguntó, sonó como invitación, pero su mirada daba a entender que él ya tenía asegurado que le diría que sí. Una parte de mí quería ir con él, y la otra… La otra pensaba en Silencio.

─Mi amiga me está esperando en la cafetería ─le dije porque era verdad. Alice siempre me esperaba para almorzar en nuestra mesa.
─¿Puedo unírmeles? ─preguntó. Yo asentí.
─Claro.

Nos habíamos dirigido a la cafetería, nuestras manos casi rozándose, haciéndome sentir extraña de una manera que no podía comprender. Alice nos miró al entrar y dirigió su mirada hacia el hombre a mi lado. Sus ojos parecían querer salirse de sus orbitas y casi se me escapa la risa loca ante su expresión de emoción… o excitación. Daba igual, de todas formas me imaginaba que se lo quería coger.

En cuanto me senté al lado de Alice, y Alex frente a nosotras, Alice se acercó a mi oído y me susurro emocionada “Joder, es caliente.” Yo reí bajito y Alice comenzó a bombardearlo de preguntas. Al parecer él era un año mayor que nosotras. ¿Un Senior? ¿Con unas Junior? En fin, él era genial y Alice estaba encantada con él. Él le hablaba de sus viajes a Italia, Francia y Nueva Zelanda, y Alice se perdía en sus pestañas fingiendo prestar atención, y yo escuchaba cada palabra que salía de su boca porque me parecía una persona interesante. Eso y que no debía ser tan grosera e ignorarlo puesto que estábamos en la misma mesa, y además─Alice tenía razón─él era caliente.

─¿Y eres de aquí? No te había visto hasta ahora ─comentó Alice, recargando su barbilla en su mano, perdida en Alex.

Por un momento la mirada de él se oscureció al escuchar la pregunta, y el fantasma de una sonrisa malévola pasó por sus labios. Pero después estaba su carismática mirada y su sonrisa casual que me pareció una idea de mi imaginación. ─No, no soy de aquí. Soy de Florida. Acabo de mudarme éste año.
─¡Ah! Con razón eres bronceado. ─relacionó Alice chasqueando los dedos, como quien encuentra la respuesta de un misterio. Alex rió divertido, asintiendo.

Me preguntaba qué hacía alguien como Alex, pudiendo ir a cualquier parte del mundo, en un lugar como éste. Y luego pensé en mí, en los motivos que yo tenía para estar aquí, y pensé que Alex tal vez estuviera huyendo de un pasado oscuro como el mío. La pregunta ahora era, ¿qué tan oscuro sería su pasado para querer huir de él? No lo sabía.

Entonces recordé a Olivia. Su rostro tan familiar, sus ojos tan similares, y su cabello tan idéntico al de Ciara. Ciara… ¿Por qué su recuerdo me perseguía en especial a mí? Yo la adoraba, era el modelo a seguir que nunca pude llegar a ser, era la única que me escuchaba en mi familia, aunque fuera de vez en cuando. Fue la única que llegó a comprenderme.

Y entonces lo entendí: Puedes huir, pero no esconderte, porque las personas se van, pero los recuerdos permanecen.

Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora