Esa noche me había quedado dormida mientras lloraba. Matt había llegado con el chisme a Header, pero pese a eso, mi madre se comportó bastante comprensiva, al decirle mi versión de la historia ella pensó que en realidad el tal “Silencio” gustaba de mí. Por favor, mamá, ni siquiera soy linda.
Pero esa no era la razón de mi llanto, era Matt. ¿Por qué tanta agresividad y odio hacia mí? Jamás lo había entendido, no sabía que había hecho mal hace tanto tiempo para que se sintiera furioso conmigo todo el tiempo. Vale, los hermanos tienen peleas y a veces no se llevan tan bien, pero Matt vivía odiándome, como si lo único que pensara al verme es “jode a Ellie, la odias, jódela, jódela”.
Me había levantado a la madrugada, sintiendo un vacío en el pecho y resequedad en la garganta, donde aún seguía el nudo formado por el dolor del llanto. Pese a llorar casi toda la noche, ni mi madre, ni Matt, notaron algún ruido proveniente de mi habitación. Era el arte de llorar en silencio.
Había vuelto a bajar por la noche, tal como la primera vez, por un vaso de agua, pero al subir a mi habitación me detuve en el cuarto de baño y entré, cerré la puerta con pestillo y me miré en el espejo. Mis ojos verdes se veían rojos y cristalizados, mi cara se veía pálida y tenía unas ojeras terribles. Me lavé la cara un poco, y volví a mi habitación, pero no me dormí… El sueño se había escapado, junto con todo ánimo alguna vez existente en mí.
Poco tiempo después, mi alarma sonó, avisándome que tenía que levantarme y volver a ir al maldito instituto de mierda. No es que el instituto tuviera la culpa de mi mal carácter, pero a la mierda, quería estar enojada con todo y con todos.
─Buenos días, cielo ─me saludó mi madre en cuanto bajé a desayunar, después de haberme vestido y “peinado” (aunque la verdad me venía valiendo un completo cacahuate si lucía completamente como la niña del aro. Justo ahora me valía un cacahuate todo. Ya después me arrepentiría).
─Hola ─le dije mientras, en vez de desayunar las tostadas que había servido en la mesa en la cual Matt ya se encontraba sentado, tomaba una manzana y le daba una mordida. Mi madre frunció el ceño.
─¿No piensas desayunar? ─me preguntó con un tono de regaño. Decidí ignorarla, pero entonces ella se paró frente a mí con sus manos en la cintura, arqueando una ceja, casi a punto de regañarme. A la mierda, Header. ─Te hice una pregunta, jovencita.
─Y no me da la gana responderla ─le repliqué, tirando la manzana a la basura y tomando mi mochila con los cuadernos que mi madre había comprado para cuando regresé del instituto. Ella me siguió en todo el camino y me tomó del brazo, obligándome a mirarla. Jalé mi brazo bruscamente. Ella enfureció.
─Noelle Rose Jordan. ─gruñó, o algo así, mi madre, mientras a regañadientes la miraba.
─¿Qué? ─espeté. Ella estuvo a punto de darme una bofetada, pero se paró a medio camino, reflexionando. Ahora yo enfurecí. ─¿Pensabas pegarme? ¡Adelante, hazlo! Pégame, pégame si te atreves.
─¡No me hables en ese tono Noelle! ─gritó ella completamente enfadada. Al fondo escuchaba el plato de Matt siendo colocado en el lava-vajillas mientras de reojo miraba la escena.
─¡Me voy! ─avisé y ella me tomó del brazo jalándome de nuevo, obligándome a sentarme en el sofá con brusquedad. Me crucé de brazos, indignada y molesta. ¿Qué coño, madre?
─De aquí no te vas hasta que me pidas una disculpa y tomes tu desayuno ─rugió y yo le di una sonrisa socarrona, que imagine la hizo enfurecer más, pero se lo guardó esperando mis palabras.
─No tengo problema en faltar al colegio. Y no esperes una disculpa porque vas a morirte esperándola.
Ella suspiró y con una mano se restregó la cara, resignada. Sonreí mientras me cruzaba de piernas esperando su siguiente reacción. Finalmente le hizo una seña a Matt para que viniera.
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Silencio.
RandomNadie sabe su nombre, nadie lo ve venir, camina como la muerte y lo hacen llamar "Silencio". La nueva en la ciudad, la única al que él parece notar. Ella, quien no sabe si hundirse o nadar, ¿se atreverá a adentrarse en los oscuros mares del amar?