Capítulo 25.

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─¿Dónde demonios estabas?

Me sobresalté al sentir la fuerte mano de Matt en mi brazo, apretándolo hasta cortarme la circulación. Su rostro estaba deformado por la furia y una vena destacaba de su cuello en señal de contención.

Después de haber estado un buen rato en el campo de flores, Harry me había llevado de regreso a mi casa (aunque seguía sin sentirla como un hogar), de nuevo con la radio sonando a todo volumen y nosotros casi gritando las letras de las canciones que sonaban. El día hubiese sido perfecto a no ser por el desgraciado de Matt. Entonces recordé lo que Harry me había dicho en la sala de castigo y enfurecí. Pero decidí divertirme un rato, así que con una sonrisa egocéntrica le dije:
─Estaba con Silencio. ─a pesar de poder haberle dicho "con Harry" decidí llamarlo por como todos lo conocían. Por alguna razón, la idea de revelar su nombre, incluso a mi hermano que probablemente ya lo sabía, me parecía una especie de traición. Su nombre era como un secreto entre los dos, o al menos así se sentía.

Matt frunció el ceño, su cuello volviéndose rojo de la furia. Seguí con mi sonrisa.
─¿Dónde? ─casi me gruñó cual perro rabioso, y eso me hizo querer carcajearme en su cara.
─¿Importa? ─le dije soltando mi brazo bruscamente de su fuerte agarre. Él dejo caer ambas manos a sus costados, abriendo y cerrando sus puños.
─Pensé que... ─su voz era pensativa, nada que ver con su pose de coraje. Sabía lo que quería decir, y entonces comprendí que él esperaba que yo no supiera nada, así que decidí ocupar eso a mí favor.
─¿Qué? Que como tú le pediste a él que se alejara de mí, él lo haría, ¿es eso, no? Pues mira que bien ha salido tu idea, gilipollas. ─me pavoneé hacia las escaleras, dejándolo con los ojos entrecerrados ante la idea de mí conociendo sus planes. Me sentí satisfecha, pero en cuanto iba a subir el primer escalón, volví a sentir el fuerte agarre de Matt, haciéndome girar bruscamente hasta mirarlo, y pegándome contra la pared impidiéndome huir. Abrí los ojos ante la estupefacción de su acto.

─Escúchame bien, mocosa. ─escupió como cuando éramos niños y él se creía el dueño del mundo y mi jefe, y yo me sentí como cuando tenía siete años y me asustaba ante cualquier acto que él ejercía con brutalidad sobre mí. Tragué saliva. ─. Tú harás lo que yo te diga. ¿Quieres mantenerte con vida? Aléjate de él. De mí no puedo alejarte porque eres mi familia, pero de él sí.

Había algo en sus palabras que me hizo sentir asustada, probablemente triste, y tal vez fuera el hecho de que expresara la frase "porque eres mi familia" con tanto desprecio y repulsión.

─¿Sabes? ─hablé en un hilo de voz, intentando recuperar toda mi valentía de hacía unos minutos antes. ─. No entiendo cómo es que puedes ser tan hipócrita como para dirigirte a Silencio con una sonrisa, y después amenazarme a mí como si no pudieses soportar siquiera escuchar su nombre.

Él me miró fijamente a los ojos, yo resistiendo su mirada. Sentí que pasamos una eternidad así, hasta que su agarre contra mí perdió intensidad, la suficiente como para dejarme ir.

Aproveché el momento para salir de su agarre y subí rápidamente dos escalones, antes de que él pudiese arrepentirse y volver a hacer algo contra mí.

No me había dado cuenta que también había estado reteniéndome por el cuello hasta que sentí el fantasma de sus manos en mi garganta. Me pasé la mano por el cuello, ahora caliente por la presión previamente ejercida, y me sentí vulnerable. ¿Qué demonios era Matt capaz de hacer?

─¿Está todo bien? ─la voz de mi madre se hizo presente en lo alto de las escaleras, y supe que había estado todo el tiempo en su habitación, ignorante a todo lo que había pasado minutos antes. Me quedé callada. ─¿Matt? ─insistió ella.
─Sí ─respondió él rápidamente, haciendo tronar sus nudillos al mismo tiempo. ─. Todo en orden.
─Ellie ─ahora se dirigía a mí, no tuve más remedio que dirigir mi mirada hacia su figura. Mantuve mi mano en mi cuello con la sensación de que la mano de Matt aún seguía ahí.
─¿Sí? ─pregunté, no muy segura de que eso era lo que debía responder.
─¿Tienes hambre? Puedo calentar un poco de los spaguettis para ti.
─Sí, me gustaría ─contesté con la vista perdida en sus zapatos. ¿Cuándo se había comprado unos tennis en lugar de sus habituales zapatos cerrados?

Ella bajo los escalones, acariciando mi cabello en el camino. Me pegué a la pared a mi costado, dejándole el paso libre a Matt mientras subía, sin atreverme a mirarlo. Se detuvo junto a mí por una milésima de segundo.
─Si eres lo suficientemente inteligente, harás lo que te digo. ─y dicho esto, volvió a dirigir sus pasos hacia arriba.

Suspiré audiblemente una vez que desapareció por el pasillo, y me dejé caer en la escalera, pasándome la mano por los cabellos. ¿Qué demonios acababa de suceder?

Sentí mi celular vibrar en mi bolsillo trasero de mi jean, y rápidamente lo saqué, observando el mensaje nuevo que se mostraba en la pantalla. Lo abrí rápidamente descubriendo que era un mensaje de Harry.

"¿Esta noche?" decía simplemente el mensaje. Fruncí el ceño en confusión y le envié:
"¿Qué pasa esta noche?"

A los veinte segundos justos, llegó su respuesta.

"En mi cabeza sonaba como una buena excusa a que me invitaras a dormir, creo que ahora sueno como un urgido."

Me reí un poco, supongo que era algo lindo que sonase así. Demonios, él era tan dulce. Tecleé rápidamente mi respuesta:

"Tendrás que entrar por la ventana, ¿no es molestia? ):"

"Para nada (; Hasta entonces, no me extrañes tanto x."

Sonreí para mis adentros. Pero a pesar de ello, seguía teniendo en mi cabeza la imagen de Matt con su mano apretando mi cuello. ¿Y si hubiera apretado un poco más...? No. No podría.

─¡Ellie, los spaguettis! ─la voz de mi madre me llegó desde la cocina y me incorporé, parpadeando un par de veces para despejarme. Y con pasos vacilantes me dirigí a la cocina, la sonrisa de mi madre dándome la bienvenida. Viéndola tan feliz y tranquila, me pregunté qué pasaría si ella supiese sobre lo que realmente hace Matt y sobre lo que hay entre Harry y yo.

─¿Qué te paso en el rostro? ─preguntó Header una vez que tomé mi lugar en la mesa, probando los spaguettis. Me toqué cerca de mi sien, descubriendo un agudo dolor: el golpe con el lavabo. Le sonreí, una de esas sonrisas de "ups".
─Me caí. ─respondí sin dar más detalles. Pensé que preguntaría más, o que diría algo así como "eso que tienes no puede hacerse por una caída" pero se limitó a asentir.
─Bien. Antes de dormir ve a mi cuarto y busca una crema para el dolor, ¿vale?

Y entonces entendí que jamás sería buena idea que ella supiera sobre el peligro en la vida de sus hijos.

─*─

Por la noche cuando me había puesto ya mi ropa para dormir (que yo pensaba era "seductora" y al mirarme al espejo descubrí que fue un completo error), que básicamente eran unos diminutos shorts y una camisa vieja que decía "Elmo sabe donde vives" que me había regalado mi ex mejor amiga de Minnesota, Amy. Era para joder, claro, pero me hizo sentir un poco nostálgica.

En fin, en cuanto me vi en el espejo, un escalofrío recorrió mi cuerpo haciéndome ver que no fue buena idea dormir como si fuese un día de verano. Pero era lo suficientemente perezosa como para congelarme en mi cama por una noche.

Me metí en las sabanas frías de color celeste y me tapé hasta los hombros, esperando por la presencia de Harry.

Esperé, esperé y en cuanto sentí que era demasiado tarde y el sueño me estaba venciendo, escuché el sonido de la ventana al abrirse y sentí la cama hundirse ante el peso de una persona más. Sonreí mientras lo sentía acercarse a mí y abrazarme por la espalda. Me giré hacia él y envuelta en su calor masculino, respiré su olor a naturaleza y jabón que tanto me gustaba. Besé su pecho.

─Buenas noches, Harry.
─Muy buenas noches, Ellie. ─y con el roce de su beso sobre mi frente, me dejé caer en las garras de Morfeo.

Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora