Silencio.

Capítulo 27.

En cuanto la campana que indicaba el fin del descanso se escuchó, decidí que era momento de abandonar a Joe. No era como si quisiera ir a alguna clase de todos modos, pero la idea de volver a ir a detención me parecía una peor opción todavía.

Me sequé las lágrimas con un pañuelo que Joe me había facilitado. Lo único que había hecho ahí dentro, era llorar a sus rodillas y dejar que él me acariciara el cabello, ni una palabra medio entre nosotros hasta el momento de irme, con un "gracias" y una disculpa por haber arruinado sus pantalones, me dio un último abrazo antes de abandonar el lugar.

Me sorprendió ver a Zack y Lucian esperando afuera, como dos policías que cuidan al preso. Ellos me vieron salir y sonrieron un poco, como intentando darme ánimos, y les devolví la sonrisa porque me alegraba de verdad verlos aún ahí. Ahora entendía que en realidad eran mis amigos, y me sentí mal por dudar de ello en algún momento.

Me abrazaron un poco, y por un momento deseé que ellos fueran mis hermanos en lugar de Matt. Me guiaron a mis clases, y lo más curioso fue que entraron a cada clase conmigo. Ni siquiera sabía si iban a las mismas clases que yo, o si al menos estudiaban aquí, pero tampoco me quejé.

Alice estuvo en las clases que le tocaban conmigo, pero no me digné ni a mirarla, aunque sentía sus ojos mirar en mi dirección todo el tiempo. Pero yo permanecí impasible, al lado de los chicos.

Para el final del día, no hubo ni una señal de Harry. Y de nuevo recordé que la había cagado, y me entraron ganas de llorar. ¿Por qué demonios era tan llorona? Tal vez todos se cansarían de mí por esa razón.

─Lo siento ─dije una vez que salimos del salón, los chicos caminando a mis costados. ─Sé que lo arruiné todo, pero no fue mi intención. Alice quería que yo saliera con él, no quiere que esté con Silencio, ella está...
Me callé. ¿Cómo podría decirles que Alice sentía algo por Harry?
─Lo sabemos ─parpadeé al escuchar la voz firme de Zack. ─Ella es demasiado obvia, y casi toda la escuela lo sabe. Pero, Ellie, tienes que saber que no nos tienes que dar explicaciones, ni siquiera a Silencio. Después de todo, no somos tus padres para decirte qué hacer, y tampoco es como si Silencio te haya pedido ser su esposa.

No supe que contestar a aquello, así que simplemente continué caminando. Sabía que Harry no me había pedido oficialmente ser su novia, pero estábamos en "algo" ¿no?
Suspiré sintiéndome cansada y estúpida.
─Ellie ─me llamó Lucian. Me giré, mirándolo. A veces sentía que él era el que más se preocupaba por mí. Me despeinó los cabellos con su mano, en un gesto juguetón. Reí.
─¿Qué?
─Solo... cuídate, ¿de acuerdo? Alex no tiene buena fama entre nosotros.
Asentí un poco temerosa. "Entre nosotros"... Si ellos eran criminales, ¿qué clase de fama tendría Alex? De pronto, salir con él me pareció un suicidio.

Sentí mi teléfono vibrar en mi trasero, y salté sintiendo cosquillas en éste. Zack y Lucian se sorprendieron ante mi acción.
─Disculpen, me vibra el trasero ─me excusé y ellos se miraron confundidos para después reír. Yo también reí un poco y contesté el teléfono sin siquiera mirar el número en la pantalla. ─¿Sí?
─Ellie ─la voz aliviada de Alex sonó del otro lado. Creo que hice una mueca, tal vez porque, en mi interior, esperaba que fuera otra persona quien llamara.
─Ey, ¿qué ocurre? ─pregunté intentando sonar casual, Zack y Lucian permanecían quietos a mis lados.
─¿Qué te parece si salimos hoy en la noche? Sé que parezco ansioso, pero la última vez no pudimos salir y prefiero tener mi oportunidad.

Me sentía nerviosa, no exactamente por saber que saldría con él, sino por lo que eso implicaba. ¿Lo malo? Noelle Jordan no sabía decir que no.
─Eh, no lo sé, Alex ─los rostros de los chicos se pusieron alerta al escuchar el nombre de Alex. ─. Tengo tarea que hacer y...
─Oh, por favor ─casi podría imaginarlo suplicarme de rodillas. ─. No me hagas tener que ir a tu casa y secuestrarte.
No pensé que lo dijera en serio, pero no pude evitar sentirme asustada. ─Eh... vale. ─accedí a regañadientes. ─¿A qué hora?
─Pasaré por ti a las siete.
─¿A dónde iremos?
─Es una sorpresa ─podía sentir su sonrisa por el teléfono, pero yo no podía decir lo mismo de mí.
─¿Pero cómo sabré que ponerme?
─Te ves hermosa con todo, Ellie, no será problema. ─y dicho esto colgó.