Capítulo 13.

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Escuchamos el timbre sonar y sabemos que es el momento de abandonar el cubículo. Nos colgamos las mochilas a los hombros y nos enganchamos del brazo al salir. Miro hacia la izquierda y hacia la derecha, la masa de alumnos comienza a irse, vitoreando el final de la jornada escolar, y aclamando el hecho de que faltaba un día para el viernes.

─Tengo que ir a mi casillero por unos libros, ¿me esperas aquí? No voy a tardar. ─me dice Alice sonriéndome dulcemente, y asiento con la cabeza. Ella se aleja corriendo y en el momento en que está bastante lejos, siento unas manos taparme la boca desde atrás y jalarme hacia los baños de nuevo. Intentó gritar e impulsarme hacia adelante para liberarme de aquellas manos que me mantienen prisionera y silenciada. Una vez dentro, muerdo la mano de quien─quiera que sea mi adversario y escucho una voz chillona lanzar un grito. Mi mente capta el sonido de la voz rápidamente. Olivia.

Me giro hacia ella, quedando frente a  frente. Su uña está rota, pero ella parece estar más concentrada en aniquilarme con la mirada.
─¡Cómo mierda lo haces! ─grita finalmente. Su furia siendo descargada en mí ─. ¡No lo entiendo! Eres una chiquilla cualquiera, no tienes clase, no eres social, ¡ni siquiera eres bonita!

Siento una extraña sensación en el pecho al ser humillada psicológicamente. Vale, mi autoestima no es demasiado alta que digamos, para que una perra con extensiones venga a decirme lo mismo que me repito en mi cabeza. Entonces caigo en la cuenta que la he llamado “perra con extensiones” en mi cabeza y, de cierto modo, me siento culpable de siquiera pensar eso. “¿Pero qué demonios? Ella no es Ciara, Ellie. ¡No lo es, no lo es, no lo es!” me repito mentalmente, como un mantra que debería de saberme a estas alturas. Lo repito varias veces, hasta que siento la voz chillona de Olivia volver a colarse por mis oídos.
─¿Qué haces?, ¿lo sobornas?, ¿has tenido sexo con él? ─pregunta casi desesperada, y comprendo que Silencio jamás le ha prestado atención a los intentos de Olivia por coquetear con él. Algo en mi interior comienza a bailar e intentó reprimirlo, e incluso reprimir la sonrisa de satisfacción que intenta aparecer en mi rostro. Pero es muy tarde, Olivia se ha dado cuenta.
─¿Te parece gracioso, eh? ─gruñe ella, roja de rabia y con los iris dilatados. Pareciera que se hubiera pasado con la dosis de MDMA.

Pero antes de que piense alguna otra cosa más sobre su aspecto y sobre lo que podría haberle contestado, siento un agudo dolor en la boca, y el sabor cobrizo de la sangre me baila en los labios. Me doy cuenta que me ha golpeado, y la miro con los ojos abiertos de par en par y su puño cerrado a su costado, con mi sangre en los nudillos.
─¡¿ESO TAMBIÉN TE PARECE DIVERTIDO, ELLIE!? ─exclama en furia y se acerca a mí amenazante. Su estatura cerniéndose sobre la mía, trago saliva, pero no me doblego, en cambio la miro a los ojos, desafiante. Aunque sé que no me atrevería a golpearla. No con su rostro tan parecido a… ─. La próxima vez no será solo el labio lo que comience a sangrar. ¿Me escuchaste?

Y entonces hice lo impensable. Le escupí, y salí corriendo. Corrí hacia la entrada de la escuela, escuchando los tacones de Olivia resonar por el pasillo mientras corría detrás de mí.
─¡Puta! ─gritaba mientras intentaba alcanzarme. No era la chica más veloz del mundo, pero en una carrera de tacones contra tennis, definitivamente ganaban mis tennis. Giré un poco la cabeza para descubrir que Olivia estaba pisándome los talones, y en cuanto me giré una figura apareció delante de mí, haciéndome chocar y caer al piso sobre mi trasero. Olivia iba a lanzarse sobre mí, cuando un brazo cerca de ella se lo impidió.
─Suficiente. ─habló Alex detrás de ella, su mano apretando el delgado brazo de Olivia. Ella lo miró como si hubiera perdido la cabeza.
─¡Esta perra…! ─no terminó la frase, las palabras fuertes y seguras de Alex no la dejaron.
─Esta perra como tú la llamas, no te ha hecho nada. Deja de ser tan posesiva y mimada, madura de una buena vez, bruta.

Olivia se soltó del brazo de Alex, y en ese momento miré hacia la figura con la que había chocado: Lucian. Suspiré, agradecida de que no fuera Silencio quien estuviera presenciado la escenita donde Alex me salvaba de la bruja malvada de Ciara… No, de Olivia. “¡Mierda, Ellie!, ¡entiende de una maldita vez que ella no es Ciara! N─O.”

─Abre los ojos, hermanito, ella solo va a jugar contigo y te va a botar como un trapo sucio en cuanto haya conseguido lo que necesite de ti. ─escupió Olivia con veneno y yo ardí en furia, iba a levantar mi mano en su dirección cuando la mano de Lucian tomo la mía, y la dejó en mi costado. Lo miré, él negó con la cabeza.
─Ya llegará el momento ─me susurró y yo asentí con reticencia. Y justo en ese momento mi cerebro captó una palabra en especial que había salido de la boca de Olivia. ¿“Hermanito”?

Escuché a Alice llamarme a lo lejos y la vi corriendo hacia nosotros, su ceño se frunció al ver la escena y rodeó a Olivia como si fuera alguna especie de veneno radioactivo.
─Eh, vale, ¿nos vamos, Ellie? ─preguntó y hasta ese momento captó a Lucian detrás de mí ─. Oh, hola. Tú debes ser Lucian.
El parpadeó. ─ ¿Cómo lo sabes?
Alice hizo un gesto con la mano como restándole importancia. ─Todos en la escuela saben sus nombres por el simple hecho de hablar con Silencio.
─Me siento popular ─admitió Lucian rascándose la nuca y Alice rió suavemente. Al parecer ellos eran los únicos que no captaban la situación frente a sus narices.
─¡Me las pagarás, Jordan, lo juro! ─gritó Olivia por última vez y se largó dando grandes zancadas en sus tacones, pavoneándose, sin mirar atrás.

─Muy bien, eso fue intenso. ─dijo Alice, y entonces Alex se acercó a nosotras.
─Ellie. ─me llamó, y con un gesto de su mano me pidió que lo siguiera. Caminé unos pasos lejos de Alice y Lucian, pero no los suficientes para que evitaran escuchar la conversación.
─Lamento todo esto ─comenzó ─. Olivia es mi hermanastra, pero es bastante insoportable. Espero no tengas nada en mi contra después de sus desplantes de inmadurez.
─No, por supuesto que no. Son completamente distintos ─sentencié y él sonrió. Parecía que la escena de la cafetería, de él negándome la cabeza tras haber dejado un poco sola a Alice, había quedado en un pasado lejano.
─Perfecto. Bueno, en vista de que creo que no vas a darme tu dirección. ¿Quieres ir a una fiesta el viernes? ─preguntó. Oh, claro, aquella fiesta de la que todo el mundo habla.
─¿En honor a…? ─tanteé la respuesta pero él rió. Su risa suave deslizándose por mis entrañas.
─Solo es por diversión, Ellie. ¿Qué dices?, ¿Alice quieres ir? ─preguntó dirigiéndose a Alice en la última parte. Suponía que Lucian y Alice debían de haber estado escuchando porque por el rabillo del ojo logré ver a Alice asintiendo frenéticamente y dando saltitos en su lugar. La sonrisa de Alex se ensanchó ─. Listo, ya está. Tienes que ir. ¿Lo prometes?
─Eh ─murmuré, desconcertada ante mis pensamientos. ¿Sería bueno ir? Giré un poco mi cabeza y observé a Alice murmurándome silenciosamente con los labios un “di que sí”. Se veía emocionada, debía de haber sabido que ella no es la clase de personas que invitan a fiestas, como yo. Volví mis ojos a los de Alex y un poco insegura dije un ─: Sí. Eh, si iré.
─Genial, confío en ti. Y también en ti Alice. Las veo en BBG.* ─lo último se dirigió a Alice ─obviamente─ y ella seguía dando saltitos en su lugar. Lucian parecía preocupado, o alarmado, o las dos tal vez.

Entonces sentí los labios de Alex en mi mejilla y abrí los ojos como platos ante el repentino tacto. Él parecía el gato Cheshire o algo porque no paraba de sonreír.
─Adiós, preciosa ─lo último lo susurró tan bajo para que fuera solamente audible para mí, y mi piel tomó un tono carmesí. Intenté calmarme para poder girarme. Mala idea. Silencio estaba ahí. ¿Cómo mierda lo hace?

─No vas a ir ─sentenció firme. Y el ánimo de Alice cayó por los suelos, pisoteado por la bota de color marrón de Silencio, metafóricamente hablando. Mi ceño se frunció. ¿Qué coño?
─Vamos a ir ─le dije a Alice, ignorando la orden de Silencio, y la sonrisa de Alice volvió a aparecer. Miré a Silencio sobre su hombro y ella lo miró de reojo, sus mejillas levemente sonrojadas. Lucian estaba quieto en su lugar, jugando con sus manos, me imagino que pensaba alguna razón para escapar de la situación, y no lo culpaba, yo hubiera estado igual.

─Te llevaré a casa ─no era pregunta, y me sorprendió su tono de voz. Tajante. Hijo de la gran…
─Matt no tarda en llegar por mí ─le dije.
─Hoy no vendrá. Vienes conmigo, y no es una opción.

Mi cara ardió en rabia, o eso creía que era. Alice se movió incómoda en su lugar.
─Ellie, me tengo que ir. Mi hermana ha de estar esperando afuera. ¿Sí vamos a ir? ─me preguntó por última vez, acercándose a mí. Yo asentí y le guiñé el ojo.
─Por supuesto.
─¡Genial! Nos vemos, Ellie. ─y se fue trotando hasta alejarse de mi vista. Ahora solo quedábamos Silencio, Lucian y yo. La escuela estaba, literalmente, deshabitada salvo por nosotros tres.

─Ven ─me animó Lucian, y a él si lo seguí porque sonó mucho más amable que la voz tajante de silencio. Enganché su brazo con el mío y Lucian me guió como un caballero a la salida. Silencio echaba humo por las orejas detrás de nosotros.
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*BBG: Blakeslee’s Bar & Grill. 

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