El grupo de amigos había salido hacía menos de diez minutos de la cabaña. El lugar al que irían a nadar no estaba lejos, pero debido a algunos atrasos, tardaron un poco. El lugar era ése que tenía la pequeña cascada que daba al arroyo. En el momento en que ellos fueron, no había gente, lo cual les resultaba genial. Tenían bastante tiempo si es que más tarde comenzaban a caer las personas. En gran parte del camino, Anna no había dejado de acomodar uno de los tirantes de su bikini. No estaba bien ajustado, por lo que se iba de lado. Kali le preguntó si necesitaba ayuda para ajustarlo y Anna le respondió que no se preocupara, que lo haría antes de meterse al agua.
Al llegar, Dean dejó el bolso con las toallas en el suelo y Sam sacó algunas para ponerlas en el suelo en caso de que alguno quisiera echarse allí luego de nadar. No habían llevado nada para comer, puesto que estaban a poco de la cabaña, así que si querían algo, no tenían que hacer otra cosa más que volver y luego regresar al arroyo.
Sin perder ni un segundo, las chicas se quitaron sus shorts y remeras, quedándose en bikini. Luego de que Kali ayudara a Anna a ajustarse el bretel, se lanzaron al agua. Luego de dos minutos se sumaron los muchachos. Dean se tiró de cabeza y nadó un poco bajo el agua, antes de salir y sacudir la cabeza, haciendo que una lluvia de gotas cayera en las caras de las chicas. No se enojaron; lo miraron mal un momento antes de echarse a reír. Los demás también saltaron y se quedaron en el agua durante un largo rato, salpicándose, metiendo al otro debajo del agua a la fuerza y hasta jugaron a ver quién aguantaba más la respiración. A ellos les daba igual lo que cualquiera podía decir. Mientras la pasaran bien, nada les impedía hacer esas cosas. Aunque quienes más trataron de casi ahogar al otro habían sido Dean y Gabriel. Esos dos casi siempre trataban de hundir al otro. Jamás salía bien, pero seguían intentándolo bajo las miradas divertidas del resto del grupo. Una un poco avergonzada por parte de Castiel, pero rápidamente se ría cuando veía la forma en que su hermano y novio hacían las cosas. Y Sam simplemente negaba con la cabeza, sin dejar de sonreír. Él ya se había hecho la idea de que cosas así podían pasar.
Anna y Kali estaban a unos metros de ellos. La pelirroja estaba sentada en la hierba, mientras Kali seguía en el agua, que le llegaba más abajo de los hombros.
-De verdad que fue una buena idea venir aquí-comentó Kali-. Como tú dijiste, podríamos volver en vacaciones.
-Espero que sí. Quiero tener tiempo de conocer otro lugar de aquí-contestó Anna, metiendo sus pies en el agua.
-Yo igual. Y... tal vez podría traer a Baldur para que lo conozcas-dijo, bajando un poco la cabeza-. Es un buen muchacho y no es complicado.
-Creo que harían linda pareja. Se nota que él te quiere-dijo Anna, poniendo una mano en el hombro de Kali-. ¿O ya te mandó a la zona de amigos?
-No lo hizo... aún.
Gabriel las veía hablar y sentía mucha curiosidad por saber de qué, pero Kali se iba a poner como una fiera si trataba de espiarlas. Algo que ella odiaba mucho, además de que la dejara plantada, era que anduviera de metido. De pronto, se sintió tonto por querer saber de qué hablaban las chicas. Él rara vez le preguntaba a una de ellas sobre eso, con lo que únicamente obtenía como respuesta: «nada importante.» Sabía que Kali, siendo su mejor amiga, no le escondería cosas que podían ser serias, pero quería ahorrarse los chistes de Gabriel, Lucifer y Balthazar. Por eso no les decía nada de Baldur. Y Gabriel lo sabía.
Castiel fue nadando hasta él y dijo:
-Gabriel, mira bien a Balthazar.
Su hermano habría hecho una broma al verlo, pero como Castiel habló con un tono preocupado, lo hizo sin rechistar. No le veía nada mal, por lo que miró al moreno y preguntó:
-Fuera de broma, no sé que ver. Yo lo veo bien-dijo, confundido.
-Mira su brazo-susurró, teniendo en cuenta que Lucifer estaba cerca.
Gabriel entrecerró los ojos y se fijó en el brazo izquierdo de Balthazar. Parecía estar cubierto con algo; una especia de maquillaje. Uno que comenzaba a salirse con el agua. Gracias a eso, Gabriel pudo ver bien algo que lo dejó helado. El golpe podía verse si se le quedaba viendo fijamente. Además, estaba un poco violeta. Los hermanos intercambiaron una mirada ante eso. Debían preguntarle qué había pasado antes de que Lucifer se diera cuenta. Disimuladamente, comenzaron a ir hasta él, que estaba hablando con Sam.
-Balthazar, ¿en serio tan malo es?-le preguntó el castaño.
-No tienes idea-respondió el rubio, encogiéndose levemente de hombros.
-Vamos, seguramente hay cosas peores-dijo Sam, tirándose un poco hacia atrás, mientras sus brazos eran sus soportes para no caer.
-Sam, me atrevo a decir que no puede haber peor canción que la de Celine Dion-dijo Balthazar, tomando una toalla que se puso alrededor de los hombros para que le cubriera el torso y los brazos.
- ¿Cómo fue que viste esa película entonces?-preguntó.
-Fue un pequeño error-respondió-. Y de haber sabido que Jack moriría, no lo habría hecho. Además, todos sabemos que en esa tabla entraban los dos.
-Disculpa, Sam. Te lo robamos un segundo-dijo Castiel, mientras hacía que el rubio se levantara y caminara con él.
-Disculpa, Sammy. Prometo que luego te lo explico-aseguró Gabriel, poniendo una mano en su cabeza un segundo cuando pasó detrás de él.
Dean vio eso y se acercó nadando a su hermano.
- ¿Qué les pasa?-preguntó.
-La verdad, ni idea-respondió Sam, mirando el lugar por donde se habían ido.
Los tres jóvenes se alejaron un poco. Gabriel miró por encima de su hombro para ver si los demás estaban allá. Sí. Las chicas seguían hablando, y los otros tres seguían en el agua.
- ¿Puedo saberlo?-preguntó Balthazar, arqueando una ceja.
-Nosotros queremos saber de qué es el golpe en tu brazo-dijo Gabriel, corto y directo.
Balthazar cambió la expresión completamente ante esas palabras. Se quitó la toalla y se miró el brazo izquierdo. El maquillaje se había salido completamente, dejando al descubierto el moretón. Miró a sus dos amigos y se dio cuenta de que esperaban una explicación. Dudó. Ellos podían ir y contarle a Lucifer. Él sabía que el rubio iba a ser capaz de mutilarle una mano a Daniel si se enteraba de lo que le había hecho.
-No se lo digan-pidió, mientras dejaba que vieran bien el golpe-. Daniel me lo hizo unos días antes de venir. Me lo estuve tapando con el maquillaje de mi madre.
-Balthy, si Lucifer llega a enterarse de eso, lo va a matar-dijo Gabriel.
-Lo sé. Sólo... no lo menciones. Yo veré cómo decirle-exclamó Balthazar, volviendo a cubrirse con la toalla-. Lo haré después del viaje o... cuando sea.
-Balthazar, por si lo has olvidado, para cuando volvamos del viaje, estará la junta con los padres y la directora. Lucifer va a estar más tenso-recordó Castiel.
- ¡La junta! Lo olvidé por completo-murmuró el rubio, con una mano en el cabeza.
Para cuando los tres volvieron con el grupo, Anna dijo que ya iban a volver a la cabaña para ducharse e ir a dar un paseo por ahí. Ella quería conocer bien todo y los demás estuvieron de acuerdo. Aún con los trajes de baño mojados, se pusieron la ropa encima y volvieron a la cabaña. Balthazar se puso su chaqueta negra, que algo fina, para que le tapara el moretón. Durante el camino, Gabriel se puso al lado de Lucifer, que estaba detrás de ellos, y le pasó la llave que antes se había guardado. Al recibirla, sonrió, sin mirarlo, y se la guardó en el bolsillo, diciéndose mentalmente que no debía olvidarla.
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Quédate conmigo
FanfictionBalthazar Roché, un joven de diecisiete años que tiene una vida bastante difícil. Sus padres, dos personas bastante conservadoras, discuten mucho y no se llevan muy bien con su hijo. ¿A qué se debe? A que él es gay. Lucifer Shurley, de dieciocho año...