Capitulo 13

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Luego de que todos se ducharan y que comieran algo rápido, el grupo había salido de la cabaña para poder explorar un poco los alrededores. Se habían puesto de acuerdo para alejarse un poco de la civilización y poder ver que encontraban más lejos. Habían tenido la idea de caminar al lado del arroyo para ver hasta dónde podía llevarlos. No era muy de noche y a ellos les llamaba la atención la aventura, por lo que fueron en un horario en el que sabían, nadie los iban a interrumpir.

La poca luna que estaba comenzando a aparecer reflejaba su luz en el agua, provocando un bonito efecto para Anna. Estaba emocionada por lo que podían encontrar más adelante. Durante todo el camino, no había dejado de hablar con Kali y Gabriel, mientras miraba que Dean tomaba la mano de Castiel para atraerlo hacía él. Sam, Lucifer y Balthazar iban delante, mirando continuamente hacía todos lados para ver si podían encontrar algo interesante. Curiosamente, Lucifer solía ser al que a menos le gustaba salir. No mucho, al menos. Sin embargo, había decidido hacer una excepción esa vez para no quedar como aguafiestas, teniendo en cuenta las cosas que hacían en el instituto cuando tenían mucho tiempo libre. El castaño muchas veces se preguntaba cómo sería estar en la misma clase que él, ya que Gabriel siempre le decía que Lucifer llegaba con nuevas ideas para no aburrirse en el instituto. Y Balthazar, únicamente, miraba hacia todos lados, ya que no tenía mucho en que pensar, a excepción de la junta que iban a tener al volver. Él había olvidado decirles a sus padres. De todas formas, era más para los padres de quienes no iban del todo bien; por esa razón el padre de Lucifer debía ir. Y si terminaba por decirle que no podía, sería Michael quien debía hacerlo, porque él era el segundo responsable.

Cuando oscureció un poco más, casi media hora después, Kali y Dean sacaron sus celulares para alumbrarles el camino y que no terminaran cayendo al agua, que parecía nunca acabarse. Caminaron sin mirar atrás, casi con miedo de que los atraparan alejándose más de la cuenta. El viento comenzó a hacerse presente. Sin detenerse, pasaron por debajo de unas arboles que parecían formar un techo. Detrás, creyeron escuchar pisadas lentas y luego algo chapoteando en el agua. Se voltearon rápidamente y las linternas de los celulares alumbraron el camino. No había nada, por lo que se convencieron de que tal vez podía ser algún animal pequeño. Llegaron hasta una parte del arroyo que tenía un camino de rocas para cruzar. Sin pensarlo, Lucifer fue el primero en cruzar, mientras Castiel le preguntaba, confundido, qué planeaba. El mayor le respondió que quería ver que había de ese lado. Los demás lo siguieron. Balthazar fue el segundo en ir, mientras decía que también sentía curiosidad por ver si había algo interesante que encontrar. Castiel fue delante de Dean, sin haber soltado su mano. Lo mismo pasó con Sam y Gabriel. Anna iba delante de Kali, mientras la morena alumbraba las rocas para que saber donde pisar. Llegaron hasta el otro lado y siguieron caminando, mientras podían seguir escuchando pisadas lentas detrás de ellos. Se decían que nada más estaban imaginando cosas o que podía ser algún animal.

Sam se volteó cuando sintió que algo muy pequeño le golpeó la cabeza. Ante su queja, Dean se volteó de inmediato.

-Sammy, ¿qué pasó?-preguntó.

-Algo me golpeó la cabeza-respondió. Dean alumbró el suelo y vieron que se trataba de una pequeña bellota.

- ¿Y eso?-dijo Dean, extrañado. No era una zona donde crecieran de ésas.

-Esto no tiene sentido. ¿Dónde diablos nos metimos?-preguntó Kali, que se había acercado con el resto.

-Sigamos. Si tenemos suerte, podremos encontrar algo-fue todo lo que dijo Castiel.

El camino comenzó a tener bajada, por lo que iban a tener que ir con cuidado para no caerse. Mientras levantaban los brazos para no perder el equilibrio, Sam sintió que se comenzaba a marear, por lo que se tambaleó un poco. Al notarlo, Dean lo sostuvo del brazo para que llegara al final de la bajada en pie y no rodando. Al llegar, vieron una luz anaranjada un poco alejada. Intercambiaron una mirada y fueron hasta allá. Mientras avanzaban, no despegaron la mirada de esa luz, en caso de que desapareciera.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora