La mañana era algo gris. El viento soplaba con fuerza y algunas gotas de agua comenzaban a caer del cielo. En el departamento de Lucifer, él y los demás estaban en la sala, sin hablar mucho. Hacía poco que los demás habían llegado, por lo que no habían dicho demasiado en ese corto tiempo. Tenían tiempo de sobra para hacer cosas luego, porque ahora, no estaban con los mejores ánimos.
Habían pasado ya dos meses y medio desde que Balthazar se había ido a Francia. Durante todo ese periodo de tiempo, habían estado bastante apagados. El hecho de haber terminado el instituto y haber podido encontrar buenas universidades, no les había servido para poder distraerse de todo. Sabían que el estrés aumentaría cuando comenzaran a estudiar, pero eso era lo de menos para ellos. Creían que no iba a ser algo muy pesado para ese entonces.
Lucifer había renunciado en la zapatería y se había quedado trabajando en el Café tiempo completo, tratando de arreglar los horarios para cuando comenzara a estudiar. Durante todo ese tiempo, no se había vuelto a replantear vivir con su padre y hermano de nuevo. Les había dicho a los Novak que no estaba en sus ideas hacerlo, pero sí los visitaba con mucha más frecuencia que antes. Los hermanos sabían que eso ya era un gran avance hasta que las cosas entre él y Michael se arreglaran completamente. Iban a necesitar más tiempo para resolver los asuntos de tres años.
Durante unos días, Amelie había estado llamando a Kali para preguntarle cómo estaban los demás. La joven no entendía muy bien porqué la llamaba justamente a ella para preguntarle por su estado y el de los demás-más sabiendo que les tenía cierto rencor a ella y a Damien-, pero aun así le respondía que estaban consiguiendo llevarlo de una forma bastante tranquila y que esperaba que siguieran así. Kali era una chica bastante rencorosa; muy rara vez olvidaba de las cosas que la habían herido o que habían herido a personas cercanas a ella, así que nadie se sorprendía si actuaba de manera distante y fría con ciertas personas. Nadie, excepto Amelie. Es decir, Kali había sido bastante cortante con ellos antes, pero jamás le habían prestado mucha atención hasta ese entonces. Ella y su esposo sabían que la chica podía tener un temperamento fuerte, llegando incluso a ser agresiva verbalmente. Eso lo demostraba cuando Gabriel la dejaba plantada por irse con Sam o con Castiel. Pero más allá de eso, Amelie entendía perfectamente que Kali, al igual que los demás, estaba triste por la despedida de Balthazar, por lo que en ningún momento fue capaz de decirle a Kali: «Se más respetuosa.» Y si llegaba a decírselo, sólo iba a provocar una furia de la que no se libraría nadie. Prefería simplemente agradecerle por las respuestas que le daba y terminar las llamadas con cierta incomodidad.
-Me siento extraño-habló Castiel, rompiendo el silencio tan largo.
- ¿Por qué extraño?-preguntó Anna, que estaba sentada en el piso. Su espalda estaba contra el sofá.
-Quiero decir, pensar que estuvimos juntos bastante tiempo y... que pronto iremos a universidades diferentes es... extraño para mí-respondió, algo triste.
-No te pongas sentimental ahora-pidió Lucifer, dándole un golpecito en el hombro-. No andemos con cursilerías que después Anna termina llorando.
Anna se hizo la ofendida y giró la cabeza casi dramáticamente, mientras trataba de no sonreír al escuchar la risa de Gabriel.
Kali negó levemente con la cabeza y decidió hablar.
-Pienso igual que Castiel. Se me hará extraño no estar con ustedes en la universidad-dijo, un poco apagada-. Mi madre dijo que, si tengo suerte, estaré con Baldur. Al fin con alguien que no es complicado.
- ¡Hey!-se quejaron los tres chicos.
-Lo siento, Castiel. No hablaba por ti-aclaró Kali, provocando otra queja por parte de Lucifer y Gabriel.
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Quédate conmigo
FanfictionBalthazar Roché, un joven de diecisiete años que tiene una vida bastante difícil. Sus padres, dos personas bastante conservadoras, discuten mucho y no se llevan muy bien con su hijo. ¿A qué se debe? A que él es gay. Lucifer Shurley, de dieciocho año...