La mayor parte de la atención de Alpha se había concentrado en las ventanas frente a él. En ellas se podían ver innumerables escenas, como batallas y huidas, u otras más tranquilas como un pequeño lémur recogiendo una extraña fruta.
Había un total de veinte ventanas, todas enfocadas de diferentes maneras y en constante cambio, todo con el fin de ofrecer una mejor vista y comprensión de la situación que estaba sucediendo.
En esas veinte ventanas había todo tipo de bestias y criaturas extrañas, algunos de ellos eran enormes, con una altura de dos metros entre los más pequeños.
Luego estaban aquellos que eran minúsculos. Siendo el más pequeños de ellos tan solo de medio metro de alto.
Algunas de las bestias y criaturas que se podían ver, eran una rara combinación de varios tipos de animales, e inclusive insectos.
Todos ellos eran súbditos de Alpha.
Aunque muchos de estos eran débiles, solo siendo un poco de ellos un poco más fuertes que el promedio, todos compartían una misma característica. Y no eran sus apariencias.
Una pequeña luz brillaba en lo profundo de sus ojos, en algunos eran más fuertes, mientras que en otros eran más débiles. Era la luz de la inteligencia.
Si bien Alpha doblegaba a las bestias para que se convirtieran en sus súbditos, no lo hacía con todos. Él tenía sus propios requisitos, y el principal de ellos, como el más fundamental, era que las bestias poseyeran un cierto grado de inteligencia. Lo suficiente como para que aceptara convertirse en súbditos suyos.
Claro, no todas las bestias aceptarían tal cosa.
Pero esto no le importo, si no aceptaran, simplemente serian devorados para pasar a ser la fuerza de sus súbditos.
En cuanto aquellos que no poseían inteligencia, su destino era más que claro.
En un principio Alpha pensó que las bestias con inteligencia serian sumamente raros. Tal pensamiento seria común para cualquiera que fuera a un mundo desconocido. Y no sería para nada extraño que fuera de esa manera.
O eso pensaba él después de haber convertido a Ghump en su súbdito. Tras eso, se había puesto a pensar si habría más bestias inteligentes.
Haber encontrado a Ghump y hacerlo su súbdito, cualquier otro humano que reencarnara en otro mundo e hiciera tal cosa, diría que su suerte es grandiosa (si es que tal cosa sucediera). El encontrar una forma de vida inteligente más allá de la humana era algo añorado y deseado por muchos científicos.
Ya que eso respondería a una de las mayores incógnitas, ¿estamos solos? Si uno se pusiera a pensar y razonar, el universo es inmenso, más allá de lo que podemos comprender o imaginar. Todos los mares del mundo para un solo pez, todas las playas y un solo grano de arena. ¿Acaso no hay más?
Sería tonto negar las posibilidades.
Alpha sabía que no podía usar tal sentido común en este mundo, es más, no había espacio para él. Con todo lo que sucedió, sería demasiado tonto hacerlo.
Es un mundo distinto, cosas que antes creía imposible sucedieron. El sentido común ya no le era necesario. Simplemente debía aceptarlo. Ya que negarlo no cambiaría nada. Su realidad cambio, y el también cambio.
Aun así, no podía evitar sentirse un poco sorprendido. Encontrar tantas bestias con inteligencia, aunque la mayor parte de ellos no más inteligentes que un niño humano de 5 años, aún era algo impresionante para él.
Y lo más impresionante no era eso, la mejor parte era que estas bestias al evolucionar, también lo hacia su inteligencia. Al punto de estar a la par de un humano adulto. La prueba de ello era Ghump.
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La dominación de los Lords
De TodoYo era solo un simple Neet que se la pasaba los días jugando y sin preocupaciones en la vida. Hasta que recibí un mensaje con una invitación a participar de la beta de en un juego, La dominación de los Lords. Al leer sobre el juego me pareció intere...