Una mujer druida de apariencia humilde se movía a toda velocidad dentro de lo que parecía ser los pasillos exteriores de una catedral.
A sus pasos se encontraba con otras muchas mujeres con el mismo atuendo que ella, un vestido blanco y sencillo, sin demasiados adornos que llamaran la atención.
La expresión de esta mujer era un tanto grave ya que en sus manos cargaba un enorme rollo de unos 50 centímetros de largo y 10 de grosor. Este tenía una apariencia lujosa ya que estaba bordado por hilos de oro, no parecía ser algo que ella pudiera darse el lujo de pagar si se rompiese, tal vez fue por esta razón es que tenía tanta precaución al llevarla consigo.
Incluso miraba a su alrededor con extrema precaución y temor de que alguien pudiera abalanzarse sobre ella con malas intenciones.
Todos los que pasaban cerca de ella la miraban con cierto desconcierto, pero este no duraba mucho cuando veían el pergamino en sus manos.
Al verlo, las expresiones de todos se volvían graves y se alejaban rápidamente con mucho temor.
Tras ver este comportamiento de todos, la mujer se sintió un poco más segura, pero no mucho.
Todo el pasillo que estaba hecha de piedra áspera era iluminado por numerosas lampas de araña que colgaban desde el techo. Pero no eran los únicos que brindaban luz.
Cada una decena de metros, una enorme ventana de cristal permitía que los rayos del sol ingresaran. Solo que estas eran acompañadas de múltiples colores haciendo todo más llamativo.
Tal vez si fuera otro día, u otro momento. La joven mujer se tomaría el tiempo de apreciarlas.
Pero no hoy.
La joven mujer siguió avanzando hasta que fue detenida por un hombre recubierto de una armadura que parecía ser de piedra.
"Alto, esta zona está prohibida su ingreso a todo aquel que no pertenezca al concilio."
La voz del guardia era extremadamente gruesa y seca. Inclusive podía sentirse un aura peligrosa proveniente de su cuerpo volviéndolo aún más aterrador.
"Ahora retro...
Al momento que el guardia iba a continuar sus palabras, su mirada recayó en las manos de la joven mujer y vio el pergamino que portaba, esto hizo que se detuviera a la mitad de lo que trataba de decir.
Aunque no se podía ver su expresión, ya que esta estaba cubierta por su armadura de piedra, el guardia puso una expresión muy seria. Sin decir nada más, abrió el paso y dejo que la joven mujer continuara.
No dándole vueltas al asunto siguió su camino hasta llegar a una enorme puerta con diferentes gravados en ella. Pero la que más resaltaba era la imagen de una enorme montaña que se alzaba hacia los cielos de manera impotente.
Tras llegar, la joven mujer se quedó parada frente a la puerta mientras el sudor corría por su frente.
No paso siquiera cinco segundos hasta que la enorme puerta comenzó a abrirse, mientras el sonido chirriante surgía de la piedra por debajo de esta debido a la fricción.
El rostro de un viejo hombre apareció tras las puertas, no presto mucha atención al a joven mujer frente a él, solo miro el pergamino en sus manos durante un breve segundo antes de extender su brazo y tomarlo. Tras eso se dio la vuelta y comenzó a cerrar nuevamente la puerta.
Al ver que todo había salido bien la joven mujer soltó un suspiro aliviada, pero este no duro tras escuchar la siguiente frase.
"Ejecútenla"
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La dominación de los Lords
RandomYo era solo un simple Neet que se la pasaba los días jugando y sin preocupaciones en la vida. Hasta que recibí un mensaje con una invitación a participar de la beta de en un juego, La dominación de los Lords. Al leer sobre el juego me pareció intere...