La dominación de los Lords

Capitulo 8

Quemar el espíritu para combatir a las llamas

Parte 1

Ver a Noches comenzar la lucha llevo rápidamente a que los bárbaros entendieran que no había posibilidades de victoria, ni mucho menos que alguno tuviera la oportunidad de sobrevivir luego de su caída.

No hacía falta recordar cuanto su pueblo había sufrido a lo largo de las décadas.

Ver caer a sus compañeros, amantes y hermanos no era algo nuevo para ellos.

Esto era lo natural, aunque en esos momentos no todos ellos estuvieran presentes para verlo con sus propios ojos.

Tan solo las palabras de aquellos que sobrevivieron para traerles la noticia era ya en si una fortuna.

Por esta razón no existía tal cosa como un dolor insoportable tras la separación a causa de la muerte.

En este sentido, ellos ya se encontraban huecos.

Incluso en esta situación, donde Noches sin duda moriría, y aunque ellos sobrevivan gracias a algún milagro, tal cosa como sus pesares no se encontraría ahí.

Ya que sería visto como una ofensa, un insulto hacia su sacrificio.

¿Pero acaso había este futuro?

Incluso si sus Lords quisieran ayudar en este momento, ya era tarde para que tal cosa sucediera.

Aunque no lo pareciera, los bárbaros eran extremadamente testarudos y orgullosos.

No temían tomar acción sin importar la circunstancia, aun sabiendo que esto conduciría a sus muertes.

Por ello, tras el grito de Altro, ninguno de ellos dudo.

Del interior de sus cuerpos, una pequeña chispa nació y pronto esta comenzó a crecer a un ritmo alocado hasta convertirse en una pequeña llama, la cual seguía en un aumento constante.

En un instante, el rostro de todos los bárbaros mostro una expresión de dolor indescriptible a medida que sus tatuajes comenzaron a brillar intensamente, todo esto mientras el sudor brotaba de sus cuerpos convirtiéndose en vapor que se disipaba en el aire.

Pero eso no era todo.

"HUohgg"

Un pequeño grito ahogado surgió, y el cuerpo de un bárbaro cayó al suelo.

Algunos miraron a su compañero caer, y pronto lo reconocieron.

Este era uno de los pocos que había llegado a vivir tanto tiempo para convertirse en un anciano.

Desde ya, aunque había sido renovado tras convertirse en un súbdito de sus Lords, su piel antes seca y ojos negros aun permanecieron en él, solo que en ellos la vida aún quedaba hasta solo unos instantes.

Pero eso desapareció sin dejar rastro, como si nunca hubiera estado allí desde un principio. Incluso después de eso, su piel comenzó a secarse aún más, como si fuera el cuerpo de un árbol en el desierto, donde la muerte exprimía cada esencia de él, al punto que solo una ligera ráfaga de viento sería suficiente para hacer que se convierta en cenizas, volviendo a la tierra, conformándose una vez más como parte de este mundo.

"UgHHG"

El mismo grito ahogado sonó, esta vez no fue un anciano el que cayó.

Sino un bárbaro adulto.

Pero su apariencia actual no se diferenciaba a la del anciano anterior.

Su piel también se había marchitado a tal punto.