Volumen 3

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Prologo

Se levanta un imperio

Somos llamas gemelas, separados por los cielos, nacidos en otro tiempo y lugar.

Viajamos eternamente, iluminando los cielos oscuros con nuestra luz. La mia era fría y llena de muerte, en cuanto a ti. Era una llena de calidez y vida.

A pesar de que nunca nos vimos, conocíamos el nombre y el rostro del otro. Nuestras almas llamaban con el deseo de reunirse.

Pero ante la promesa de la siguiente página fuiste engañado y perdiste tu luz.

Cuando finalmente nos reunimos, ya no eras tú.

A pesar de que tu alma quería recordar. Tú lo negaste.

Decías que no podías ser amado, que no podías corresponder mi amor. Negaste mis caricias y por ello pedias ser liberado.

Pero había una cosa que no podías negar.

Éramos espejos de luz. Y por ello hice lo prohibido, ante mi amor por ti. No dude. Y me uní a ti.

Todo con la esperanza de que pudieras recordar, de que pudieras aceptar. Hasta entonces, nuestra vida será una misma. Si tu caes, yo lo hare contigo.

...

..

.

*Splash*

"¡Nooo!"

Junto a un rugido. En lo alto de los cielos, una grieta se abrió. De ella, lo que parecía ser la extremidad de un insecto emergió a una velocidad inimaginable en dirección de una pequeña figura.

Esta se encontraba muy débil, por lo que no pudo hacer nada para defenderse. Su estómago fue perforado haciendo que la sangre brotara en grandes cantidades.

*Risa*

A su vez, una risa macabra y llena de maldad emergida de la misma rotura. Todo el lugar se volvió frio y sombrío. Como si el mismo dios de la muerte hubiera descendido.

La pequeña figura, tras ser atravesada no pudo sustentar mucho tiempo su luz. Por lo que fue inevitable que sus ojos se cerraron en la oscuridad. Pero antes de hacerlo, soltó unas palabras con su débil voz.

"No pude...cumpli..r..nuestra prome...sa."

La risa demoniaca no se detuvo, en cambio bufo antes de tirar a la pequeña figura con mucho desprecio hacia la tierra.

"Tu sacrificio fue una estupidez. Pensar que alguien podía ser tan estúpido. Y todo por una promesa."

Sus palabras contenían mucho desprecio en ellas. Como si estuviera dirigiéndose al plebeyo de más baja categoría existente.

"El título de Lord no es algo que merezcas."

Por debajo, el enorme cuerpo de una bestia gris se encontró mirando todo esto mientras era rodeado por decenas de miles de enemigos. Su cuerpo se encontraba en un estado terrible, con cortes profundos y con sus extremidades rotas.

Lo único que podía hacer en este instante era mirar todo siendo incapaz de hacer algo.

La última palabra de la pequeña figura golpeo profundamente en su alma. Infligiéndole sin saber, un dolor muy grande.

"Promesa"

Su mirada se encontró perdida por unos instantes que parecieron una eternidad. Cuando trataba de recordar, un dolor difícil de describir con palabras azotaba su alma herida.

Como si algo evitara que esto sucediera.

En lo más profundo de su alma, una pequeña chispa dorada tan diminuta como el polvo se encontraba brillando tenuemente, al punto de que parecía poder desaparecer en cualquier momento.

Y cuanto más tratara de recordar, más débil se volvía esta chispa. Pero algo le decía que no debía rendirse, y esta no era otra que la pequeña chispa. La cual, extrañamente parecía desear brillar una vez más.

*RUGIDO*

La bestia no podía soportar mucho más este dolor, y combinado el ver a la pequeña figura caer. Se volvió algo que incluso las deidades no podían soportar.

Su mente se volvió un caos, dolor, furia, odio, deseo de matar, anhelo. Todo tipo de sentimientos se arremolinaban en su interior. Y esto parecía alimentar a la pequeña chispa, la cual, al comenzar a absorber esto comenzó a estabilizar su brillo.

*Crack*

Como si algo se rompiera en su interior. Esta pareció romper una especie de restricción haciendo que su brillo aumentara monstruosamente.

En las afueras, el cuerpo de la bestia que ahora era gris. Pálido como la muerte, en un momento a otro. Todo su cuerpo comenzó a brillar en un poderoso color de oro mientras liberaba ondas de calor tan potentes que hasta el espacio a su alrededor comenzó a derretirse.

La dominación de los LordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora