A pesar de que el sol aún no se encontraba a mitad de los altos cielos, el calor en la mañana ya era lo suficientemente fuerte como evaporizar el agua.
El suelo era extremadamente caliente, al punto que si alguien normal caminara con los pies desnudos, sentirá que este les quemara como si los tuvieran dentro de las llamas.
Todo era completamente desolado, seco y caluroso. Era las palabras perfectas para describir tal paisaje desprovisto del color de la vida.
Las corrientes de aire eran muy escasas, pero al momento que pasaban, en todo su trayecto. El polvo se levantaba y lo cubría todo. Los huesos que desde hace tiempo se encontraban expuestos ante el sol, tras ser tocado lo más mínimo, igualmente se desintegraban y se unían más profundamente al paisaje muerto.
"Esta mañana sí que es fresca."
Entre medio de todo este paisaje, un grupo de individuos de piel violeta se encontraba caminando despreocupadamente.
Sus rostros no mostraban incomodidad ante tal temperatura alta y la tierra que abundaba en el aire seco que entraba en sus pulmones.
Es más, sus rostros mostraban comodidad. Como si esto no fuera nada en absoluto.
"¿No comenzara a llover verdad?" Dijo uno de ellos en broma.
A respuesta de sus palabras, otro contesto.
"Espero que sí, la última vez fue hace tres meses. Y el agua de entonces ya se nos está acabando. Suerte podemos reemplazarlo con lo que sacamos de las plantas espinosas y la sangre del Atragles. Pero eso también empezara a escasear dentro de poco."
No eran otros que los barbaros. Ya había pasado una hora desde que salieron de su pequeño pueblo. Y en el transcurso de su camino no encontraron dificultad en avanzar.
Las bestias y otras criaturas que habitaban en este lugar desolado eran muy pocas. Aunque abundantes en variedad.
Pero salvo que ocurra algo importante, estas no se mostrarían. Siempre se mantendrían al marguen, escondidas ya sea bajo tierra o mezclándose con el paisaje gracias a sus habilidades de adaptación, todo hasta el momento que una presa pasara descuidadamente y terminara en sus garras.
Aunque todo era muy desolado y seco, las plantas espinosas, como enredaderas y un tipo extraño de arbusto. Era lo que más abundaban.
Nada de esto era simple, o siquiera inofensivo.
Ya sean insectos parasitarios, o venenosos. Como alguna otra criatura con habilidad de camuflaje, sus lugares favoritos para esconderse eran estas plantas.
Aquellas que rebosaban de vitalidad eran las más peligrosas, pero también una opción de suerte. Ya que estas producirían un tipo de fruta marrón oscuro ideal para el consumo. Todo esto gracias a la fuente de agua bajo ella que posibilita la sustentabilidad de la planta.
Tras ver tal fruta, esto sería sin duda irresistible para cualquiera. ¿Pero cómo sería algo tan fácil?. Claramente había algo mal en todo esto.
Y en eso entraban estos insectos.
Los insectos Cope no eran los únicos en su tipo, también había una no muy grande variación de ellos. Y entre estos estaban los parasitarios. Los cuales asechaban dentro de estos arbustos, o inclusive dentro de las frutas mismas.
Esperando que un desesperado llegara hasta ellos y brindara su cuerpo como un recipiente, no solo suyo, sino de sus huevos.
Estos insectos parasitarios eran llamados Kure. Que a diferencia de los Copes, estos no tenían alas y sus tamaños apenas llegaba a unos milímetros. Pero eran característicos por sus largas patas como saltamontes y su boca ideal para perforar la carne.
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La dominación de los Lords
RandomYo era solo un simple Neet que se la pasaba los días jugando y sin preocupaciones en la vida. Hasta que recibí un mensaje con una invitación a participar de la beta de en un juego, La dominación de los Lords. Al leer sobre el juego me pareció intere...