No soy cobarde

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Christopher

Las copas de vino eran las que hablaban por mi me repetía una y otra vez pero realmente quería ver ese momento en el que ella se quitara las bragas solo de pensar que estaría justo frente a mi sin nada de bajo que me impidiera tocarla me excitaba tanto, ella tomó su copa de vino y la bebió por completo por un instante pensé que no lo haría que era era la razón por la que se tomó la copa de vino pero cuando puso la copa en la mesa se levantó frente a mi, levante mi mirada para verla, sus ojos se cruzaron conmigo, pude ver una sonrisa en sus labios, las luces del árbol que alumbraban la sala hacían que sus piernas brillaran hermosamente, vi como deslizaba las manos sobre su cuerpo pasándola por sus pechos que se veían tan apetecibles a través de la transparencia que me pusieron más duro, llego al dobladillo de su vestido, sentía que todo iba en cámara lenta mientras subía lentamente su vestido, entonces pude ver una pequeña tanga de encaje muy ligera que me dejaba ver toda su parte íntima, subió sus manos por sus piernas hasta llegar al costado de su ropa interior en ese momento mi corazón comenzó a golpetear más fuerte, cuando vi que metió sus dedos dentro de las bragas mis ojos de abrieron un poco más y estoy seguro que me corrí un poco sobre mis pantalones al verla sin bragas frente mío, ella sonrió de manera perversa, de esa forma que me provocaba, subió sus manos rozando su parte más íntima, vi como cerraba los ojos mientras un dedo se metía en su interior lentamente frotando su clitoris solo un poco, mi garganta se secó mientras yo trataba de pasar saliva para dar un poco de alivio ella abrió sus ojos y me picó un ojo para después bajar su vestido rápidamente y sentarse al lado mío

Dulce.- listo doctor- dijo sonriendo- mi turno- dijo mirándome mientras se servía otra copa de vino-

No podía continuar con esto, me llevaría a donde no quería, sabía que otra situación cómo está y no saldría ileso, intenté levantarme pero mis piernas no reaccionaban y mi mente me decía que continuara, sumándole que me iba a dar vergüenza levantarme y que dulce me viera con una gran carpa en mis pantalones, eso le daría una idea de lo que había provocado

Christopher.- creó que deberíamos parar- dije tomando un poco de vino-
Dulce.- oh no doctor, no ahora que es mi turno- dijo sonriendo mientras tomaba un sorbo de la copa-
Christopher.- pero...-dije algo nervioso-
Dulce.- ¿me tiene miedo?- dijo sonriendo-
Christopher.- n...o...-dije evitando su mirada-
Dulce.- demuéstralo-dijo jugando con uno de sus cabellos-

Esa mujer quería dañar mi ego y el alcohol junto con mis ganas de seguir me motivaron, no podía evitarlo o tal vez eran simplemente las ganas de ella

Christopher.- respire profundo- dispara
Dulce.- te daré un masaje especial solo debes quitarte la camisa- dijo sonriendo- ¿aguantara doctor?- dijo sonriendo-
Christopher.- bien- dije mirándola antes de tomar un sorbo de vino-

Un masaje sin camisa, bien, podría aguantarlo no pasaría nada, tal vez hazte me quedaba dormido, esto estaba a mi favor, me levante mientras desabotonaba la camisa, dulce me miraba, para después levantarse, se giró para darme la espalda mientras caminaba hasta llegar una mesita que estaba al lado de uno de los muebles

Dulce.- siéntate en el mueble- dijo con voz sensual-

Solo de escucharla me provocaba, tal vez no había sido buena idea, me senté en el mueble, recargue mi cabeza un segundo para despejarla y no pensar en las manos de dulce sobre mi cuerpo mientras que su cálida voz me decía cosas, de pronto el olor a fresa inundó mis fisss nasales, abrí un poco los ojos y pude ver a dulce frente a mi con la vela que había comprado marina en una mano, nuestras miradas se cruzaron y pude ver el fuego en los de ella, se subió un poco su vestido

Dulce.- cierta un poco tus piernas- dijo mirándome- esto te va a gustar

Inmediatamente hice lo que ella me pidió, subió un poco más su vestido, estoy seguro que si estuviera en la parte de atrás vería el inicio de su trasero así como casi podía ver su parte íntima en el frente, abrió sus piernas para después colocarse sobre mis piernas a horcajadas, mi respiración se cortó

El sabor de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora