El sabor de tu piel

No podemos

Christopher

Regresamos a la realidad, había dejado a dulce en su casa, había vuelto a mi rutina estaba dándome una ducha; ya había regresado del gimnasio, estaba listo para comenzar mi día, me sentía feliz y pleno; salí de la ducha, me vestí con mi pantalón casual y una camisa azul a rayas, termine de arreglarme. Decidí tomar el desayuno rápidamente, justo cuando abría la puerta de mi departamento toda mi felicidad se fue por la borda frente a mí estaba mi querida hermana

Christopher.- ¿qué haces aquí?- dije saliendo y cerrando la puerta detrás de mi-
Marina.- vine para hablar contigo, desapareciste estábamos asustados, si todo esto es por lo de Axel y yo, déjame explicarte por favor- dijo tomándome del brazo-
Christopher.- no necesito que me expliques nada, creo que todo está dicho ¿no?
Marina.- pero...- dijo mirándome con esos ojos que siempre hacen que me doblegue-
Christopher.- esta ocasión tu mirada de cumple mis deseos no funcionará, me dejaste más que claro que eras una mujer adulta bien, asume lo sucedido, me mentiste, me ocultaste a lo que estaban haciendo, solo tú y el saben el tiempo que llevaban en este juego a mis espaldas. Tú eres mi hermana y él era mi mejor amigo
Marina.- si tan solo me escucharas por favor Christopher- dije abrazándome fuertemente-
Christopher.- nada funcionará marina, estoy furioso
Marina.- por favor, si solo hablaras conmigo
Christopher.- no tengo nada que hablar
Marina.- no puedes dejarnos de hablar toda la vida, estás actuando como un niño
Christopher.- y ustedes como dos adolescentes calenturientos que cualquier lugar es bueno para tener sexo- dije gritándole- luego vas a ser una cualquiera cuando él te deje tirada
Marina.- su cara se veía decepcionada- eres un idi*ota Christopher

Ella dio la media vuelta y salió caminando sin girarse a verme, en ese momento supe que la había lastimado, me costaría mucho trabajo que me perdonará porque si como ella había dicho "yo era un completo idiota"; es que la realidad necesitaba algo de tiempo para asimilar todo esta situación, sabía que marina era una mujer adulta responsable aunque algo desorganizada pero en parte todos éramos culpables de eso ya que siempre la mimamos por ser la pequeña y lo que yo tenía era miedo a que mi amigo Axel la lastimara como había hecho con las demás mujeres que había andado, tenía demasiado pavor al ver a mi hermana destruida por una relación que no iba a ir a ningún lado yo tendría que recoger los pedazos al final cuando le partiera el corazón, marina era muy ingenua y Axel un mujeriego, al final perdería un amigo por mi hermana porque siempre la apoyaría a ella y todo lo que le pasara me dolería, por ella soy capaz de pasar por encima de quien sea. Baje a mi auto, maneje hasta el consultorio, subí el elevador, las puertas se abrieron camine por el pasillo, me quede parado a la mitad, margarita nos veía

Christopher.- ¿qué haces aquí?- dije molesto, aún no me controlaba del enojo que traía conmigo mismo-
Axel.- necesito hablar contigo- dijo levantándose del asiento-
Christopher.- yo no necesito escucharte- dije molesto- ustedes no se detuvieron a pensar en mi, yo porque debería escucharlos para pensar en ustedes
Axel.- somos adultos Christopher, no teníamos que pedirte permiso; sabemos que cometimos un error en haberlo ocultarlo- dijo mirándome-
Christopher.- y aún así no hubiera aceptado su relación, aceptemos la realidad Axel al final la estas utilizando, la vas a lastimar y yo voy a recoger los pedazos
Axel.- discúlpame, pero de romperla en pedazos ya te encargaste tu está mañana y yo estoy recogiendo los pedazos- dijo señalándome- ¡felicidades eres un excelente hermano! - dio la media vuelta, llegó al elevador, se giró a verme- no te molestes en buscarla, dice que no quiere volver a verte

Axel subió al elevador, dejándome desconcertado, había lastimado a marina por mis tonterías, estaba actuando como un niño pequeño tenía razón Marina pero una parte de mi no podía aceptarlo no quería perder algún día a mi amigo por una relación que no funcionará.  Entre a mi consultorio, la mañana pasó ligera, decidí bajar a hablar con Axel pero se negó rotundamente así que tuve que comer sólo a la hora de la comida, subí para atender a los pacientes del turno vespertino, entre prescripciones y consultas la tarde pasó rápido dando paso a la última terapia que era la de dulce, no tenía cabeza para algo más, solo quería terminar ya para hablarle a Marina y pedirle perdón por ser tan cabezota. Dulce entro como siempre solo que ahora llevaba una actitud diferente o yo la sentís diferente, llevaba un vestido azul cielo suelto con los hombros descubiertos y unos zapatos de tacón grueso en color miel, como pasaba continuamente últimamente me quitaba el aliento cada vez que la veía, era sensual y enigmática pero a la vez me daba esa sensación de inocencia que me decía que debía protegerla. Se sentó donde siempre mientras me miraba, se notaba nerviosa, no encontraba acomodo en el asiento, pero había algo más evitaba mirarme a los ojos