¡Jamás!

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Dulce

Tres días pasaron, todos los días los pasaba en el hospital al lado de mi padre esperando ver alguna reacción de su parte pero todo seguía de la misma manera; me encontraba en la oficina firmando los últimos papeles para nombrar al vicepresidente de la compañía que seel os el que estaría al mando a partir de ahora, mi teléfono sonó era el hospital, mi padre había despertado, intenté apurarme  para salir rumbo al hospital, me despedí del abogado dándole las gracias por todo y salí de las oficinas.

Las puertas del hospital se abrieron frente a mí, apure mi paso hasta el cuarto donde estaba mi papá, la puerta se abría, Nicolás venía saliendo.

- ¿Cómo está mi padre?- dije preocupada-
- Despertó hace unas horas pero tuvimos que sedarlo ya que al momento de no sentir sus piernas entró en crisis- dijo mirándome- pero puedo asegurarte que estará bien, las probabilidades de que recupere el movimiento son muy pocas ya que la columna vertebral está  muy afectada- dijo mientras leía el informe que traía en sus manos- pero ninguna lucha es imposible- dijo mirándome- lo primordial es que no muestra ningún otro problema, si quieres puedes esperar dentro del cuarto, yo creo que le dará mucha alegría verte cuando despierte, podría ayudarlo, tal vez no se alteraría demasiado- dijo abriendo la puerta para mí-
-Gracias- dije mirándolo agradecida- si, esperaré dentro, me quedaré lo que resta del día y la noche aquí, no voy a dejarlo solo

Apreté mi bolso contra mi brazo mientras entraba con las piernas temblando, vi a mi padre frente a mi con un semblante demacrado pero en su cara se notaba la tranquilidad, tome asiento frente a su cama en un pequeño mueble que estaba ahí, tome mi celular de mi bolso, le escribí un mensaje a Marina de que no llegaría a su casa y es que estos últimos días había dormido con ella en casa de sus padres, insistieron demasiado y no pude negarme.

-"Mi padre despertó hace unas horas, me quedaré lo que resta del día aquí y también pasaré la noche. No quiero despegarme"- escribí en el mensaje-

Metí nuevamente el celular dentro de mi bolso, prendí el televisor que había en el cuarto mientras esperaba pacientemente que mi padre despertara nuevamente, las horas pasaron, mi cuerpo estaba agotado, tenía sueño, hambre y el sillón del cuarto era de lo más incómodo, tome un suéter traía en el bolso hice una pequeña bola para después colocarla debajo de mi cabeza, me recosté, cerré mis ojos por unos minutos. No escuché el sonido de la puerta pero lo que si sentí fueron sus manos sobre mis brazos, un calor me recorrió y me hizo sentir reconfortada, abrí mis ojos encontrándome con los suyos, Christopher estaba sentándose justo al lado mío, acomodándome en sus brazos, levante mi cabeza para mirarlo

-No se despierta todavía- dije angustiada-
- ¿Comiste algo?- dijo mirándome, yo negué con la cabeza- necesitas comer, puedes enfermarte y tu padre te necesita - dijo mientras miraba a mi papá que estaba frente a nosotros- por otro lado- dijo quitando sus brazos de mis hombros- creo que deberías volver a la terapia, no puedes pasar más tiempo sin ir- dijo mirándome- no podemos quedarnos estancados- dijo levantándose del mueble para mirarme-
- No creo poder regresar en este momento- dije poniendo la cara sobre mis manos- no tengo cabeza para ir a terapia- dije cansada-
- Es necesario que vuelvas, tenemos que hablar de todo lo que está pasando y de tu madre- dijo mirándome- la forma en la que estás actuando...-dijo inseguro- no es que sea buena o mala tu actitud pero necesitas sacar el sentimiento que tienes en tu interior y necesitas hablarlo

Antes de que pudiera contestar la puerta del cuarto se abrió, Nicolás entró mirándonos a los dos, en sus manos traía una bandeja con comida

Buenas noches- dijo mirándonos- vengó a checar a tu padre y bueno pensé que debería traerte algo de comer- dijo mostrando la charoles que tenía en las manos-

El sabor de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora