Existe un lugar en New York donde puedes ir desinhibido y carente de vergüenza por tus gustos sexuales. Uno donde tener una cuantiosa suma de dinero en tu cuenta te permitirá el ingreso. Cada noche hay una clave nueva de entrada. Tú envías el depósito a nuestra cuenta y vía online te enviamos un código que contiene la clave y será descifrado a la entrada del lugar. Podría decir que eso se asemejaría a una tarjeta de invitación.
Esta noche es el estreno de Alicia.
Regresé a Manhattan por ella.
Por nuestro acuerdo.
Para su presentación de sexo en vivo —elaboradamente— se arregló el lugar con la temática que irónicamente lleva su nombre: Alicia en el país de las maravillas. Ella es nuestra Alicia y el conejo será su depredador. Los clientes representarían el sombrero loco por su poca cordura. La veo en su vestido celeste de niña buena, le asienta de maravilla. Su peluca rubia larga y de ondas la hace ver más joven de lo que es, resaltando a su paso, su piel rosa, sus ojos avellana y su rostro levemente redondeado. Apenas tiene diecinueve años. El público se fascinará con su acto.
Le dije que no cuando quiso ingresar en el negocio, pero ella se expuso toda frágil y con una gran necesidad de conseguir el dinero para pagar la operación de su hermana menor que al final —tras una investigación de su información— dije sí con un preacuerdo. La subasta fue lo primero que se le propuso, pero recordé los peligros de la misma. Entonces, le expuse la presentación de sexo en vivo. Solo una vez. Una maldita vez, y tendrá en su cuenta bancaria una cuantiosa suma de dinero. Podrá pagar la operación y le quedará para otros gastos.
Sé de su no amplia experiencia sexual. Ella misma lo había confirmado, aunque ya lo sabíamos todo el jurado previamente. Investigar a nuestro personal es primordial, lo juro. Es tan primordial como comer para no morir de hambre. Todo debe estar en regla. Al final, la prueba antes del show se dio. La ayudé con darle el hombre más confiable que tengo para que sea su compañero. Pasó la prueba.
Me recordó a London cuando necesitaba el dinero no para ella, sino para salvar la vida de alguien más. La diferencia es que Alicia se ve más de la edad que tiene, mientras London no. Mi London sigue viéndose tan joven. Tiene esa cara de niña que jodidamente me tiene atrapado.
—Te traje un presente. —Extiendo el ramo de flores que compré a las afuera del edificio.
Sonríe. Lo toma, voltea y se dirige hacia el sofá para ubicarlo sobre su bolso que está en el sofá. Miro alrededor del camerino que le di para exclusivamente para ella. Todo está intacto. Incluso el maquillador sigue sin usar. Me vuelvo hacia Alicia que está de regreso y observo su rostro. Está maquillada. Asumo que trajo sus propios productos de belleza. Da igual. Lo importante es que está lista.
—¿Qué? —Frunce su ceño.
—¿Segura? —Me sorprendo a mí mismo con la palabra que sale de mi boca.
—Mi hermana lo vale.
Asiento.
—Y nuestro acuerdo —continúa.
Nuestro acuerdo.
—León, te guiará en todo —le recuerdo—. Tú solo imagina que nadie está presente.
Miro la hora en mi reloj de mano. Paso mis dedos por cabellera. Amargamente, vuelvo mi mirada hacia ella. Puedo detectar un leve signo de tristeza en sus ojos. Me acerco un poco y acaricio,, en un suave desfile de mis dedos, su mejilla. Suspira. No deseo que haga el show. Pero yo soy solo un testaferro del Heaven no su dueño.
—Vamos ya es la hora —comunico, sin dejar de mirar sus ojos por ser capaz de ver su reacción a mis palabras. Entonces, cambian. Se vuelve duros. Es una coraza que pone ahí. Ésta obligándose a ser fuerte, y necesitará serlo.
Asiente.
Me vuelvo hacia la puerta, y el proceso desde ahí hasta la habitación de vidrios polarizados es ella siguiendo mis pasos detrás de mí. Al arribo del sitio veo a León que está esperándola para que Alicia haga su entrada.
Alicia me rodea y se pone a lado de León. Lo abraza. Él da un respingón a manera de sorpresa. Demora en responder el afecto de ella, pero termina por abrazarla con más fuerza de la dada por los brazos de la chica que hoy es su compañera en el acto.
—Lista —anuncia Alicia, soltando su agarre y volteando en mi dirección con una sonrisa.
No hago ningún gesto o palabra que la haga titubear. Miro a León y el asiente. Sabe que debe cuidarla y hacerla sentir que es el ser más maravilloso que ha tenido la dicha de tener entre sus brazos. Giro y la dejo atrás. Me voy por el pasillo que tienen como marco en la pared pinturas mías.
Visualizo la puerta negra que da hacia el gran salón donde están los invitados. Escribo el código de cuatro dígitos en la caja de seguridad de la esquina derecha del marco. Se abre.
La luz naranja neón que ambienta el sitio me recuerda al letrero del lugar donde hacia un par de horas atrás había elegido para emborracharme hasta que mi dolor dejara de estar tan vivo. Aún lo siento. Carcome cada parte de mi maldita alma. Lo hace y no puedo evitarlo. No hoy.
Me dirijo directo hacia los invitados que empiezan a ingresar. Paso por las mesas decoradas de tazas para té que rodean un gran sombrero colorido. Encima de cada uno hay una tarjeta con un color en específico que indica quiénes pueden sentarse en ese sitio. Tanto la mesa como las sillas están forradas de tela blanca. Asumiendo que es lo único puro que hay. Amplias telas verdes que decoran el techo caen en una presentación etérea. Quién esté a cargo del diseño se ha esforzado está vez muy bien.
—Buenas noches. —Saludo a la pareja que ingresan con la máscara blanca con diseño de plumas coloridas en el borde que cubre completamente sus rostros—. Bienvenidos al Heaven.
Asienten.
Pasan a mi lado y se ubican en su respectiva mesa según su nivel de pago. Las tarjetas de colores los sombreros son la clave hoy. Amarillo, primera fila en el centro. Rojo, primera fila a la derecha. Así sucesivamente rodeando lo que es la habitación donde se presentará Alicia. Se encuentra oscura, cuando las luces se enciendan en el interior se dará inicio a todo.
El salón se llena como siempre. Voy hacia los primeros asientos y me siento en el que tenía reservado. Le prometí que estaría pendiente de su presentación. Las luces de la habitación se encienden. Una única mesa en el centro similar a la que tenemos aquí fuera. El suelo con un césped artificial y árboles angosto a ambos costados de la puerta resguardando la entrada. La música de una sinfonía delicada empieza hacer ruido en todo el salón.
Entonces, la puerta se abre.
Alicia aparece.
Alicia llega al país de las maravillas.
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✓Nueva actualización. Ayer actualicé. Espero que les hayan llegado la notificación.
✓Subiré un capítulo más si lo desean así que, comenten. \o/
Sino lo subo mañana.
¿Qué desean?
Este es mi regalo de los Reyes Magos.
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Tú © - [Serie Apariencias] [Libro #3]
RomanceAdvertencia: Debes haber leído Random y London para ingresar a esta obra. Random, ¿Qué puedo decir de él? London, ¿Qué puedo decir de ella? London creyó dejar atrás todo lo que pudiera recordarle a Random. Más de Cuatro años que nada la ata a...