Capítulo VII: Un millón

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—Solo dile al hombre que está ahí contigo que le daré el dinero que quiere

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—Solo dile al hombre que está ahí contigo que le daré el dinero que quiere.

Puedo escuchar su respiración agitada  al otro lado de la línea. Un millón. ¿Qué es un millón a comparación de su vida? Daría la mía si así pudiera.

—Bien.

El silencio del tono en espera me tortura. Ella debe estar hablando con el hombre. Me juego todo. Tuve que realizar uno que otro contacto para encontrar la manera de salvarla. Esta es la única. Tengo en mis manos un aparato telefónico descartable modificado para no ser rastreable. Ruego que se apresure en responder.

—¿Quién es? ¿La policía? —aborda el hombre, de voz gruesa, pero titubeante.

Está nervioso.

Sé que se llama Robert White. Desempleado y con cinco hijos a su cargo. Una esposa muerta por sobredosis de cocaína. Y su historial continúa. Pero solo es un hombre que buscó la vía fácil para la “solución” a sus problemas.

Todos cometemos actos de los cuales no estamos orgullosos para obtener dinero por alguna necesidad que no puede esperar. La de él son sus hijos que ya no tienen hogar y duermen en una pequeña covacha cerca de un puente.

—Tengo el dinero que quieres, pero no le hagas nada a las personas que tienes secuestradas.

No doy más información.

Si revelo algún detalle de interés hacia una persona en particular puede que su mente desorbitada trame algo peor. Miro desde la ventana del edificio que está cruzando la calle donde está la farmacia y los policías que rodean el lugar. No dejan que los periodistas y los curiosos se acerquen. Tienen despejada la zona. Un auto negro de lujo llega de pronto.

Adam.

—¿Quién eres? ¿Me estás viendo la cara de estúpido? —Su tono de voz se pone algo efusivo.

—Soy quien le puede dar a tus hijos un hogar.

Hay silencio.

Lo tomo con tranquilidad.

—¿Cómo sé que es verdad?
—Porque tu celular sonará con el mensaje de un depósito realizado a tu cuenta una vez dejes en libertad a la mujer que contestó el celular.

—¿Por qué ella?

—Porque le debo una vida.

—No sé que sea esto. —Empieza a dudar. Lo entiendo quién daría esa cantidad de dinero así de fácil—. ¿Y los policías? No quiero ir a la cárcel.

—Tienes una salida en la farmacia que no está en los planos de la estructura los cuales de seguro debe a esta hora tenerlos los agentes. —Estampo mi mano en el cristal—. No tienes opción. Confías en mí o irás a la cárcel, o en el peor de los casos obtendrás tu muerte.

—Lo haré.

Sonrío.

Volteo hacia el hacker que está sentado en una mesa improvisada sobre la cual está su laptop. Le doy la señal de que envíe el mensaje que se borrará diez minutos después de que libere a London. Sabemos que Robert porta su celular. Algo que agradecí cuando supe. Que irónico que la primera vez que ofrecí un millón para salvar una vida fue por teléfono igual, y London involucrada en eso.

—Te acaba de llegar un mensaje con las indicaciones de tu escape. —Miro de nuevo a la ventana. Adam está hablando con un agente. ¿No puedes hacer nada más que estar ahí parado por la mujer que dices amar?—. Déjala libre y mantén a los otros como distracción para tu escape.

—Voy a revisar si existe ese sótano.

Sin más el tono de espera vuelve.

Cuento mentalmente hasta que...

—Bien, estoy listo.

Mi corazón se acelera.

Ella estará bien.

—Hazlo.

Cuelga.

Ubico el celular en el marco sobresalido de la ventana. Tuve que comprar el edificio de tres pisos de lo que fue un gimnasio. La estructura está desgasta y las paredes con papeles tapiz desgarrados. Pero lo vale. London vale cada jodido billete que estoy derrochando.

La veo.

Veo sus miedos salir junto con ella de la farmacia. Sus pasos son cautelosos, mientras Robert mantiene la puerta a medio abrir apuntando con su rifle. Todos los presentes mira con asombro. Sigue así, mi vida.

Entonces, ella lo abraza.

Abraza con todo su ser a Adam.




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✓Perdonen la tardanza. Somos más.
Si revelo lo que me ha dejado en pausa con esta historia por un largo tiempo puede que no se dé. Solo pido que confíen en mí cuando les digo que si terminaré el libro. Además todavía falta el de Frank, ¿No se acuerdan?

Gracias por el apoyo.

Tú © - [Serie Apariencias] [Libro #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora