26. Ron.

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Ron no sabía si estaba muerto o estaba soñando.

Al principio todo era un torbellino de colores que giraba constantemente, pero, en ese momento los colores cesaron.

Una mujer con dos antorchas cruzadas estaba de pie ante él. Llevaba una túnica negra y morada, tenía la cabeza tapada por la capucha de la túnica, aún así se veían algunos pelos negros que sobresalían de ella, tenía los ojos cambiantes, pero literalmente. Sus ojos iban pasando de marrón, a verde, a azul, a rojo...

Ron decidió dejar de mirar.

La mujer le sonrió ampliamente.

-Bienvenido Ronald Weasley - dijo está con una voz suave - ¿no pensarás que no me preocupo por ti? Eres uno de mis campeones.

Ron no sabía qué decir.

-¿Alguna vez has pensado por qué coincidiste con Harry Potter en el andén del tren? - prosiguió esta.
-¿El destino? - contestó Ron tímidamente.

La mujer bufó.

-Por supuesto que no - dijo ella - el destino no es una casualidad, Ronald. Yo pedí expresamente a las Moiras que te pusieran en su camino. Tú eras mucho más necesario que Harry para la existencia del mundo mágico.
-Gra... gracias - tartamudeó Ron.

La mujer le sonrió afablemente.

-No des las gracias - dijo ella - pero ahora Harry no será el protagonista en tu mundo, si no Percy. Yo habría elegido a otro pero Hera es muy testaruda. En fin, Percy será un gran héroe pero no triunfara sin ti. Tú deberás coger el mando de los magos en el momento oportuno.

Ron no sabía qué decir.

-Ahora te mostraré algunas cosas - dijo de nuevo - puede que no te gusten, pero, será necesario.

Ron se volvió a integrar en el torbellino de colores. Ron apareció en una colina al lado de un gigante enorme. Al lado de este había un hombre con túnica negra y capucha que le hacía sombra y difuminaba su cara. Un mortifago.

-Mi señor - dijo este - estamos avanzando demasiado despacio. Si no fuese por esos monstruos lentos... Mis tropas ya estarían rodeando Hogwarts. Antes de final de curso habríamos destruido a todos los rebeldes. El señor tenebroso se alzaría por encima de los magos. Sobre todo ahora que ese asqueroso Potter no está entre ellos.
-Basta, Lucius - rugió el gigante.

Lucius Malfoy. Ese mortifago era Lucius Malfoy, el padre de Draco Malfoy. Su enemigo mayor en Hogwarts.

-Te recuerdo que los mortifagos fracasasteis en la última guerra - dijo el gigante - además no es que seas el más apropiado para hablar. Tu cuñada es mucho mejor soldado que tú. Bellatrix tendrá el honor de destruir a Potter, tú no.

Malfoy le lanzó una mirada desde debajo de su capucha y se marchó furioso.

Ron se integró de nuevo en el torbellino de colores.

Ahora estaba en medio del cielo. Literalmente. Iba montado en un carro dorado tirado por ¿pegasos? Si, eran caballos alados. A su lado iban un chico y una chica.

Los dos eran parecidos. Ambos eran rubios y de ojos grises tormenta. Quizás hermanos.

La chica tenía la mirada furiosa clavada en el horizonte, los brazos cruzados sobre el pecho y no miraba al chico. Sin embargo el chico tenía una sonrisa tonta cuando la miraba. Como si hubiese ganado algo a ella.

Los pegasos se agitaron y la chica se puso en pie con velocidad. Se tocó el lado izquierdo del cinturón y sacó una espada blanca.

-¿Qué narices? - dijo ella.

El carruaje dió una sacudida y el chico estuvo a punto de caer por la borda.

-¡Malcolm! - gritó ella.

Se acercó al que debía de ser Malcolm y lo agarró por el brazo para ayudarle a incorporase.

-Estoy bien - dijo Malcolm.

Ambos se volvieron hacia el frente. Unas letras llameantes ardieron en el frente.

Buscad al chico de la cicatriz de rayo.

Los dos se miraron sorprendidos.

-¿Quién? - dijo Malcolm - Annabeth, tienes idea...
-Ahora lo veremos - contestó ella.

Ron noto otra sacudida y cayó por la borda. El carro no se había sacudido había sido él.

Se despertó.

Lo sé, es corto y sin nada especialmente interesante.

La parte de Annabeth y Malcolm es como la introducción de la segunda parte ( segundo libro) de esta historia.

El hijo de los mares || Percy Jackson en Hogwarts Donde viven las historias. Descúbrelo ahora