CAPÍTULO 8.

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Z.

Demonios, qué puto placer.

Embisto una última vez dentro de la chica y me vengo dentro de ella, mi orgasmo dominándome completamente. Mierda, esto es el cielo. Esta chica tiene este pequeño coñito que se rompió totalmente con mi polla y que me dio uno de los mejores orgasmos que no he tenido en diez años, sacándome totalmente de combate. De pronto, me doy cuenta que la chica no emite ningún sonido. Miro hacia abajo, y la encuentro con los ojos cerrados y desplomada sobre mi mano. La suelto y cae de golpe sobre la cama. Frunzo el ceño y salgo de su linda vagina cuyos estremecimientos me apretaban deliciosamente. Mi polla sale de su interior, brillante por sus jugos y me estremezco un poco, una erección nueva tomando el lugar de la anterior inmediatamente, mientras saco sus piernas de mi espalda y la dejo en la cama, desnuda.

Miro de cerca a su cara y veo que respira escasamente, pero está desmayada. Entonces, reparo en la sombría marca de mis dedos en su cuello y en los rasguños que las cadenas le han hecho en la curva de su cuello. Mierda. Paso mis manos por mi cabello y guardo mi polla de nuevo dentro de mis pantalones. Maldición, esto se me salió de las manos. Diez años sin sexo casi me hace matarla follándola.

Joder, casi la violé ahí. ¿Por qué siquiera me importa? No tengo ni puta idea. Me acerco a ella y veo de cerca su cuerpo desnudo. No sé por qué siento un puto remordimiento al ver sus piernas llena de cortes por la madera de la puerta y por los trozos de vidrio de los ventanales que cayeron sobre ella al darme cuenta de que se escondía e intentaba escapar de mí. La furia me dominó y solo quería follarla muy duro al verla usar lo que había comprado para ella.

La seda negra le sienta muy bien.

Miro su coño y veo mi semen saliendo de ella lentamente. Joder. La tomo en mis brazos, retiro la colcha debajo de ella y la meto en la cama, desenganchando las cadenas de la cabecera de la cama. La cubro con las mantas y me doy la vuelta. Joder, hay un puto desastre en este lugar. Trozos de madera rotos rodean la entrada del baño y vidrios rotos se esparcen por casi toda la habitación. Ignoro el desorden, me coloco una camiseta que encuentro en mi clóset y me siento en mi escritorio. Saco mi portátil de Apple y busco algo en internet.

Busco información sobre Chuck, Maika o el muñeco ken, pero sale justo lo que Nevin me acababa de mostrar. Abro una gaveta que tengo con llave y saco la USB, los cinco CD, las cámaras Canon y el portafolio que robé de la bóveda secreta de Chuck. Coloco la USB, y me encuentro con unos cuantos documentos y fotos. Observo todo lentamente y me quedo paralizado. Cierro mis manos en puños para no golpear algo y tenso mi mandíbula. Maldición. Se trata de fotos del hijo de Wilhelm, Tomnus, siendo torturado y finalmente brutalmente asesinado, junto a un video de ello. Demonios. Mataré al maldito Chuck por esto. Veo entonces fotos de Samantha Philiphs y de Wilhelm, casados, felices y prósperos.

Luego, veo fotos de ella, sola, triste, en el entierro de su hijo, visitando a Wilhelm en la cárcel y luego de ella casándose con Chuck. Demacrada y vieja. Como si su alma hubiera salido de su cuerpo y solo quedara una cáscara vacía. Veo un video de ella siendo amenazada por Chuck con matar a Wilhelm si no se casaba con él. En ese entonces, ella era hermosa, triste, pero hermosa. Ahora, la vida ha hecho mella en ella y los años la han hecho verse realmente terrible. No, no los años. Chuck. Siempre es él el causante de todos los males.

Luego, veo documentos de los falsos contratos que usó Chuck para robar las acciones y la empresa de Will, y él saliendo ileso de todo, pero esta es la prueba de que todo es falso. Veo cómo Chuck le robó todo a mi amigo muerto. A la mierda, ya no me arrepiento de haber follado brutalmente a esa chica. Ella es el precio a pagar por todas estas injusticias que Chuck ha hecho.

Veo los cheques y comprobantes de que Chuck robó a Will, es decir, lo estafó y pienso que todas estas pruebas van a serme de mucha ayuda cuando quiera mandarlo a la cárcel. Veo entonces dos videos de largas horas de duración y cuando abro uno, me congelo. Literalmente. Un leve frío hace erizar mi piel y pienso que es solo lo que alcanzo a ver. No tengo tiempo de verlos todos, pero lo haré más tarde. Se trata de la muerte de Tomnus. El hijo de Will. De hecho, es su tortura, simplemente por ser hijo de Will. Paso rápidamente el video por ciertas escenas y pienso que verlo más tarde solo hará que mi odio hacia Chuck y su hija acreciente a cada minuto que el video reproduzca.

El Secuestro. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora