CAPÍTULO 26.

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Z.

Maika y yo nos vestimos y regresamos a la casa.

Estamos en completo silencio mientras recorremos el camino de vuelta, sin saber qué decir o cómo comportarnos. Es como si todo lo que acaba de pasar sea sólo un sueño lejano. Aunque yo no podría estar más feliz. Maika también me quiere, un poco, pero lo hace. Shawn tiene razón, debo buscar mi felicidad y ella lo es. Alargo mi mano para tomar la suya libre y le doy una sonrisa. Ella me la corresponde sonriendo con la misma intensidad.

Parezco un puto niño.

― Ya casi es hora del almuerzo ―Comento con una risa. ― Vaya, nos demoramos mucho en el bosque...

― Sí, el tiempo pasa muy rápido ―Dice ella simplemente y cargando las flores con su mano libre, me da un ligero beso en la mejilla. ― Tengo mucha hambre ―Comenta riendo y yo suelto una carcajada.

― Ahh, así que... ―Me detengo de repente y Maika me mira extrañada.

Me doy la vuelta para ver el camino por el que llegamos y veo un arbusto a lo lejos moverse. Pero es un movimiento demasiado fuerte para ser sólo el viento. Tomo las manos de Maika y la acerco a mi cuerpo mientras me aproximo rápidamente a la casa, observando los alrededores. Miro atentamente la zona en donde están aparcados nuestros autos y a la zona boscosa detrás de ellos. Hay una deliberada calma en el ambiente que no me gusta para nada. Abro la puerta de la casa y la empujo suavemente dentro, sin apartar mi mirada.

― Entremos, que está haciendo cal... ¡Cuidado! ―Cubro a Maika con mi cuerpo cuando la fría y cruel realidad se estrella contra mí con fuerza.

Estamos siendo emboscados.

Miles de hombres vestidos completamente de negro salen detrás de nuestros autos y por el camino donde vinimos, apuntando armas hacia nosotros. Inmediatamente veo que más de diez camionetas negras 4×4 blindadas hacen su recorrido por el camino que une la casa con la carretera hacia nosotros. Las veo venir a lo lejos. Maldigo entre dientes. Si son varios ahora, deben venir más.

Algo capta mi periferia y de inmediato cubro a Maika cuando uno de los malditos más próximos dispara hacia mí, para que ella no sufra ningún daño, mientras entramos a la casa. Maika grita y suelta las orquídeas al suelo para agarrarme del brazo. Siento el dolor punzante de un balazo en mi pierna derecha y al instante siguiente otro más en mi brazo izquierdo. Maika inmediatamente se pone a gritar y a llorar como si hubiera sido ella a quien le acaban de disparar.

― Zack...

― Mierda ―Me tambaleo un poco y mi visión quiere distorsionarse, pero tomo el brazo de Maika y la empujo a la casa. ― Entra a la casa, joder ―Y justo atacan cuando no tengo armas encima, maldita sea. Cierro la puerta detrás de mi espalda y empujo a Maika hacia detrás de la pared para protegerla. ― ¡Benny! ―Grito una vez que estoy dentro y él viene corriendo hacia mí para pasarme una Glock 19 calibre 9 milímetros, seguramente sacándola del escondite que tiene en la cocina.

― Los demás están en el comedor y los niños con Antonio y Parker en el segundo piso ―Me dice y tomo a Maika, caminando con cojera hacia las escaleras.

― Sube ―Le ordeno con seriedad, quitándole el seguro a mi arma.

― No puedo dejarte... ―Empieza ella, pero la corto.

― Hazlo, joder ―La empujo suavemente de las caderas. ― Ve, estaré contigo en un minuto ―Aseguro y tomo su cuello para depositar un duro beso en sus labios. ― Vamos, nena... Hazlo ―Pido y de inmediato empiezan a oírse los disparos fuera de la propiedad.

― ¡Zack!

Empujo a Maika y ella corre hacia el segundo piso, mientras me doy la vuelta para ver a un alarmado Shawn llamándome. Me pongo detrás de una columna mientras los disparos continúan rompiendo los cristales de las ventanas y los chicos hacen lo mismo, ya con sus armas listas.

El Secuestro. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora