El Secuestro. (+18)

CAPÍTULO 42.

MAIKA.

Si alguien me hubiera dicho que iba a estar en este lugar, no les hubiera creído.

Las luces de neón y los reflectores me encandilan los ojos cada vez que miro a cualquier dirección y el aire que vicia el ambiente me tiene mareada y sofocada. Tengo unas desesperantes ganas de salir corriendo de este lugar y obtener una gran bocanada de aire limpio, pero Leyna y sus tres mejores amigas, o "El Grupo de las Chifladas" como las llamo yo, no me dejan moverme sin su consentimiento.

Miro con asombro a los hombres medio desnudos que están en el escenario, meneando sus caderas sensualmente mientras se sacan cada una de sus prendas y me sonrojo sobremanera. ¿Qué demonios hago aquí? Cubro mi rostro con mis manos como si nunca antes hubiera visto a un hombre desnudo y pido al cielo porque Zack no se entere nunca que me han traído a este lugar. Esta tarde, estaba de lo más cómoda entre las sábanas de nuestra cama, junto a Zack y nuestro pequeño Zach, quien ya tiene un año y tres meses cumplidos, cuando Leyna interrumpió mi paz.

Me hizo ir al salón de la nueva casa que Zack compró en Nueva York, donde vivimos desde que Zach cumplió ocho meses y adonde nos mudamos para olvidar Miami y empezar una vida nueva. Leyna llegó a casa con tres de sus amigas, con Nevin y los chicos, para hacernos una despedida de solteros. Y sí, mañana Zack y yo nos casamos. Ha pasado más de un año desde que Zach nació y finalmente queremos dar este paso, ahora que estamos alejados de todos los malos recuerdos de la ciudad en la que vivíamos. Incluso, tío Taylor me reveló que esta era mi ciudad natal, otra razón más para quedarnos aquí indefinidamente.

El caso fue, que Leyna y sus amigas me trajeron a una discoteca con chicos semi-desnudos para que me dieran un "Baile Sexy", mientras Zack y los chicos se quedaban en casa cuidando de Zach y, seguramente, bebiendo cerveza. Desde luego que Zack no sabe nada de esto, porque no quiero ni pensar en lo que diría o en lo que haría, obviamente enloquecería. Así que aquí estamos, conmigo estando incómoda y con muchos hombres frente a mí bailando con sensualidad, porque sí, Leyna y las chifladas les dijeron a todas que yo soy la novia que mañana se casa.

¿No podían mantenerlo en secreto?

―¡Damas y caballeros! ―grita de repente una profunda voz de hombre desde el escenario y eso me hace abrir los ojos con un poco de curiosidad. Me doy cuenta entonces que se trata del maestro de ceremonias de la discoteca, que a diferencia de los demás hombres a su alrededor, él si permanece completamente vestido―. ¡Nos acaban de informar, que al parecer, hay una novia entre nosotros! ―exclama y eso me hace desear que la tierra me trague.

Miro a Leyna acusatoriamente y ella simplemente sonríe.

―¡No me mires así! ―dice, alzando la voz para que pueda escucharla―. Fue un regalo de parte de los amigos de Zack, Nevin y yo, ¡así que disfrútalo! ―Me dice, bebiendo de su margarita.

Sacudo mi cabeza y me pongo de pie.

―Al diablo con esto, me voy a casa ―digo, dándome la vuelta para salir de este lugar, pero entonces, un reflector me ilumina y temo desmayarme en cualquier momento.

―¡Y ahí está ella! ¡Señoras y señores, un aplauso para la hermosa dama! ―canturrea el hombre con el micrófono y yo simplemente masajeo el puente de mi nariz, mientras cierro los ojos un instante―. Aquí en este club tenemos los mejores premios para las novias a punto de casarse y tus amigos me han dicho que mereces a uno de nuestros mejores hombres para que te regalen una noche estupenda... ―dice el tipo, mirándome a mí directamente, mientras me señala― Así que... ¡Reciban con un fuerte aplauso a Kary J! ―exclama con voz tronante y justo en el instante en el que levanto mis ojos para ver al escenario, un hombre alto, musculoso y con el rostro cubierto con una máscara y vestido con traje sale de entre las cortinas y camina hasta él. Siento que el hombre me mira, pero no puedo asegurarlo por la luz de los reflectores que nublan mi vista―. Señorita Maika... ―jadeo cuando veo que le han dicho mi nombre al tipo―, Kary J se encargará de darte un baile privado esta noche... ¡Chicas, lleven a la dama a su habitación! ―ordena finalmente y la gente vitorea, aplaude y chilla, totalmente a gusto con todo esto.