El Secuestro. (+18)

CAPÍTULO 35.

El pitido constante de una máquina de hospital y un pinchazo de dolor en el dorso de mi mano me hace abrir los ojos. Parpadeo desorientada y enfoco mi vista en una lámpara apagada sobre mi cabeza. Me quedo inmóvil y trato de recordar lo que pasó. Al parecer, me desmayé de nuevo al ver las noticias y ahora me encuentro en el hospital... ¡Hospital! ¡Claro! ¡Ya lo recuerdo todo! Zack fue anunciado en las noticias como un prófugo de la justicia que fue hospitalizado cuando su estado de salud crítico les impidió capturarlo.

Cierro mis ojos y respiro hondo.

Él está bien...

Tiene que estar bien, por favor.

―...ella va a querer ir a verlo, además, es lo justo... Ninguno de nosotros puede acompañarla todavía, excepto Nevin, y joder, yo también quiero saber como está Zack... ―Oigo que está diciendo la preocupada voz de Trenton.

―En eso Trenton tiene razón, ninguno de ustedes puede ir, me he encargado de eliminar su historial criminal, pero no pudimos hacer nada por Zack debido a que está en el ojo público y es seguido muy de cerca por la policía debido a Chuck ―dice la voz de Ray―. Lo único que me complace de todo esto, es que Zack cumplió con su parte del trato y se encargó de eliminar a Chuck, se ha ganado mi favor ―finaliza, con un evidente toque de satisfacción en la voz.

―Por favor, papá, no es momento para eso ―dice Leyna.

―Solo digo, cariño ―responde Ray.

―Bien, entonces... Iré al hospital con Maika en cuanto la doctora nos diga su estado... ―concluye Nevin y yo decido que es momento de intervenir.

Trato de incorporarme y todos notan el movimiento. Al instante, una doctora se me acerca y los demás también lo hacen. Leyna de inmediato viene a tomar mi mano y me mira con preocupación.

―Hola, Maika, soy la doctora Moore, ¿cómo te sientes? ―pregunta, chequeando mi pulso y revisando las máquinas.

―Me siento mareada ―contesto.

―Bueno, es normal, tienes un grado de desnutrición leve, y por tu estado, es mejor que empecemos a trabajar en ello ―La doctora me retira la aguja del dorso de la mano con la cual estaba inyectándome algo y me sonríe―. En todo caso, simplemente sufriste un desmayo típico del embarazo cuando recibiste una noticia impactante... Debes tener un poco más de cuidado para que no estés tan propensa al desmayo ―Me dice y yo asiento, mordiendo mis labios con nerviosismo.

―Uh, entonces, doctora, ¿cómo está el bebé? ―cuestiono, posando mi mano en mi vientre.

―Cierto, voy a realizarte un ultrasonido ―La doctora se aparta de mí y Dexter y Parker le ayudan a trasladar el monitor y todo el equipo que necesita para realizarlo. Me doy cuenta entonces que uno de los hombres de negro susurra algo en el oído de Ray y él sale de la sala médica de inmediato. Entonces solo están los chicos, Leyna y yo―. Muy bien... ―Ella coloca un gel frío en mi vientre bajo y ni me inmuto por la sensación, simplemente me fijo en lo que pueda aparecer en la computadora―. Vamos a observar a este chiquitín...

Observo que los chicos se acercan un poco hacia la camilla en la que me encuentro, rodeándome en un círculo para que les sea más fácil observar la pantalla. Yo me centro completamente en el monitor, cuando la doctora finalmente coloca el transductor en mi vientre y empieza a moverlo de un lado a otro, en busca de lo que necesita. Lo primero que veo es una imagen en una escala de grises, y luego, en el centro, una pequeña mancha blanca predomina en la pantalla.

―Y ahí está tu bebé, Maika ―dice de pronto la doctora, mientras involuntariamente llevo una mano a mi boca para cubrir el vergonzoso sollozo que quiere escapar de mi garganta, mientras las lágrimas de alivio y felicidad se derraman silenciosamente por mis mejillas―. Está muy bien, su peso es el adecuado sorprendentemente y se puede ver que se está desarrollando perfectamente... ―Miro con atención y casi sin pestañear la pequeña mancha, justo como lo hacen los chicos, todos maravillados por lo que ven. Leyna aprieta mi mano y acaricia mi cabello, como una manera de darme su apoyo―. Ahora, escucharemos su corazón...