CAPÍTULO 21.

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MAIKA.


Ya han pasado dos meses desde que volví del hospital.

Durante todo ese tiempo he estado en recuperación. Mi mano ya no está rota y los moretones en mi cuerpo ya han desaparecido en su totalidad. Lo único que ha quedado por aquí y por allá son unas cuantas cicatrices en mis piernas, en mis tobillos y en mis muñecas de donde me corté y de las zonas en las que las cadenas me rozaban. Esas son las señales que llevaré conmigo para toda la vida y que me recordarán con frecuencia lo que ha pasado.

El sol está brillando fuertemente tras mis párpados cerrados, pero sonrío al darme cuenta de que aunque siga en esta casa de locos, ya no soy una prisionera. O, bueno, no una prisionera completa. Las cosas han cambiado desde que casi perdí la vida desangrada a causa de Zack. Puedo andar libremente por toda la casa, y por los límites de la propiedad, eso sí, si uno de los hombres de Zack me acompaña; puedo pedir lo que quiera y me lo darán, tengo mi propia habitación, un nuevo guardarropa con varios atuendos bonitos, y lo más importante, puedo ser parte de "la familia", dado que paso mi tiempo haciendo lo que todos hacen.

Zack, por otro lado, se ha mantenido alejado de mí.

Y de todos, la verdad.

Ya no habla con nadie a excepción de Shawn  y sólo cuando pide que le dé "detalles de la situación". No desayuna, almuerza o cena con nosotros, y no me ha dirigido la mirada o palabra alguna desde que abrí mis ojos hace dos meses y mi sonrisa murió al pillarlo mirándome desde la puerta de la habitación contigua a la de los niños.

De vez en cuando, pienso en porqué me afecta su actitud. Y es que creo que medio esperaba que estuviera encima de mí, no sé, tal vez acosándome para que duerma en su cuarto o algo por el estilo, pero no ha hecho nada de eso hasta ahora. Es más, parece como si yo no existiera para él.

Y no sé muy bien cómo sentirme respecto a eso, así que es por eso que me mantengo ocupada la mayor parte del tiempo, para no pensar demasiado en él y su actitud indiferente. Una actitud que sé muy bien que me favorece en muchos aspectos, si de mantener mi vida intacta estamos hablando.

Ahora mismo, estoy en la terraza de la propiedad, tomando el sol con un bikini a juego con el de Maggie, con Sigmund trepado al árbol más cercano y los hombres de Zack peleando con una barbacoa metros más allá de nosotras intentando asar costillas de carne de cerdo. Retiro mi rostro de la brillante luz del sol y trato de abrir y cerrar mis ojos para adaptarme, pero tardo un buen rato en hacerlo.

― ¡Maika! ¡Maika! ―La alegre voz de Maggie me aturde cuando veo que se ha sentado efusivamente a mi lado para mostrarme algo que tiene entre las manos. ― ¡Mira lo que me encontré! ¿Puedes creerlo?―Maggie abre sus pequeñas manos con mucho cuidado y alcanzo a vislumbrar algo hermoso.

 ― ¡Mira lo que me encontré! ¿Puedes creerlo?―Maggie abre sus pequeñas manos con mucho cuidado y alcanzo a vislumbrar algo hermoso

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― ¡Oh, mira eso! ¡Es una mariposa! Exactamente es una... ―Miro al preciado insecto con los ojos entrecerrados y una sonrisa toma forma en mis labios. ― ¡Una mariposa Macaon! ¡Es mi favorita! ―Chillo con alegría y la niña simplemente me mira radiante con esos ojos tan parecidos a los de Zack. Sonrío al darme cuenta de que ella justo ha encontrado la mariposa que me he tatuado en mi monte de venus.

El Secuestro. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora