Z.
Estoy furioso.
Aunque sé que no tengo derecho a estarlo.
Pero, joder, me hierve la sangre.
Miro con ira velada la forma en la que el maldito Shawn juega a los video juegos con Maika, como si le estuviera coqueteando y el tic en mi ojo empeora. Aprieto mis puños, respirando hondo y contando hasta diez. Me está tocando las pelotas, tiene que estar bromeando para hacer semejante cosa. No falta poco para que siga en su faena y me levante para volarle los dientes por atreverse a coquetear con mi mujer.
Pero me detengo ante esa afirmación.
Ella... ¿Es verdaderamente mía?
Sí, la follé, la dominé y la hice mía a la fuerza, pero todo eso solo demuestra que no soy digno de ella. Le hice mucho daño, ella ahora me odia profundamente y puede que incluso esté lamentando llevar mi hijo en su vientre. ¿Qué mujer en su sano juicio querría llevar mi semilla? Ella es inteligente, dudo que ella lo quiera. Pero también sé que es una mujer increíble.
Quisiera poder borrar todo el daño que le hice.
Es por eso que tengo que esforzarme para que me perdone.
― Eso es todo lo que tienes que hacer, Zack.
Maggie me saca de mi ensimismamiento y me hace apartar la furiosa mirada de la puta cabeza de Shawn. Maggie y yo estamos rezagados en uno de los cómodos sillones de la sala de estar, mientras trato de escuchar todos y cada uno de los consejos que ella me da. Y no lo niego, ella tiene unas ideas realmente geniales, como por ejemplo, que debo dejar de ser tan tosco y decirle a Maika que me gusta, la mayor cantidad de veces que sean posibles durante el día; o simplemente me dice que le regale flores o chocolates. Desde luego que yo no tengo el valor suficiente para hacer esas cosas, pero supongo que puedo intentarlo. Aunque no tengo idea de dónde conseguir chocolates, o flores para el caso.
― No lo sé, Mag... Eso es algo que no he hecho nunca... ―Murmuro.
― Eso no importa ―Me dice. ― Si no lo intentas nunca sabrás lo que pudo haber sucedido con ella ―Dice Maggie sabiamente mientras se pone de pie y aprovechando que todos están ocupados en la cocina o en el patio trasero, nos dirige hacia la puerta principal. Maika y Shawn ni se percatan de nuestros movimientos, lo que me enoja mucho más. ― Ven, acompáñame ―Dice mi hermanita y tomando mi mano, me saca de la casa, sin saberlo, ayudándome a no sucumbir a la ira.
Ha pasado una semana desde que salí de mi encierro auto impuesto en mi habitación y agradezco que los chicos sigan conmigo como antes de todo esto. Quiero decir, las cosas no son raras y parece como si yo no hubiera hecho ninguna locura con Maika debido a la forma en la que bromeamos como antes lo hacíamos. Es como si me hubiesen perdonado silenciosamente. Lo cual agradezco, porque no soportaría sentirme más miserable de lo que me siento.
Sigo a Maggie en silencio fuera de la casa y ella se desvía hacia uno de los laterales de la casa, donde unos arbustos florecidos se encuentran. Veo que ella se agacha para empezar a recoger unas cuantas flores y me hace señas para que haga lo mismo que ella. Se trata de unas orquídeas blancas muy bonitas, cuyo centro es de color amarillo y tiene unas pequeñas manchas desvanecidas de color rosa en los pétalos de formas divertidas.
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El Secuestro. (+18)
CasualeÉl tiene un enemigo. Su enemigo tiene una hija. Y él quiere a esa chica para cobrar su venganza. Una venganza por su vida robada. Presa en un mundo donde las drogas, la prostitución y las pandillas son comunes para ella, esta chica debe enfrentarse...