CAPÍTULO 30.

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MAIKA.

Es el peor vestido que he visto jamás.

Horrible. Insípido. Sin gracia.

No es algo que hubiera usado en mi boda.

Pero a Chuck Anderson no puedes decirle que no a nada. Eso quedó comprobado esta mañana cuando envió a un equipo de la agencia de mi madre para que me ayudara a probarme el vestido que voy a ponerme mañana. Sí, mañana es mi estúpida boda con Dustin Parrish. Y mi padre ha arreglado todo, la ceremonia, la recepción a la que sólo invitará a sus socios más cercanos, la maldita música, incluso ha hecho un fiasco de luna de miel, con la cual aún me asqueo con sólo pensarlo.

No soportaría que nadie aparte de Zack se atreviera a tocarme.

Y quiero aferrarme a la esperanza de que nadie lo hará...

Pero es difícil.

Mañana es la maldita boda, pero debería estar haciendo algo por comunicarme con los chicos, en vez de estarme probando este fiasco de vestido. Hace cinco días exactamente, cuando mi padre me dio la noticia del gran evento, oculto de todos los medios, hice todo lo posible por conseguir un maldito teléfono. Pero mi padre ha estado pendiente de mí y de Sigmund más que todos los días anteriores y no ha dejado de respirar en mi nuca. Ni siquiera me ha dejado ver a Shawn y aunque he tratado de colarme en el sótano, donde me he enterado que lo tienen encerrado cual animal, no he logrado ningún avance. No le he podido avisar a los chicos el momento exacto en el cual podrían agarrar a mi padre con la guardia baja.

Y me odio por ello.

Me siento impotente, inútil, como si fuera un simple estorbo para ellos.

Debería poder ser capaz de hacer algo, lo que sea.

El vestido es sencillo, y aunque para muchas mujeres sería el vestido más increíble del mundo, yo no puedo evitar pensar que el largo de la falda, la cola del vestido, los detalles de encaje y su silueta ajustada es un conjunto de cosas que convierten el vestido en algo de mal gusto. No puedo evitar imaginar la alegría que tendría si fuera un vestido, amplio, hermoso, tal vez de seda pura y con la espalda descubierta y un hermoso escote... O la alegría que tendría si fuera un vestido que pudiera usar para casarme con Zack. Pero eso es solo una ilusión. Cosas sin sentido que se le ocurren a mi mente.

Zack y yo ni siquiera hemos hablado sobre ese tema. Joder, no hemos hablado seriamente sobre lo que pasaría con nosotros en el futuro, así que estoy completamente segura de que él no ha pensado en casarse conmigo y formar una familia como es debido. Cielo santo, si hasta está siendo buscado por las autoridades, sería demasiado utópico afirmar que él quisiera estar para siempre conmigo. Y eso no es todo lo que me tiene intranquila. Ojalá fuera solamente eso, simples preocupaciones de mujer enamorada, pero no. Aún sigo sin poder dormir o de tener ansiedad durante el día a día debido a que aún recuerdo lo que Sigmund y yo descubrimos hace dos semanas.

¿Zack como hijo de mi padre?

¿En realidad somos hermanos?

No podría soportarlo si eso llega a ser verdad.

No sería nuestra culpa, pero no sabría qué hacer en caso de que hubiéramos cometido incesto sin saberlo. ¿Tan cruel es Chuck Anderson como para abandonar a uno de sus hijos a su suerte? ¿Qué tan lejos va su odio por Zack que incluso lo acusó injustamente de un crimen que él mismo había cometido? ¿Cómo pudo ser capaz de convertir a su hijo en la persona tan insensible que es hoy? Y sé que a pesar de que Zack haya mostrado indicios de cambiar antes de todo esto, no es suficiente para opacar el hecho de que es culpa de mi padre que Zack sea alguien déspota y frío la mayor parte del tiempo.

El Secuestro. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora