MAIKA.
Al otro día, los gritos de unos niños me despiertan.
Abro mis ojos despacio, ya que están tan pesados e hinchados por tanto llorar que casi no puedo hacerlo. Me desperezo en la cama y estiro mis piernas, bostezando. Muero de hambre. Me levanto y estoy a punto de ir hacia el baño, cuando mi puerta es abierta de par en par y un conmocionado y encolerizado niño es tirado dentro de mi cuarto de sopetón. Suelto un grito y salto en mi lugar, pero caigo al suelo junto al niño al darme cuenta de quién se trata.
― ¡Santo cielo, Sigmund! ―Grito y el niño me mira como si hubiera sido lo mejor que ha visto en años. Es algo raro lo que pasa a continuación. Nunca, en los días que llevaba de conocerlo, lo había visto expresar algo más que curiosidad por las personas o un frío interés por cualquier cosa, pero ahora, veo terror en sus ojos y un alivio tremendo al verme. Lo veo ponerse de pie, tambaleante, y acortar la distancia que nos separa para aferrarse a mí como si de eso dependiera su vida. Me duele el pecho al instante de verlo así. ― Ya, cariño, todo está bien... Estás conmigo ―Lo consuelo. ― Estás a salvo ―Le prometo.
― Traje a ese bastardo para que seas tú quien lo soporte... Ya no lo quiero haciéndose el valiente ―Escupe mi padre una vez que ingresa en mi habitación y el hombre que trajo a Sigmund se hace un lado para que mi padre pueda entrar. ― Está entrometiéndose en cosas que no debe, el mocoso... ―Mi padre se pasa las manos por el cabello en un gesto lleno de frustración y decido ignorar que el gesto es muy parecido al que hace Zack cuando está exasperado o furioso. Ahí es cuando el hecho de que haya trabajado para Chuck toma finalmente sentido.
― Ya... No te molestará más ―Prometo, resguardando la cabeza del tembloroso Sigmund en mi pecho.
― Más te vale ―Espeta. ― O ya sabes lo que le pasará a tu amiga Jennifer ―Me advierte y justo cuando el peso de esas frías palabras me cae encima como un balde de agua fría, él sale de mi cuarto, dando un portazo.
Dios mío...
Jennifer...
Casi, casi, la había olvidado con todo lo que había pasado.
Recuerdo a mi mejor amiga Jennifer, a su madre con cáncer a la cual nunca pude ir a visitar porque Chuck no me dejaba, y a su situación. A estas alturas él ya debe de tenerlas en una casa nueva, ocultas de mí, como su garantía para tenerme a su merced. Nunca pensé que llegaría odiar a alguien tanto como odio a mi padre. El odio que llegué a sentir por Zack alguna vez no fue ni remotamente parecido a lo que siento por mi padre. Rezo a Dios para que no le pase nada a Jennifer o a su madre y me centro en el pequeño en cuestión, el cual está entre mis brazos llorando desconsolado.
― Todo está bien, amor... Si estás a mi lado, nada te pasará, lo prometo ―No puedo evitar que lágrimas de dolor por este niño salgan también de mis ojos, mientras solloza entre mis brazos.
― Nada estará bien, Maika, ese hombre... ―Sigmund hace lo posible por no echarse a llorar de nuevo una vez que se separa de mi abrazo y sorbe sus mocos no muy decorosamente. Si no estuviéramos en esta situación de mierda, diría que es hasta gracioso. ― Ese hombre, tu padre, es un demonio... Él está torturando a Shawn... Y todo lo que le hizo... Fue horrible ―Confiesa, estremeciéndose y con la mirada perdida. Creo que este niño, si antes estaba triste y desolado por su situación en el orfanato con su hermanita pequeña, ahora ha quedado peor. Y odio a mi padre mucho más por hacer eso. ― Fue tan terrible que ya no pude soportarlo más y tuve que hacer algo... Tomé un arma y traté de dispararle, pero... ―Eso me hace chillar encolerizada y asustada por todo lo que el pequeño tuvo que pasar.
― ¿Qué? ¿A qué te refieres con eso? ¿A quién le disparaste? ―Farfullo, pregunta tras pregunta, con el corazón en la garganta. ― ¿Y de qué tipo de arma estás hablando? ―Mi voz parece ser desesperada.
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El Secuestro. (+18)
AléatoireÉl tiene un enemigo. Su enemigo tiene una hija. Y él quiere a esa chica para cobrar su venganza. Una venganza por su vida robada. Presa en un mundo donde las drogas, la prostitución y las pandillas son comunes para ella, esta chica debe enfrentarse...