Sin complejos.

Capítulo 13.

Todos tomamos uno de los caballos que escogimos para montar, Justin había escogido un apaluso y Ryan se enamoró de los alazan. Estábamos montándolos, apenas habíamos andando tan solo un corto trecho cuando recuerdos invadieron mi mente. No estaba cómoda después de la ultima vez que había montado caballo; todo lo que había pasado me atormentaba de vez en cuando. Ryan se dio cuenta de que no me sentía bien y me ayudo a bajarme del animal, él accedió a llevarlos a sus lugares en el establo mientras que Justin caminaba un poco conmigo, así me despejaba por una vez... Un poco.

-¿Te sientes mejor? –me preguntó Justin con un tono comprensivo.
-Sí, no pensé que aún me afectara. Es que... no había montado caballo desde aquella ves.
-Tranquila –apretó mi hombro como símbolo de comprensión–, si no estabas lista...
-Sí, lo sé, pero no quería desilusionarnos –sonreí melancólica.
-No lo harías, te hubiésemos entendido.
-No importa –sonreí de nuevo.
-¿Y, tu dónde estudias?
-Pues en la ciudad ¿sabes? Villa.
-Sí, mi madre vivió allí por unos años... Trabajando.
-¿Dónde vive ahora?
-En Santiago –sonrió–, allí vivimos pero como te dije, me vine para no estorbarle. Así le ayudaría.
-No le estorbabas –sonreí–, solo era una forma de que le facilitaras las cosas.
-Eso quise decir –soltó una pequeña carcajada–. Me he adaptado muy bien, por suerte.
-¿Sí? Eso es bueno, ¿y cuándo conociste a Ryan?
-Es vecino de mi tía Raquel, entonces una tarde fue, nos conocimos y henos aquí –completó esbozando una sonrisa.
-¿Y tú?
-¿Yo qué?
-Tú, ¿como es en Villa todo? ¿Estás bien allá?
-No mucho –lo miraste de reojo–, no es fácil mantener mi vida normal, es casi imposible. Y todo me trae recuerdos, que es lo peor.
-Lo creo –dijo algo triste–. ¿Y tienes novio?
-No
-Yo sí –sonrió–, en serio, he conocido buenas personas aquí. Eso me alegra de todo el cambio, por lo menos no ando de amargado arrepintiéndome siempre.
-Si, eso es muy bueno. A mí, el chico que me gusta, no lo veo casi nunca.
-¿No? ¿Rusell?
-¿Qué? –pregunté asombrada mientras sonreía–. Nada que ver, a él apenas lo estoy conociendo, aunque no puedo negar que tiene unos ojos... Muy lindos.
-¿Y entonces Ryan también? –asentiste.
-Pero los de Ryan son más puros, son más claros y más sinceros.
-Como que alguien se ha fijado mucho en la mirada de amigo –dijo bromeando–. Yo creo que entre ustedes dos hay química, sabes, por lo del beso de hoy...
-Fue solo un juego –reíste.
-Un juego que el propuso. Sobre una apuesta que nunca hicimos –sonreía picarón–, y que más basta decir.
-Parece que alguien se está fijando mucho en nosotros dos. ¿Que tienes en mente, Justin?
-Sólo observo –sonrió–, observo sus comportamientos.
-¿Que ahora eres de esos humanistas que estudia el comportamiento de las personas?
-No, pero intento descifrar que sientes por mi amigo.
-¿Qué, el acaso te lo pidió?
-También pidió discreción –rió al comentario ante el que me congelé. ¿Ryan le había pedido a Justin ayudarlo conmigo? No, mejor dicho, ver si me gustaba. No necesariamente yo tenía que gustarle a él ¿cierto? Aunque eso sería la explicación de como llegamos a que lo besara a la mejilla; un plan de dos amigos. O quizás son solo suposiciones mías, que sería algo más razonable–. ¿Eve?
-Pensaba en algo –sonreí–. Pues dile a Ryan que mande a alguien mejor, porque no sirves para guardar un secreto.