Capítulo 39.

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-¿Debo decirte que soñaba con conocerte? ¿Aún siendo mentira?
-No digas algo que no sientes –dije cortante, no era una buena forma de recibirla, pero esa tampoco era una buena forma de llegar–. No quiero sonar grosera Abril, ¿pero que haces aquí?
-Estoy haciéndote una visita, conociéndote Evelyn.
-¿Lo ansiabas? –comenté irónica.
-No te creas, no mucho –sonrió–. ¿Quienes son ellos?
-¿Quien eres tú? –preguntó Ryan– ¿Y por que tratas a Eve así?
-Soy su hermana... Media hermana, perdón –se corrigió ella misma– ¿Y tu eres alguno de sus fieles sirvientes?
-Abril, nos acabamos de conocer, vaya impresión que me estas dando. Estoy cansada, quizás mañana podamos llevarnos un poco mejor. ¡Matilda, dale una habitación! No porque se comporte como tal, tiene que dormir en el establo –dije irritada y pasé por un lado, dirigiéndome hacia mi habitación, pero dos sombras me seguían y me detuve a mirarlas–. ¿Que pasa?
-¿Que hace ella aquí? ¿Por que no me dijiste que tenías una media hermana? –preguntó Ryan.
-Sí al caso viene, quizás debiste comentarme que alguna vez estuviste locamente enamorado de la novia de tu amigo, pero obviemos eso. No te conté porque ni siquiera para mí era importante.
-Hey, calmate –comentó Justin, notando mi alteración.
-¿Tu me pedirás que me calme? ¿En serio? ¿El burro está hablando de orejas? –dije molesta y me fui, cerré la puerta de mi habitación con fuerza y me tiré a la cama.

No, no me molestaba su existencia, me molestaba su forma de llegar, de tratarme, y la gran incógnita de: ¿Que hacía aquí? Era mentira que estaba visitándome precisamente, porque por lo que noté, podríamos deducir que me odiaba... Yo a ella no le guardaba ningún rencor, por que sinceramente no sentía que tuviese la culpa de algo, quizás para ella, yo sí tenía la culpa de que su padre no estuviese con ella, pero no podía hacer nada. Y mira que sí quería, porque mi vida hubiese sido mucho más sencilla si mi padre hubiese vivido con ellas, y me hubiese dejado sola con mi madre. Quizás estaba descargando en ella la rabia que había contenido hacia Rebecca estos últimos minutos, pero es que tenían un leve parecido... En su mirada pesada y en su perfecto cabello y rostro. Me había tirado en mi cama a ver si se me pasaba un poco la molestia, me duche, me cambie, pero de nuevo me encontraba allí molesta con ella o quizás conmigo misma. Solo estaba esperando a dormirme para que amaneciera rápido. ¿Que me esperaba? ¿Qué encontraría en ella? Salgo de mi padre, entra Russell, sale Russell y entra mi inesperada media hermana, que a simple vista,  parecía venir contra mí.

La mañana siguiente me levanté sin ánimos, algo me decía que no iba a ser un buen día. Pero fue extraño, porque apenas abrí mis ojos estaba Abril a mi lado, con un desayuno en las manos y sonriéndome.

Sin complejos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora