Capítulo 36.

6 1 0
                                    


Esa tarde había llegado una feria al pueblo, pensábamos ir el día siguiente para estar juntos pero ahora que Justin había terminado con Rebecca no estábamos demasiado seguros de ir... El resto de la tarde pasamos ayudando a Jean Franco a transportar unos alimentos hasta el establo y después nos sentamos, como casi siempre en la sala de estar con las mecedoras, viendo las estrellas. Matilda nos llevó los bizcochos con chocolate caliente y contando historias esperamos que pasara el tiempo, hasta que el sueño invadiera nuestra mente.


-Estoy cansado... –comentó Ryan–. Me iré a dormir chicos, ¿nos vemos mañana?
-No sé, quizás no venga mañana –comentó grasioso Justin– ¡Obvio que nos veremos, a menos que me evites todo el día, idiota! –dijo estrechandole la mano a Ryan como despedida.
-Hasta mañana preciosa –beso mi frente con dulzura–, te adoro.
-Y yo a tí Ry, buenas noches...
-¿Y tú, no tienes sueño Ev? –me preguntó Justin distraido.
-No, ¿tu tampoco, cierto?
-No, tengo mucho que pensar...
-Si quieres... me voy, y te dejo solo Justin –él me miró curioso–, para que pienses mejor.
-¿Siempre eres así de dulce e inocente? –sonreí–. No es necesario. De serlo me habría aislado hace horas.
-¿Y piensas en... Rebecca? ¿Estás arrepentido?
-No, arrepentido no. Sólo que tengo miedo de no haber tomado la decisión correcta. Yo de verdad sentía que la quería, pero aún así estaba inseguro, no sé si lo que necesitábamos era tiempo... o simplemente nunca funcionaría.
-¿Cuanto tiempo tenían Justin? No soy profesional en esto, Ryan es mi primer novio y... –Justin me fulminó con su mirada–. ¿Qué?
-¿Ryan es tu primer novio?
-Sí –asentí timida– ¿Tiene algo de malo?
-No, para nada, solo... Regresando a Rebecca... teníamos seis meses.
-¡Eso es suficiente Justin! Sinceramente no necesitaban más tiempo para conocerse, es decir, la inseguridad que había no se esfumaría. O hablaban sobre eso, o pasaría esto más adelante.
-¿Esto qué, terminar? –yo asentí.

Hablamos mucho de Rebecca por el resto de la noche, pero me cansé, y aunque intenté quedarme por poco más despierta, no podía contra mi organismo ¡nunca he podido! Me despedí de Justin con un abrazo y me fui hasta mi habitación, saqué la manta de debajo de la almohada y me tiré a dormir. Supongo que horas después escuché como Justin pasaba para su habitación medio dormido, pegando con todas las puertas que estaban abiertas, tiré a sonreír un poco pero el cansancio pudo más y no recuerdo si Justin siquiera llego a su habitación, me quedé dormida enseguida.

En la mañana siguiente los rayos del sol estaban en mi ventana, en mi habitación, sobre mi cama, y obligando a mis ojos a despegarse. Fue una mañana larga, estaba yo en la cocina ayudando a Matilda en ciertas cosas por que unas de las cocineras estaba enferma, así que era esa segunda mano...

-Esta tarde iremos a la feria –dijo Justin con seguridad–, es decir, quiero distraerme...
-¿Y si ves a Rebecca allá? –comentaba Ryan mientras terminaba de entrar a la cocina, me abrazó y luego se regreso de lado de su amigo.
-No importa... Ryan, fue mi decisión, no la de Rebecca, no tengo por que esconderme de ella ahora.
-¿Saldrán esta noche? –preguntó Matilda, yo asentí–. ¡Entonces anda a prepararte! Sabes que es un viaje un poco largo, y ya son las dos de la tarde. Chicos, ¿comen algo?
-Sí –espetó Ryan– odio los días en que no puedo comer a la hora por que estoy a kilometros de aquí caminando con Justin recogiendo no sé que cosas que nos pide J.Franco.
-¡Vaya, vaya! –dijo Matilda– Mis queridos nietos son resongones, y flojos... –dijo sonriendo mientras yo me salí de la cocina para arreglarme, necesitábamos tiempo, y sabíamos que no podíamos regresar muy tarde.

Sin complejos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora