Sin complejos.

Capítulo 29.

Continuámos solo un par de cuadras, el pueblo no era muy grande. Cuando llegamos el abrió una rejita blanca de una casa bien decorada, era pequeña, pero acogedora, después abrió la puerta principal de madera y se escuchó la voz de una mujer...

-¿Roberto?
-No mamá –dijo Ryan sonriendo.
-¡Hijo, mi amor! Pasa, estoy en el comedor...
-Vengo acompañado.
-¿Justin?
-No, una amiga...
-Oh, pasen, no hay problemas.

Entramos, era una casa rustica, con muebles antiguos, muchas plantas y un olor de ambientador floral, la madre de Ryan tenía el cabello castaño claro, tirando a rojizo y una sonrisa grande y sincera. De inmediato se levantó para saludarnos y abrazó a su hijo.

-Ella es Evelyn, mamá.
-Un placer pequeña, soy Virginia.
-El placer es completamente mío Sra. Virginia.
-Que bella –sonrió– ¿Tu eres la chica de la hacienda donde está mi pequeño?
-Si –dijo Ryan– ¿Quieres agua?
-No gracias –correspondí la sonrisa que tenía en sus labios.
-Tenías razón sobre ella, Ry –dijo la madre mientras me sentaba a su lado.
-¿De que mamá? –dijo Ryan desde la cocina.
-Él me dijo –estaba susurrándome– que tenías un cabello perfecto y una mirada hermosa. Tiene toda la razón –yo sonreí sonrojada y ella hablo en su tono de voz normal de nuevo–. ¡Lo que me dijiste de ella, que era muy dulce!
-Ah sí –dijo con un buche de agua en su boca, el salía de la cocina dejando detrás de él la puerta batiente dar vueltas sin parar–, ella es así.
-¿Y Justin? –preguntó Virginia.
-Está con Rebecca, obviamente –bufo Ryan.
-¿No has hablado con él? –él me miró y negó con la cabeza.
-Quizás yo pueda hacerlo –comenté– como si fueran cosas mías.
-Puede pensar que te gusta –dijo Ryan rojo.
-¿Justin? –Pregunté irónica– No lo creo, tranquilo –dije esto y solté una pequeña risita.

Ryan sonrió y seguimos hablando un rato con su madre, la señora era definitivamente una persona muy dulce y se parecía un tanto a Justin cuando hacia comentarios sobre nosotros. ¿Era realmente tan notorio? ¿Pero que era tan notorio? No había nada. Cuando eran las doce del mediodía salimos a casa de Raquel, pues Matilda nos había dicho en cuanto llegamos que regresáramos a las 12:30 si pensábamos volver hoy. Nos despedimos de la madre de Ry y caminamos de vuelta el par de cuadras, Justin estaba afuera con su novia quien de inmediato se levantó con mala cara, lo besó bruscamente y se despidió de nosotros antes de que llegáramos. Creo que me había llevado una primera impresión errónea, entonces, y Ryan tenía más razón de la que yo quería.