Capítulo 33.

9 1 0
                                    

De nuevo tenía sentimientos encontrados, pero esta vez eran completamente diferentes, no estaba disgustada ni nada por el estilo, era un sentimiento dulce, estaba ansiosa por ver que tenía preparado Ryan. No conocía un chico que fuese realmente dulce, como no tenía experiencia con ellos, solo conocía a mi padre como hombre, entonces, siempre pensé que todos pensaban solamente en sí, y a eso le sumábamos los despechos de Rorie cuando me contaba que todos los hombres eran iguales. Pero la verdad, es que en el fondo nunca me ha gustado guiarme por lo que dicen los demás, prefiero comprobarlo por mi misma. ¡Y vaya sorpresa que me estaba llevando! Pero de nuevo recaía en el dicho que siempre tenía Rorie en esas situaciones: "Al principio te demuestran una cara, que luego se da vueltas y te arrepientes de estar con él" 


Sí, tenía mis dudas, pero no sobre Ryan, no específicamente sobre él, sino, sobre todo. Me di contra el escaparate por que estaba pensando mucho, se me escapó un ouch involuntario, después tomé un vestido blanco de flecos, me duché rápidamente para no hacer mucho tiempo y me coloqué el vestido y un par de sandalias, me di vuelta en el espejo y me encaminé hacia la entrada de la casa, Ryan me había dicho: Te espero afuera ¿Pero que consideraba él como afuera?


-¿Evelyn? –Escuché un llamado – ¡Es por aquí!
-¿Dónde? –dije riendo inocentemente.
-Por aquí –dijo Ryan entre risas mientras me abrazaba por detrás y me levantaba del suelo, los dos reímos un poco, mientras me soltaba y aprovechaba para voltear a mirarlo. Entonces fue cuando quedamos viéndonos fijamente, pero el encanto fue irrumpido –. ¿Me acompañas? –me ofreció su mano y la tomé siguiéndolo.
-¿Que harás?
-Una cosa por ti  –dijo galante, yo sonreí y el continuó dirigiéndome.
-¡Ryan...!
-Ya, ten paciencia.

Cuando llegamos era algo,  ideado notoriamente por el mismo. En los escalones que nos habíamos sentado la vez pasada estaba un pequeño mantel medio estirado en el suelo y unas flores tiradas encima acompañando un par de vasos con Nestea y unos sandichws hechos a última hora, pero, sinceramente, creo que valía más esto que algo más elaborado. Era su motivación, su naturalidad. Parecía la obra de un niño queriendo sorprender a su mamá, a su papá, o a su hermano cuando no tiene para comprarle un regalo y necesita decirle cuanto lo quiere, sonreí y me senté junto con Ryan, quién aún mantenía mi mano sujeta.

-¿Estás bien aquí? –preguntó tiernamente.
-Estoy perfecta Ryan, creo que esto ni siquiera era necesario...
-Sí lo era, porque sentía que era algo de cartón si no me encargaba yo mismo. De mis amigos siempre fui el mas difícil en enamorarse, y con eso no quiero decir que estoy enamorado, pero tampoco quiero decir que no... Eh...
-Ya, al grano Ryan –reía, conmovida de alguna manera por la forma en que se convertía en un manojo de nervios al intentar hablar.
-Eres muy precisa –me acompañó riendo.
-No, es que estoy ansiosa –agaché mi cabeza intentando ocultarla avergonzada, estaba sonrojada, él la levantó delicadamente buscando mi mirada, me rendí y cedí.
-¿Ansiosa? Mmh... Bueno, el punto es que definitivamente cuando te conocí me hiciste algo, y regresando a que soy uno de las personas más indecisas que conozco, esta vez pude querer algo. No quise perder una oportunidad como esta –sonrió tiernamente –. Y por favor no pienses que te miento...
-Si pensara que me mintieras, no te hubiese dicho que sí Ryan.
-¿Y mantienes ese sí?
-Si tú mantienes la propuesta –sonreí.
-Te dije que la replantearía –titubeó nervioso –, procedo –dijo en tono gracioso - Evelyn... ¿quieres ser mi novia? Es que ahora, cuando veo una flor, le consigo mil motivos, tienes una interesante forma de dirigir mis sentimientos, llenarme de emoción, de pensamientos tan nuevos... Mi mente solo juega a pensar en ti.
-Basta de esas cosas Ryan –dije nerviosa, apretando mis mejillas.
-Eve –pronunció con ternura y después se acercó a besarme. Cuando terminó junto su frente con la mía y me abrazo, apoyé mi cabeza en su pecho e inhale con fuerza su perfume, este chico provocaba algo especial en mí. Yo odiaba las cursilerías, pero era como si no fuese yo cuando estaba con él. ¿Por qué? ¿Y por qué en tan poco tiempo?

Sin complejos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora