Esa tarde sin darme cuenta había llorado. Hacia mucho tiempo que no lloraba por algo más que no fuese el dolor de no tener a mi madre o el dolor de tener a mi padre. Esta vez había derramado lagrimas por alguien diferente y era Ryan. Después de habernos despedido esa tarde, Matilda, Jean Franco y yo regresamos a la hacienda para continuar como era la normalidad, y ahora era tan parecida a ella que no tenía las risas de los chicos para distraerme. Esa tarde coloqué la mesa, la quité, ayude a preparar las cosas para dormir ya en la noche, y cuando era la hora no quise tomar el bizcocho con el chocolate caliente. Sólo me fui a mi habitación a tirarme en la cama y esperar que el sueño llegara, invadiera mi mente y lograra dormirme.
La mañana siguiente me desperté sin ánimos, por alguna razón estaba debil. Volteé mi mirada hacia la mesa de noche y me encontré con la foto de mi mamá y yo de hacia muchisimos años, sonreí y como si fuese la voz de ella escuché en mi cabeza: "No te bajes por algo tan insignificante, serán solo un par de días... Imagínate a mí que no me verás más, pero tranquila, te amo y siempre estoy contigo. Ahora quiero verte sonreír y sigue adelante"
Una lagrima corrió de nuevo por mi mejilla, sabía que ella siempre estaba conmigo, pero a veces también me daba miedo pensar que era parte de mi imaginación. Me aterraba creer que todo era yo, que ella ya se había ido y me había dejado en esta dimensión... ¿Pero qué cosas digo? Mi madre nunca haría algo así, siempre estaría a mi lado, lo prometió. Me lavé, me duché y me preparé para el nuevo día, Matilda estaba en la cocina como de costumbre preparando lo que comerían... Lo que comería. Y yo me senté en una de las sillas para esperarle.
-Buenos días mi niña –sonrió–. Te levantaste un poco tarde ¿estás bien?
-Sí, es solo que me extraña no tenerlos en la casa.
-¿A quienes? –preguntó al descuido.
-A Ryan y a Justin.
-Ah, claro... Sí que hacen falta sus gritos y peleas de la mañana. Por cierto –dijo secando sus manos en una toalla–, tengo noticias.
-¿De ellos?
-No, para ti, sobre ti –sonrió.
-¿Es de mi padre? –dije emocionada.
-Ahora que lo recuerdo sí, pero también una es solamente sobre ti.
-Dime la de mi padre primero –dije decidida.
-Pues ayer cuando no estábamos llamo, ni siquiera recordaba eso, pero dejó dicho que te mandaba saludos.
-Eso es extraño, siquiera que se acuerde de mí.
-No digas eso.
-Sabes que es cierto –le reproché–, no hagamos historias de hadas. ¿Que más dijo?
-Estás ruda hoy –sonrió–. Pues dice que no vendrá por un tiempo, si no hasta dentro de dos meses para ubicar a Abril en Villa, quiere que tenga colegio, que se sienta cómoda antes de tener que venirse por fines de semana.
-¿Alguna vez hizo eso conmigo? Ni se preocupaba de si tenía tarea, si le necesitaba, si... Basta –bufé–. ¿Cuál es la noticia sobre mí?
-Insisto que hoy esta un poco ruda –comentó por sobre todo–, pero es que ayer Raquel me dijo que no habría problemas si tú ibas a quedarte en la semana en su casa, mientras estaban estudiando. Los fines de semana te irían a buscar pequeña.
-¿Es en serio? –me emocioné.
-Por supuesto. Solo tengo que hablarle y pensarlo mejor...
-Claro Matilda –me guindé de su cuello abrazándole, era la mejor noticia que me pudo haber dado en el día–. ¿Y cuando comienza clases?
-El 20 de Septiembre señorita...
-Uno, dos –comencé a contar–. ¡EN DIEZ DÍAS! –ella asintió.
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Sin complejos.
Hayran Kurgu«Sin complejos es saber vivir solo bajo tus propios paradigmas. Y recuerda que tus paradigmas, son los lentes con los que ves el mundo. Una historia de amor, experiencias y muchos lentes por limpiar.» Segunda publicación. Primera publicación en nue...