Cap. 68 Nueva Zelanda

6.1K 608 222
                                    

-Nayeon, por enésima vez, no te diré dónde estoy- Contesté irritada- Te llamo para que sepas que estoy viva, y estoy bien.

-¡Pero Jennie! ¡No me puedes hacer esto! ¡El bebé y yo te necesitamos!- Dijo un tanto desesperada.

-Cariño, volveré en una semana, justo antes de que empiecen las clases- Suspiré-Todo estará bien.

-Son dooos semanas Jennie, ¡haz cuentas!- Dijo molesta.

No contesté.

-¿Hiciste lo que te pedí?- Pregunté.

-Sí, sí, me dijo que te extraña y que espera que vuelvas pronto- Respondió sin emoción.

Suspiré con tristeza.

-Y le dijiste que tuve que viajar por...

-Fuerza mayor, sí, se lo dije- Dijo molesta.

-Lo siento- Me disculpé- Volveré pronto, cuídate.

Se despidió a regañadientes y colgué. Salí de Korea esa misma noche, en la que...prácticamente terminé todo con Lisa. No podía soportar un segundo más de tanta mierda. Dejé mi celular en casa, me compraría uno desechable al llegar a mi destino. Tomé una maleta con todo lo imprescindible y me fui sin mirar atrás. Me quedaban aproximádamente dos semanas que podría pasar sin nada de drama. Claro que Nayeon me daba el necesario.

-Good Morning Lady (Buenos días señora)- Musitó el empleado del hotel.

-Good Morning (Buenos días)- Respondí con una sonrisa-Please, call me Miss. (Y le pido por favor que me diga señorita)

¿Me veo tan vieja como para que me digan señora? Joder, no debería ser necesario que le pida que me diga señorita, no tengo anillo de matrimonio, y probablemente nunca lo tenga, deberían decirme señorita hasta que lo haga. Al menos tenía un montón de conocimiento de Inglés...si no, estaría en graves problemas. Es mi primera tarde, bueno, casi tarde, recien serían las 12. Decidí dormir toda la mañana, estaba realmente agotada, así que ahora saldré para conocer el lugar.

Vine a Auckland, una isla norte de Nueva Zelanda. Juré que vendría antes de morir,  ¿y por qué no hacerlo ahora? Las calles tenían hasta un aroma diferente comparado con Seúl. El viento movía en pequeñas ondas al vestido ligero que traía. Se sentía demasiado bien, cómo...si todas mis preocupaciones y problemas se fueran con esa brisa.

Respiré hondo. Esta era una manera increíble de sanar un corazón roto, destrozado, deshecho, menospreciado, y...bueno, creo que me quedé sin adjetivos. Continué caminando, escuchando el sonido que hacía el agua al chocar con la orilla. Era alucinante.

Me senté en un pequeño banco que estaba de paso. Todo alrededor era como sacado de película, era absolutamente hermoso, las luces, los colores. Era un lugar considerablemente grande, pero era hermoso. No necesitaba de más. Tal vez...tal vez alguien con quien compartirlo. Sería un poco más...lindo.

Sacudí la cabeza de inmediato. Estoy aquí para despejar mi mente. No para imaginar lo hermosa que se vería Lisa, con un vestido delgado, que gracias a la brisa que empezaba a congelarme, se verían sus perfectas curvas. No para pensar en lo romántico y perfecto que sería estar sentadas, aquí mismo, abrazadas, diciéndonos cosas cursis. No...no vine aquí para eso, y es algo que por más que intente con todas mis fuerzas, no puedo dejar de hacerlo.

La sigo queriendo de una forma desmesurada. Seguía locamente enamorada de ella, ¡pero adivinen qué! Ella ya no lo está de mí. No fue capaz de encontrar una pizca del amor que un día me juró, para no dejar que me fuera. No miré atrás, pero creo que no le importó perderme de vista después de todo. Soy un desastre, con o sin ella, pero ella amaba lo que yo era...o al menos eso decía.

Enséñame Lo Que Es El Amor •Adaptación Jenlisa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora