–¡____, corre!–la voz de Thomas se escuchaba lejana.
Ya no tenía fuerzas. Me arrepentía enormemente de haber venido, pues definitivamente aún no me recuperaba de esa grave gripe que había tenido hace días. Mi cuerpo hacía un gran esfuerzo por mantenerme en movimiento, pero en cierto punto, ya no lo hizo. Lo último que sentí antes de desmayarme, fue mi cuerpo impactando bruscamente en el suelo.
°•°
Todo era negro. Hubiese pensado que estaba muerta, de no ser por las lejanas voces de Minho y Newt. Con toda la pesadez del mundo, abrí los ojos.
–Tommy...–solté en un hilo de voz.
–¿cómo te sientes?–mi rostro se tornó serio.
–No debí haber ido a la misión, de seguro les estorbé.–Thomas negó mientras tomaba mi mano.
–Por supuesto que no, tú nunca serás un estorbo, ____.–
–Claro que lo fui, tuviste que traer mi inútil y desmayado cuerpo.–el chico rió suavemente.
–¡oye! Me sentí un superhéroe cargándote.–
–¿como una princesa?–enarqué una ceja.
–Más bien como una bolsa de papas.–ambos reímos.
–Gracias por salvarme, mi valiente héroe.–
–Cuando quieras, linda.–Thomas me guiñó un ojo sonriente.
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