Thomas y yo nos encontrábamos cargando a Newt, tarea que era casi imposible.
–Resiste un poco más ¿si?–solté mientras nos acomodábamos en el suelo, ya que era imposible seguir cargándolo.
–Quédate con él, buscaré a Teresa.–asenti ante las palabras de Thomas, quien se marchó rápidamente.
–¿recuerdas cuando... llegaste al área?–las palabras de Newt salieron lenta, casi dolorosamente de su garganta.
–¿Cómo olvidarlo? Estaba tan asustada.–Newt sonrió.
–Me golpeaste bastante feo en la mejilla.–reí.
–Me voy a arrepentir toda mi vida por eso.–Newt negó.
–Yo no. Desde que me golpeaste aquella vez, no pude dejar de pensar en ti.–sentí como mis ojos comenzaban a picar–. Verte en la caja, tan asustada e indefensa me... me, volvieron loco.–respiró con algo de dificultad–. Y cuando me besaste en la finca, Dios... me sentí el larcho más afortunado del mundo.–
–Yo te besé porque... tú no tenías las agallas para dar el primer paso.–solté intentando controlar las lágrimas.
–Tienes razón, me aterraba con solo pensar que me rechazarías.–levantó la mirada–. Pero no lo hiciste... terminaste queriendo a este crank flacucho.–posé mi mano en su mejilla.
–Y aún sigo queriéndote...–mis lágrimas comenzaron a salir poco a poco, cayendo sobre la mejilla del chico.
–____... yo te...–las palabras de Newt se evaporaron mientras su respiración comenzaba a agotarse.
–¿Newt?¿¡Newt!?–El chico comenzó a moverse de forma violenta.
Casi de inmediato, Newt adquirió una fuerza descomunal, tumbándose sobre mi. Sumamente asustada, intentaba alejarme, pero mis lágrimas y poca fuerza no me permitían soportarlo demasiado.
–Newt... reacciona, por favor...–las lágrimas caían sin control por mis mejillas.
Como por arte de magia, el rubio se detuvo y me miró fijamente.
–Lo... siento...–soltó con dificultad mientras se movía y me dejaba levantarme.
–Esta bien, todo... estará bien.–Newt negó.
–Ambos sabemos que no.–llevó su mano a su cintura y sacó su arma–. Tengo que ponerle fin a esto antes de que te haga daño.– la puso sobre su frente.
–¡no!–se la quité rápidamente–.¿¡estás demente!?–
–¡Sí, ____! Estoy demente. Y prefiero acabar con esto ahora, que aún conservo un poco de cordura.–negué a punto de llorar nuevamente–. Escúchame, linda. Necesito que me dispares, AHORA.–
–No...No lo haré.–newt comenzaba a alterarse de nuevo.
–¡hazlo... de una MALDITA VEZ!–
El rubio volvió a lanzarse sobre mi, pero esta vez, rodeó mi cuello con ambas manos. Al ver esos ojos rojos y llenos de ira, me di cuenta de que el chico frente a mi ya no era el mismo del que me enamoré hace ya un tiempo. El chico que pedía permiso hasta para tomar mi mano.
No, este no era mi Newt.
Con algo de dificultad, estiré la mano y tomé la pistola que estaba a unos centímetros.
–Lo siento, Newt.–susurré mientras ponía el arma en su frente y disparaba.
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