*después de haber visto desnudo a Newt, ambos se hicieron buenos amigos y aunque solían bromear con aquel incidente, morías de vergüenza, pues realmente te gustaba*
–Así que lo viste... enterito.–Minho te miró divertido.
–Ajá... sí.–seguí trabajando en unos planos.
–¿es cierto que lo bueno viene en envase pequeño?–
–Claaaro.–
–Entonces ¿te gusta?–bufé cansada mientras volteaba a verlo.
–¿¡Y cuál es el problema si me gusta Newt!?–solté molesta.
En ese momento, el rubio entró al salón, haciendo que mis mejillas ardieran con fuerza.
–¿de qué hablaban?–
–De nada.–respondí rápidamente mientas volvía mi mirada al plano en la mesa.
–Yo creo que sí hablábamos de algo...–
–¡cállate, Minho!–miré de reojo al asiático, quien reía con maldad.
–¿hablaban o no?–Minho sonreía con maldad.
–Se lo dices tú, o se lo digo yo.–suspiré.
–Newt...–el rubio me miró–. Me gustas ¿si?–desvié la mira a Minho–. ¿estas satisfecho, maldito chino?–
–Muy satisfecho... me voy.–
Newt y yo quedamos a solas.
–Así que te gusto...–Newt sonrió.
–Lamento que te hayas enterado así... por culpa de Minho.–
–En realidad te escuché gritarlo hace rato.–
–Oh, bueno... eso también fue su culpa.–
–Bueno, de todas formas no me sorprende, es más, me alegra confirmarlo. Tenía ganas de hacer esto...–
–¿hacer qué?–
Tomándome por sorpresa, Newt me tomó de la cintura y me pegó a él, posando sus labios sobre los míos.
–Hacer esto...–soltó al separarse de mi, haciéndome sonreír.
–¿yo también te gustaba?–
–Desde que vi tu hermoso rostro totalmente rojo al disculparte por nuestro "accidente".–
–Que casualidad, tú tambien me gustas desde entonces.–ambos reímos.
–Entonces, ¿te gustaría ser novia de este flacucho?–
–Me encantaría...–
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