*desde que llegaste al área, empezaste a sentir algo por Newt y cuando decidiste confesárselo, él no dijo nada. Los hechos y el miedo que tenías a ser rechazada de nuevo te impidieron volver a tocar el tema. Pero cuando te enteraste de que el rubio tenía la llamarada y que no tenía muchas probabilidades de curarse, sabías que ya no podías quedarte con la duda, debías preguntarle qué era lo que sentía por ti.*
–¿estará bien?–pregunté a Thomas mientras mirábamos a Newt sentado a unos metros.
–Le administramos el antídoto, pero no sabemos si lo hicimos a tiempo. Tenemos que esperar y ver qué sucede.–
Me acerqué al rubio, quien miraba hacia algún punto en el horizonte.
–¿cómo te sientes, Newt?–le dediqué una pequeña sonrisa.
–Mejor, creo... creo que el antídoto empezó a hacer efecto.–
–Me alegra oír eso, de verdad no sé qué sería de nosotros sin ti.–
–No creo ser tan importante...–
–Pues sí, lo eres.–Newt me miró–. Escucha, sé que yo no significo mucho para ti, Newt. Pero quiero que sepas que para mi... tú lo eres todo.–
–¿y quién dijo que tú no eres nada para mi?–
–En el área, tú... no dijiste nada.–lo miré confundida.
–Eso fue porque me sorprendí, no llegué a contestarte cuando los penitentes atacaron.–
–Entonces, suponiendo que no te hubieses sorprendido y que los penitentes no nos atacaron...¿qué me habrías dicho?–
Newt me miró con una sonrisa mientras tomaba mis manos.
–Que tú también me gustas, ____.–
Sonreí como idiota cuando el chico comenzó a acercarse a mi.
–¿puedo besarte?–
–Eso no se pregunta...–solté antes de posar mi mano en su mejilla y terminar de eliminar la distancia entre ambos.
–¡que asco! Sí sabes que hace 20 minutos tenía la boca llena de plopus negra ¿verdad?–exclamó Minho haciéndonos separar.
–Piérdete, chino.–el chico me mostró el dedo del medio antes de marcharse.
–Me lavé la boca, por si te lo estás preguntando.–miré a Newt para casi enseguida reír con ganas.
–Debo decir que me asusté por unos segundos, de todas formas, no me hubiese importado.–
–No sé si tomar eso como algo adorable o asqueroso.–ambos reimos.
–Te quiero, Newt.–
–Yo también te quiero.–entrelacé nuestros dedos mientras recostaba la cabeza en su hombro.
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