*cuando ambos no podían dormir, disfrutaban sentarse al aire libre e imaginar cómosería su vida fuera del laberinto*
–¿cómo crees que nos hubiésemos conocido ahí fuera?–solté con la cabeza recostada en su hombro.
–Mmm no sé porqué, pero imagino que tú te tropiezas en la acera y yo te atrapo antes de que te caigas al suelo.–reí.
–¿la chica torpe? No lo creo. Yo imagino que estoy en una cafetería, leyendo un libro. Cuando de pronto tú llegas sonriente y... me cuentas el final del libro.–el rubio rió tiernamente.
–¡nunca haría eso!–ambos reímos.
–Como sea, nada de eso sucederá. Nos conocimos aquí, encerrados. No tenemos aceras donde tropezarme, libros que arruinarme o cafeterías donde charlar. Sólo tenemos... el área.–
Esa pequeña tristeza que a diario me invadía comenzó a hacerse presente, cuando sentí la mano de Newt tomar mi mejilla y obligarme a observarlo.
–Tal vez no tengamos todo eso pero créeme... el área es el mejor lugar del mundo sólo porque tú estás aquí... conmigo.–sonreí–. Además, tú sí te tropezaste el primer día, sin necesitar una acera.–hice una mueca enojada.
–Si, claro. Tú búrlate, pero te encantó salir corriendo a mi rescate.–
–¿por qué negarlo? Después de todo, eras la chica torpe que se había ganado mi corazón.–acaricié su mejilla antes de besar sus labios con ternura.
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