Aris

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Desde que conocí al chico de pecas en el laberinto, no pude sacarlo de mi cabeza.
Siempre tan tímido, se sentía tan ajeno a nosotras.
Sí, había muchas chicas que no lo querían allí, pero no todas. Yo lo adoraba, amaba su forma de ser con todas, tan amable y caballeroso. Pero muchas se aprovechaban de eso, por lo que tenía que intervenir.

Aris, eres un chico, no un sirviente. No te dejes pisotear.

Le repetía cada vez que lo veía cumpliendo con pedidos de las demás.
A pesar de mi profundo cariño por él, yo no era su "chica especial", esa fue Rachel.
Cuando ese grupo de "buenas personas" nos rescató del laberinto, pensé que todo terminaría, que estaríamos a salvo. Pero no fue así. Separaron a Aris de nosotras, y cuando el Brazo Derecho nos rescató, no creí que volvería a verlo.
Hasta hoy.

–¿Aris?–solté con dificultad al ver al chico entre el pequeño grupo de extraños.

–¿____?–

Empujando a una chica de cabello castaño, me acerqué a Aris, rodeándolo en un fuerte abrazo.

–Pensé que no volvería a verte...–solté en su oído.

–Yo no, sabía que volveríamos a vernos.–sonreí.

Tras arreglar el pequeño problema de la chica llamada Brenda, Aris se acercó a las chicas y a mi para charlar y ponernos al día.

–Entonces el Brazo Derecho las salvó.–asentí–. Que suerte tuvieron.–

–Quise volver por ti, pero no me lo permitieron. Dijeron que ya no teníamos tiempo.–solté con algo de culpa.

–Esta bien, no te sientas mal por eso. Lo importante es que ahora estamos juntos.–su rostro estaba algo sonrojado.

–Tienes razón...–

Quedamos en silencio, pero no uno incómodo, todo lo contrario, era disfrutable.
Una gran explosión, seguida de 3 más, nos pusieron en alerta.
Bergs repletos de hombres de CRUEL descendieron del cielo y comenzaron a dispararle a todo lo que se moviera.

–¡busquen las armas!–gritó Harriet mientras se ponía de pie y corría a ayudar a un grupo alejado.

–Busca a Thomas, Aris.–le tendí un revólver que traía en la cintura–. Nos reuniremos en la tienda central ¿ok?–

–No quiero dejarte...–

–Estaré bien, Aris.–presioné levemente su hombro, dedicándole una leve sonrisa.

Pero no, nada estaría bien.
CRUEL se llevó a una gran cantidad de nuestros amigos, incluidos Aris y Sonya.
A pesar de que queríamos rescatarlos de inmediato, nos tomó casi tres meses planear el rescate, pues todo tenía que ser perfecto.

°•°

En cuanto los chicos comenzaron a abrir aquel vagón de tren, mi corazón comenzó a latir con fuerzas. Chicos y chicas salían uno detrás del otro, pero no había rastro de nuestros amigos.
Desvié la mirada hacia Harriet, quien estaba igual de mal que yo. Estaba por irme del lugar, cuando la mirada de la morena pasó de mi y se enfocó en el vagón. Volteé de inmediato, encontrándome a Aris junto a Sonya, una inmensa felicidad me inundó.
Corrí hasta ambos y los rodeé en un abrazo cargado de sentimientos.

–Están en casa... ya están en casa.–

°•°

Después de que Thomas los interrogara brevemente, Harriet y yo les dimos algo de comer y ropa, pues un baño no les vendría nada mal.
En la noche, mientras cenábamos, Aris no me despegaba la mirada, cosa que me ponía un poco incómoda.

–¿sucede algo?–Le pregunté apenas Harriet y Sonya se retiraron a dormir.

–No, nada. Es sólo que... no pensé que volvería a verte.–sonreí.

–Yo no, sabía que volveríamos a vernos.–le repetí aquellas palabras que él mismo me había dicho meses antes–. Te lo dije en el laberinto apenas nos conocimos ¿lo olvidas?–Aris me miró confundido–. "Nunca te dejaré solo, sin importar que". Tal vez yo no sea Rachel... pero créeme, nunca voy a dejarte, Aris.–

Aquellas palabras que tanto había querido decirle, por fin salieron de mis labios, dándome un pequeño alivio.

–Yo tampoco pienso dejarte...–

Aris se fue acercando a mi, mirando mis labios de vez en cuando. Pero en cuanto nuestras respiraciones comenzaban a mezclarse, se alejó.

–Lo siento, no debí-

Antes de que terminara, llevé mis manos a sus mejillas y uni nuestros labios en un beso.

–No tienes idea de cuánto llevo esperando este beso.–susurré apenas nos separamos.

–¿ha-hablas en serio? ¡yo también!–

–¿y por qué no me besaste antes, astilla?–

–Porque pensé que tú no querías.–soltó avergonzado.

Con una sonrisa, volví a besar su boca, para luego repartir besos por todo su rostro.

–Listo, con estos compensaré todo este tiempo de "no besos".–

Aris sonrió tiernamente, sus dientes apenas se asomaban entre sus labios, dejando a la vista ese pequeño espacio entre ellos.

Diablos, como amaba a este chico.

Diablos, como amaba a este chico

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~° Shots, imaginas y demás garlopas (The Maze Runner) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora