3.

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El sonido de la campanita del restaurante al entrar provoca que la castaña se gane miradas curiosas, gente más preocupada por la vida de los demás que por la de ellos mismos. Millie se apresura a una de las mesas libres más cercanas y lanza su mochila al suelo para después tomar asiento.

Conecta sus audífonos y da un brinco de alegría cuando el Wifi de aquel lugar se conecta a su teléfono. Apresuradamente busca en youtube el nuevo sencillo de Harry Styles y lo reproduce, el Internet no es tan rápido... Pero se conforma.

Deja que sus oídos se deleiten con la ronca voz del cantante, acompañado de una sonora increíble, provocando que sus piernas tiemblen y los vellos en sus brazos se ericen. Joder, llevaba 10 segundos de canción y ya le haría un maldito altar.

—Eres grande Harry Styles—la chica suelta junto con un suspiro—. Eres talentoso, brillante, tan guapo, tan... Perfecto—dice con una sonrisa embobada.

—Bueno... Gracias, supongo—la bajita da un salto gracias a la voz que interrumpió su ritual de alabanza a Harry Diva Styles. Cuando eleva su mirada, un chico de rizos y pecas la observa desde lo alto, con una de sus cejas elevada y una pequeña sonrisa de lado en su rostro. Finn Wolfhard.

—Yo... ¿Tú que haces aquí?—la chica balbucea, sin dar créditos a la imagen de su compañero de clases.

—Trabajar—el chico dice con obviedad, mostrándole a la castaña  su pequeña libreta llena de pedidos—. ¿Qué deseas ordenar?—el chico golpea el bolígrafo sobre la libreta con impaciencia.

—Uh...—Aquel pequeño detalle que Millie no había considerado, ella era relativamente pobre, dependía por completo de sus progenitores. Sin el dinero de sus padres ella era nada, un pequeño pedazo sin vida flotando en el universo. Un cero a la izquierda. La chica ríe completamente nerviosa aún con la penetrante mirada castaña del chico sobre ella—¿Una servilleta cuánto cuesta?—sonríe con falsedad, de inmediato Finn le lanza una mirada molesta—Era una broma, Dios, ya no se puede bromear ahora—le codea, aún con una sonrisa, en realidad, lo de la servilleta iba totalmente en serio, claro que nunca lo admitiría—Quiero un... Vaso de agua

—No puedo cobrarte por un vaso de agua, no es justo—El pecoso se cruza de brazos, el bueno de Finn Wolfhard, siempre buscando lo justo y la excelencia, si Millie pudiera definir a Finn en dos palabras sin duda usaría "Chico bueno" o tal vez también "Buen Samaritano" .

Finn era tan correcto... No mataría ni a una mosca, y como no, solía ser el mejor amigo de Iris Apatow, su amistad llegó hasta la popularidad de la rubia, que después de tener entre sus dedos al chico más guapo de la escuela, dejó de mostrar interés en sus antiguos amigos. ¿Ya ven por qué Millie la detesta? 

—¿Y bien?—Finn lucía impaciente, pero mantenía su formalidad.

—¿Dos vasos de agua?—Millie le brinda una sonrisita, Finn aprieta sus delgados labios, conteniendo las quejas dentro de su boca, y soltando un suspiro cansado abandona la mesa de Millie Brown, no estaba dispuesto a insistirle a la castaña, había escuchado lo obstinada que podía llegar a ser.

La chica se le queda mirando, había escuchado el rumor de que Finn estaba enamorado de Iris y lastimosamente este terminó en la tan conocida "Friendzone"... A pesar de todo, Finn era una excelente persona, hace un par de años, habían sido compañeros de español, Finn le había leído un hermoso poema escrito por el— seguramente inspirado en Iris—y cuando la castaña no podía entender algo, Finn se lo explicaba de manera serena. Millie sacude su cabeza, deshaciendose de los recuerdos que su mente le brindaba acerca del chico de la cafetería  y continua con su sesión de Harry Styles.

Cuando esta escuchando la canción por segunda vez, tarareando partes de la letra, intentando memorizarla, al frente de ella hace aparición un vaso repleto de agua, junto con el chico de rulos que la mira indeciso, como si estuviera en un debate mental sobre que decirle ahora, mientras que con una de sus manos sostiene el otro vaso que Millie ordenó.

—Aquí tienes... Que disfrutes tu... Vaso con agua—Finn eleva una de sus cejas y Millie no puede evitar reír, es allí cuando los dos intercambian su primera sonrisa sincera.

Sin algún "Finn, no entiendo este tema" o un "Millie, ¿Podrías prestarme tu lápiz? Tiene que admitir que se siente bien, aquella sonrisa altruista. Sin embargo, ella solo esta ahí para robar Wifi, y ahora que ya descargó la canción en su teléfono, puede irse con tranquilidad. Finn deja el vaso en su mesa y un pequeño papel en el cual se encuentra el total de su "comida".

Cuando el chico se retira para atender otra mesa, la castaña bebe con prisa los dos vasos de agua y se apresura a pagar, descubre que la cuenta esta en ceros, al parecer Finn dió por ignorada la situación y le perdonó la mínima cifra de dos vasos de agua.

Millie sonríe con alivio y se levanta de la mesa velozmente, recoge cada una de sus cosas y abandona el lugar en cuestión de segundos. Cuando llega a casa, sus padres parecen dudosos y le preguntan el porque de su demora, tiene unos cuantos segundos para inventar una excusa creíble.

Al final les dice que Sadie la invitó a comer unas galletas en la cafetería, sus padres se lo creen, pero para su suerte, su madre le dice que de seguro ya no tiene hambre y que le dará los brownies que le había guardado a su hermana, trágico, demasiado.

El precio de las mentiras.

Al menos pudo escuchar la canción de Harry.

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Gracias por leer 💖.

Free Wifi |Fillie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora