5.

2.6K 285 149
                                    

Era cierto que no era fanática del fútbol, de hecho, le parecía patético, cada vez que su padre la obligaba a ver los partidos no encontraba la manera de darle un sentido al juego en general.

Sin embargo, le había prometido a Edward que iría y Millie Bobby Brown era una persona de palabra.

—Juro que cuando salgamos de esto, te haré comprarme toda la línea de maquillaje de Kylie Jenner—Sadie refunfuña a la vez que un chico le da un codazo en el estómago al ver como el equipo rival se prepara para un gol de campo.

Y si, como era raro, había arrastrado a su mejor amiga a una de sus tantas locuras, fue duro convencerla, sin embargo, apenas Millie mencionó algo sobre comprarle maquillaje, ya tenía a una Sadie poniéndose los zapatos apresuradamente para salir de su casa hacia aquel estúpido partido.

—Vamos Sadie, no es tan malo—Millie trata de sonreír reconfortante pero al momento de que estas palabras salen de su boca un chico grita entusiasmado y parte de su bebida cae en la blusa de la castaña. Millie grita al igual que el, pero por razones diferentes.

El rizado no tarda en darse cuenta de lo que provocó.

—Joder, lo siento mucho—el chico de chinos junta sus manos en súplica ante la mirada furibunda de la castaña.

—¿Qué mierda te pasa?—el de ojos azules se encoge en su lugar ante el tono agresivo de la chica.

—De verdad lo siento, me emocioné—el de chinos intenta sonreír con amabilidad pero solo consigue dos rostros mirándolo con desaprobación esto hizo que la culpa aumentara aún más—Pero yo...—el chico pone una de sus manos en su tabique, sabía que se arrepentiría por lo que a continuación iba a decir—Puedo arreglarlo—se cruza de brazos, esperando por una respuesta de las dos chicas.

De hecho, a Millie no le interesaba mucho el hecho de estar con la camiseta llena de soda, obviamente que se mentalizó el regaño de su madre pero... La oferta que le hizo el chico de rizos la tomó más como una oportunidad de escape. Y sabía perfectamente que la misma idea cursaba la mente de su amiga gracias a sus miradas de complicidad.

Así si Edward le preguntaba sobre su presencia en el partido, utilizaría esta excusa. Era brillante, su mente no la llenaría de culpabilidad al no ser esa la primera vez que le mentía al dulce chico.

—Bien ¿Cuál es el plan?

—Tengo un amigo el cual trabaja a una calle de aquí, el siempre tiene ropa de sobra en su auto, le pediré una de sus camisas, no será difícil convencerlo—el chico rasca su nuca, mirando de reojo a la chica pelirroja, se le hacía conocida...

—Dios, espero que sea alguien discreto, no quiero sufrir bullyng de por vida gracias a esto—por fin, la chica decide sonreír, lo cual logra tranquilizar un poco al chico.

—¿Disculpa? El que tendrá todo el bullyng soy yo... Por cierto, me llamo Gaten—el chico extiende su mano hacia la castaña la cual la estrecha con gusto.

—Yo soy Millie y ella es Sadie—Millie suelta su mano y observa como Gaten y Sadie repiten la acción de presentación, los dos con un leve sonrojo en sus mejillas.

Sin más, emprenden camino hacia donde quiera que Gaten los esté guiando, en la mente del chico pasaban tristes pensamientos del final del partido, y es que su escuela estaba a punto de entrar a defensiva lo cual era increíble.

Sadie estaba completamente avergonzada, no esperaba encontrarse a aquel chico de nuevo, bueno si, puede que esten en la misma escuela, pero jamás pasó por su cabeza la idea de interactuar con el o el tan solo siquiera estar caminando junto a el.

Y Millie, ella tan solo daba saltos de felicidad al estar por fin lejos de aquella gigantesta multitud de adolescentes hormonales.

Aunque su felicidad fue decayendo en el momento que se acercaron a aquella cafetería con Wifi Gratis. Que ironía del destino.

Gaten literalmente la arrastró adentro cuando se dió cuenta que la castaña se quedó estancada en la pura entrada.

—¡¿Dónde esta el mejor guitarrista frustrado?!—Gaten hace un gran escandalo apenas entra a la cafetería, la cual ya estaba vacía y apunto de cerrar.

Finn Wolfhard sale del cuarto de limpieza, con el ceño fruncido y soltando maldiciones al aire. Su vista se encuentra con la de Matarazzo el cual parece divertirse con su sufrimiento.

—Hoy no es un buen día Gaten, tuve que cubrir dos puestos ya que el idiota de Jaeden decidió escaparse con Wyatt en mitad del turno... La cafetería casi estalla por la gente y... ¿Por qué carajos pareciera que a Millie le ha vomitado encima un borracho?—el chico detiene su relato al notar a las acompañantes de su amigo.

—Accidentalmente le lancé mi refresco encima—el de chinos habla como si fuera lo más normal del mundo.

—El torpe de Gaten Matarazzo, no me sorprende—Finn parece olvidarse de sus problemas ya que sonríe con burla. El de chinos no le encuentra gracia a sus palabras por lo cual decide solo cruzarse de brazos.

Finn suelta una carcajada al ver la expresión facial de molestia del chico y después solo posa su mirada en la pequeña castaña que se encoge ante esto, es raro, jamás se había puesto nerviosa ante la mirada fija de una persona, pero supone que es tan solo vergüenza al no estar presentable, pero al fin y al cabo ¿Qué le importaba lo que pensara Wolfhard sobre ella? Tan solo es un chico común, ¿No? Su confianza vuelve de inmediato.

—Sigueme Brown—el chico le hace una pequeña señal para que ella realice la acción mencionada. Millie parece dudar por un segundo pero finalmente lo hace.

Salen por la puerta trasera del local y finamente se dirigen hacia el viejo auto de Finn, el chico se toma el arduo trabajo de intentar abrir la puerta de aquella chatarra y cuando lo logra se escurre entre los asientos, dándole una perfecta vista de su trasero a la castaña, la cual suelta una carcajada no tan silenciosa.

—¿Qué es tan gracioso?—Finn sale de su auto con una sudadera azul celeste entre sus manos.

—Tu lindo y pequeño trasero, Wolfhard—la chica decide burlarse, ignorando como sus pies parecen temblar. Los ojos del ruloso se abren de par en par, mientras que sus mejillas toman un color rosa.

—Solo ponte esto—Finn le lanza su sudadera, desviando su mirada hacia otra parte. Millie se encoge de hombros y toma los bordes de su camisa subiéndola, Finn suelta un grito de terror mientras que se tapa los ojos, si antes sus mejillas estaban rojas, ahora parecía un tómate—¡¿Qué estas haciendo?!—exclama exaltado.

—Me deshago de esta porquería de blusa—la chica dice con obviedad, mientras que mordía su labio inferior para no reír.

—No puedo creer que lo estes haciendo en mitad de la calle—Finn niega, aún con sus ojos tapados, la castaña ríe ante esto.

—Ya puedes dejar de tapartelos—el chico se destapa lentamente y al ver a la chica vestida por completo suspira con alivio.

—Maldición, Millie Bobby Brown, estas loca de remate—y tal vez eso fue lo que lo atrajo hacia ella por primera vez.

Free Wifi |Fillie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora