Millie tomó un suspiro gigante antes de acercarse a los dos jóvenes que conversaban animadamente.
—Finn—se maldijo a si misma al darse cuenta del suave susurro inofensivo que había soltado, por supuesto, el pecoso no se inmutó de su presencia. Decidió tocar su hombro con una mueca indescriptible, el de rulos se giró algo confundido, sin embargo, al notar a su novia, parada justo delante de el, con aquella expresión que denotaba tristeza, lo hizo sentirse culpable, como la mierda.
—Oh, joder, Millie— hizo una mueca, levantándose de su asiento casi de inmediato— Olvidé que seguías aquí, tengo que llevarte a casa o de lo contrario tu padre va a matarme— la castaña ni siquiera se había dado cuenta del momento en el cual habían abusado del permiso que le había dado su padre, pero decidió no darle mucha importancia, tenía otras cosas en mente en aquel momento. Como que las palabras de Finn de alguna manera la habían lastimado.
—Yo... Está bien— accedió después de unos segundos, no pensaba dar un escándalo al frente de Iris, o de media escuela.
Espero de manera paciente a que el pecoso se despidiera de la rubia, se estaba demorando, cuando por fin se separaron, la pareja buscó a Lilia Buckingham, la cual les agradeció de manera escandalosa su presencia en la fiesta, si, estaba muy borracha. Millie ni siquiera sintió la fuerte corriente de aire helado que viajaba por la ciudad de California, en su estómago ya habían suficientes sensaciones como para que la chica lo notara. Finn bajó las escaleras del pórtico dando saltos y se aproximó a la puerta del copiloto de su auto, la cual abrió con bastante prisa, dió media vuelta, esperando ver a la castaña con una sonrisita y sus mejillas rojas, sin embargo, Millie no estaba allí, se encontraba a unos metros, cruzada de brazos y con la mirada perdida.
—¿Millie?— la llama, en completa confusión, la chica parece estar ignorandolo.
—No subiré a ese auto contigo, Finn—aquellas monótonas palabras lo dejan helado, sin poder moverse, la menor lo mira a los ojos por primera vez, y no puede soportar los sentimientos que transmite, dolor, decepción.
—¿Q-Que? ¿De que hablas? —le tiembla la voz al hablar, cerrando la puerta con sumo cuidado.
—No quiero, Finn. De verdad, que no quiero perdonarte— la chica murmura, intentando contener las lágrimas que amenazaban por brotar por sus ojos marrones. Y el pecoso jura que no entendía nada de lo que estaba pasando.
—¿Perdonarme? ¿Por qué? Yo... En verdad lo siento, por haberte dejado sola en la fiesta... Pero no creo que debamos agrandar la situación— se acerca a la chica, de manera cautelosa, pero Millie es lista, y no tarda en retroceder..
—¡¿Estas hablando enserio, Finn?! ¡No estamos hablando de algo simple, para tí lo puede ser pero a mí si me lastimó! —le grita enfurecida, sintiendo que en algún momento iba a explotar.
—Hey, respira— el chico se encoge en su lugar, intentando calmar a su novia que parecía estar a punto de estallar por la desesperación.
—No lo entiendes, esta situación se ha alargado demasiado y ya no puedo más— la castaña pasa una mano por su rostro en señal de molestia.
—¿Qué situación?— Finn la cuestiona, dando su mejor intento para no caer en la desesperación del momento.
—Finn, abre los ojos de una vez por todas, ¿Acaso no ves en lo que esta relación se ha convertido?— Millie exclama exasperada, al parecer todo lo que se había estado guardando para sí misma en todo un més estaba saliendo a la luz.
—Dios, Millie, en realidad no entiendo lo que está pasando— Finn intenta tomarla de las manos, pero tan solo consigue que la castaña las aleje de manera rápida.
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Free Wifi |Fillie|
Ficção AdolescenteMillie solo asiste a aquella cafetería por el servicio de WIFI gratis.